Buenos Aires — El próximo 3 de octubre se cumplirán dos meses de la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. El dólar soja, la gira en Estados Unidos, los acuerdos con organismos multilaterales, la segmentación tarifaria y otros anuncios energéticos, son algunas de las medidas llevadas adelante por el funcionario.
No obstante, los números de actividad difundidos en los últimos días, sumado a las proyecciones consignadas en el Presupuesto 2023, dan pistas respecto de hacia dónde va la economía argentina, que fueron analizadas por distintas consultoras privadas.
Desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), indican que el efecto arrastre que sostuvo números altos de actividad económica en 2021 y aún en los primeros meses del 2022 dejarán de tener efectos en los últimos dos trimestres restantes de este año, con una reducción del 0,9% del PBI. Para el año próximo, se espera un 2% de crecimiento, frente al 4% proyectado para este 2022.
Según la consultora, “la política fiscal que viene aplicando el gobierno contribuirá sin dudas a este freno en el crecimiento y no funcionará como un elemento contracíclico”. Como resultado, el informe indica que “hasta junio de este año, el gasto venía creciendo a un ritmo superior al 70% anual, 10 puntos por encima de la inflación. En julio la variación ya fue de 57% interanual y en agosto solamente 41% interanual”.
Desde Analytica, indican que “el ajuste fiscal y monetario que viene implementando Sergio Massa tiene como objetivo desacelerar el crecimiento de la actividad económica”. En un reciente informe coyuntural de esta consultora dirigida por Ricardo Delgado, se agrega que “los indicadores de producción industrial y de recaudación confirman que sin crédito ni un marco institucional sólido, el único camino que tiene el gobierno para alejarse de un nuevo evento de shock es enfriar la economía”.
En este contexto, “para que el impacto sea menos doloroso ante la clásica recesión que se derivaría de una fuerte devaluación, el equipo económico decidió ganar tiempo mejorando la rentabilidad del complejo sojero, al menos durante septiembre”.
No obstante, la consultora sostiene que “es evidente que el tiempo de la economía a dos velocidades (el PIB crece en medio de una crisis cambiaria y financiera) está concluyendo”. “Los menores ingresos en las arcas públicas se condicen con la caída que evidencia nuestro indicador adelantado de actividad económica”, concluye el informe.
Según IERAL, pese a que en agosto Argentina “logró frenar la caída libre que tenía su economía”, " la economía sigue siendo muy frágil”. Y lo argumenta con que “los niveles de confianza en el gobierno permanecen en el piso, la actividad económica se ha comenzado a estancar, la dinámica de la inflación es cercana a los tres dígitos anuales, el Banco Central continúa con muy poca reservas internacionales, el problema cambiario sigue sin resolverse y se ha deteriorado claramente el escenario externo”.