San Pedro Sula — A pesar del valor comprobado de las pequeñas y medianas empresas (pymes) dentro de las economías de América Latina y el Caribe, en promedio, solo el 40% accede a fuentes de financiamiento tradicionales, contra el 76% de las grandes empresas, según reportes del Instituto Iberoamericano de Mercados de Valores.
En la región, de acuerdo con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), seis de cada diez trabajadores trabajan en empresas con 5 a 10 empleados, es decir, en microempresas.
“La importancia de las mipymes en Latinoamérica es fundamental. Se apoyan en la economía nacional, son importantes en el tejido empresarial y en empleo”, dijo Jaime Dunn, presidente de iBolsa Sociedad de Titularización.
Para el consultor financiero internacional y exoperador de la bolsa de Nueva York, “es una obligación” la de encontrar formas para que este sector pueda financiarse. Sin embargo, “hay un problema donde las pymes necesitan financiamiento y también otra realidad muy importante de los mercados de valores”, agregó.
El experto, quien formó parte de los expositores de la tercera Semana del Mercado de Valores en Honduras, organizada por la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), junto con la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) y la Bolsa Centroamericana de Valores (BCV), planteó que aún en los países más desarrollados “la cantidad de empresas emisoras es relativamente baja”.
Mercado de valores en Honduras
En Honduras, por ejemplo, mediante el decreto 136-2021, el año pasado entró una serie de reformas a la Ley de Mercado de Valores, con la intención de dar un salto en el desarrollo de esta herramienta, pero la realidad del país, al igual que en muchos países de la región, es que no hay suficientes empresas emisoras.
La actividad bursátil en el país inició en 1990 con la creación de la Bolsa Hondureña de Valores en San Pedro Sula, y la BCV en Tegucigalpa en 1993. No obstante, a raíz de la crisis económica derivada del huracán Mitch de octubre de 1998, la Bolsa Hondureña de Valores dejó de operar en 2004.
Con ello, quedó únicamente la BCV como institución autorizada para operar como bolsa de valores. En la actualidad, “la Bolsa está promoviendo un cambio para propiciar más emisiones, que exista un mercado de valores que contribuya con ello crecimiento económico, que el país cuente con más instrumentos para diversificar el portafolio de inversión y para contar con un mercado secundario profundo y líquido, explicó”, explicó Edgar Gutiérrez, gerente general de la BCV, en la conferencia virtual.
Según el ejecutivo, el entorno actual propicia a ser emisor del mercado de valores. Entre esos puntos, el Banco Central de Honduras (BCH) mantiene la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 3.00%, existe un exceso de liquidez en la economía, la inflación está por encima del rango meta y la economía hondureña muestra un importante dinamismo producto del precio del café y el flujo de remesas familiares.
Iniciativas para facilitar el acceso de las pymes
En Latinoamérica, ante las dos realidades de mercados que necesitan emisores y pymes que necesitan financiamiento, diferentes países han promovido leyes e iniciativas para impulsar su mercado de valores.
Uno de ellos es Perú, que en junio de 2012 creó el Mercado Alternativo de Valores (MAV) dirigido a empresas no corporativas. Para que las pymes pudieran ser parte, el MAV fijó requisitos de revelación de información más flexibles en el caso de ofertas públicas primarias y secundarias de valores emitidos por empresas no corporativas.
Además, redujo costos asociados con la presentación de información, flexibilizando requerimientos para los emisores que inscribían sus valores en ese mercado; y estandarizó formatos, prospectos y contratos para facilitar a las empresas la inscripción y futuras emisiones.
Por su lado, en Ecuador entre 2001 y 2014, unas 48 empresas se inscribieron al Registro Especial para Valores no Inscritos (REVNI), el cual era un mecanismo establecido y autorregulado por las bolsas de valores y dirigido a las pymes, según una reseña de la Bolsa de Valores de Quito.
Los trámites eran simplificados, no exigía calificación de riesgo, ni tampoco había tarifas de inscripción y mantenimiento. Este régimen fue remplazado meses después por el Registro Especial Bursátil (REB).
También Colombia, con su Segundo Mercado (SM), que, si bien no era exclusivo para las pymes, tenía todas las facilidades, con requisitos más simplificados de registro, como la reducción de costos regulatorios, inscripción automática y sin requerimiento de patrimonio mínimo.
Recepción de los inversionistas a los mercados de valores
Desde 2014 a 2017, el SM de Colombia solamente había registrado nueve emisiones, pero ninguna era de pymes.
Al respecto, en su conferencia, Jaime Dunn dijo que cuando se entrevistó a los especialistas del mercado sobre el porqué de los resultados, respondieron que “pese a estas ventajas el Segundo Mercado en Colombia no ha tenido éxito, según algunos expertos, por la falta de confianza de los inversionistas y la persistencia, aún, de simetrías de la información”.
Esto último, agregaron, porque no existen mecanismos para probar la veracidad de la información, y principalmente, porque las empresas pueden omitir alguna información que no desean que llegue al público.
“Es decir, el hecho que estos regímenes especiales y estos mercados especializados en pymes recuden la información, quitan la obligatoriedad de la calificación de riesgo y encima bajan los costos, obviamente facilitan el camino como pyme, pero los inversionistas se preocupan”, dijo Dunn.
Sobre las experiencias en países de la región, el expositor enfatizó que los mercados de valores no son manejados por entidades filantrópicas. “No existe que a través del mercado de valores vamos a ser altruistas y ayudar a las pobres pymes que necesitan ayuda. No se hace gestión humanitaria a través del mercado de valores”. Más bien, el mercado de valores busca su rentabilidad, vinculado a un riesgo específico.
Limitantes por el lado de las pymes
Pese a que los costos, plazos y exigencias regulatorias respecto a la inscripción y generación de información para el mantenimiento de valores de oferta pública se han reducido de forma drástica para las pymes como emisoras, hay algunas razones por las cuáles el crecimiento de los mercados ha sido lento.
De acuerdo con un estudio del Instituto Iberoamericano de Mercados de Valores, entre los motivos por las cuales las pequeñas y medianas empresas no quieren ser parte de los mercados alternativos está la carencia de educación financiera y de asesoramiento profesional en materia legal y contable.
Además, los procesos de emisión conllevan una revelación excesiva de su información financiera y contable. Por lo general, son empresas familiares y persiste el temor a la presencia de terceros ajenos a su capital.
También, los costos de estructurar, realizar una emisión y mantener los valores emitidos es muy alto. A ello se suma la burocracia y el tiempo de espera como emisoras, más los muchos costos y requisitos regulatorios para cumplir una vez se emiten valores.
Por otra parte, el desconocimiento de las facilidades y ventajas que pueden ofrecer los mercados alternativos de valores; y la oferta pública exige niveles de revelación de información que no necesariamente tienen o generan de forma periódica.
Razones atribuibles al mercado de valores
Para Dunn, y como también plantea un estudio del CAF, “no es que a las pymes no les interesa entrar al mercado de valores o un tema de oferta, o de hacer que sea fácil entrar al mercado. El problema lo tiene el mercado de valores y los participantes activos e intermediarios del mercado”.
Primero, hay un descalce de tamaño, con emisiones pequeñas versus demanda de montos altos, que ocupan el mismo tipo de análisis. También hay un historial financiero insuficiente y falta de información legal y contable por parte de las pymes.
Luego, los valores emitidos por las pymes son altamente líquidos y por ello se les castiga con una tasa de rentabilidad mayor para los pocos inversionistas que participan de la oferta primaria de valores.
Además, la remuneración por evaluar, estructurar, recomendar y colocar valores a las pymes es bajo con relación al monto que significa trabajar con ellas.
Por otra parte, el alto riesgo reputacional y las calificadoras de riesgo, generalmente, califican a las pymes con BBB-, con lo que les limita la posibilidad de acceder a un mercado.
“No es que las pymes no quieran entrar, sino que el mercado no les da la recepción que ellos quieren, porque no hay inversionistas interesados, puestos de bolsa o calificadoras de riesgo que quieran trabajar con pymes con montos pequeños”, dijo Dunn.