Bloomberg — El acuerdo de Bioceres Crop Solutions Corp. (BIOX) con Syngenta para que el gigante de capitales chinos venda los tratamientos de semillas de la empresa argentina elevará el perfil de la compañía entre los inversores, mientras esperan que el primer trigo genéticamente modificado llegue a los campos y a las mesas de los consumidores, según el jefe de la biotech de Argentina, Federico Trucco.
Aunque las estrellas de la cartera de Bioceres entre sus “soluciones para cultivos” –trigo y soja tolerantes a la sequía, conocidos como HB4– están ganando la aceptación de los reguladores a medida que el cambio climático reseca las tierras de cultivo desde América hasta Australasia, siguen siendo una porción menor de su negocio. Y la aceptación generalizada entre los consumidores de ingerir productos químicos aplicados al trigo modificado genéticamente es una batalla ardua. Hasta la fecha, no hay trigo transgénico en el mundo.
La empresa conjunta con Syngenta será un trampolín para un línea de productos menos conocida pero más rentable: Los tratamientos biológicos tratamientos biológicos de semillas, como inoculantes y pesticidas, que se fabrican a partir de microbios en lugar de productos químicos.
“Hemos sido muy monotemáticos con el HB4″, dijo CEO de Bioceres, Federico Trucco, en una entrevista con Zoom esta semana.
“Aunque estamos plenamente convencidos de la tecnología de HB4, en el lado del negocio es una promesa, lo que hace que muchos inversores tengan una visión distante de nosotros. Este acuerdo es la primera vez que tenemos una luz verde de un líder de la industria. Es el crecimiento fuera de HB4 y la creación de valor”.
El mercado de los tratamientos biológicos de semillas es pequeño pero está creciendo. Hoy, dijo Trucco, tiene un valor de hasta 800 millones de dólares al año, y Bioceres representa el 10% de esas ventas. Para 2030, añadió, el pastel puede duplicar su tamaño a 1.600 millones de dólares y Bioceres -gracias al acuerdo con Syngenta- tendría una porción mucho mayor, tal vez el 20%.
El acuerdo de 10 años hará que Syngenta dé 50 millones de dólares a Bioceres en efectivo. Esta cantidad es casi igual a los beneficios anuales de Bioceres, una vez ajustados algunos costes del HB4. La empresa argentina recibirá entonces hasta la mitad de los beneficios de las ventas gestionadas por Syngenta.
HB4
Trucco también dijo que espera que Estados Unidos apruebe la siembra del trigo HB4 antes de fin de año. Ello supondría una gran ayuda, ya que Estados Unidos es uno de los principales exportadores de trigo. Hasta ahora, el único proveedor mundial que ha autorizado la cepa para los agricultores es el país de origen de Bioceres, Argentina.
El siguiente en la lista, dijo Trucco, podría ser Brasil, que podría dar luz verde a la siembra antes de que la próxima cosecha se siembre en el segundo trimestre de 2023.
Brasil es una de las naciones que ya ha aprobado el consumo de alimentos hechos con HB4. El Departamento de Agricultura aún no ha aprobado su consumo. Pero incluso mientras Bioceres convence poco a poco a los reguladores de todo el mundo para que lleguen a donde sus predecesores nunca se atrevieron, la magnitud del desafío de llevar un trigo modificado genéticamente al mercado se ha puesto de manifiesto en su país, Argentina, donde, a pesar de la aprobación federal, la empresa ha estado lidiando recientemente con las medidas cautelares de los tribunales y la oposición política a nivel provincial y municipal.
“Estamos bien encaminados hacia el consenso”, dijo Trucco. “Y aunque todavía hay batallas momentáneas que tenemos que abordar, creemos que son cada vez más débiles”.
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