Ciudad de México — La economía mexicana recuperó en julio el ritmo de la actividad que se perdió en los meses previos de mayo y junio.
El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aumentó 0,4% a tasa mensual en julio de 2022 y con cifras desestacionalizadas, reportó el Inegi.
Por componente y con datos ajustados por estacionalidad, la variación mensual, en julio de 2022, fue la siguiente: las actividades primarias incrementaron 0,8% y las secundarias y terciarias 0,4%.
A tasa anual y con series desestacionalizadas, el IGAE avanzó 2,2% en julio en términos reales. Por grandes grupos de actividades las actividades secundarias crecieron 3,5%, las terciarias, 1.7% y las primarias cayeron 2,7%.
Grupo Financiero Monex indicó en una nota que el dato del IGAE resultó alineado a la estimación del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) y marca un buen precedente para el crecimiento del PIB del tercer trimestre, ya que disminuyen las probabilidades de que observemos una contracción como está sucediendo en otras partes del mundo.
Al interior, el dato se reflejó de manera equitativa entre los sectores, pues tanto la industria como los servicios subieron 0,4% mensual, mientras que las actividades primarias lo hicieron en 0,8%, lo que abona a la configuración de un cuadro de resiliencia para la economía mexicana en tiempos complicados.
Monex dijo que con el dato del IGAE de julio el sesgo sobre el balance de riesgos de su pronóstico de crecimiento del PIB de 1,7% para este año sigue inclinado al alza y, ante la materialización de cifras como la de hoy, es probable que realicen algún ajuste en las próximas semanas.
Por su parte, Grupo Financiero Bx+ dijo en una nota que la dilución del efecto reapertura, junto con las presiones inflacionarias y el fuerte apretamiento monetario por parte de los bancos centrales anticipan un menor dinamismo en la actividad a partir del cuarto trimestre de este año.
Estimó que el PIB crecerá 1,8% este año y 1,7% en 2023. Los riesgos para estas proyecciones están inclinados a la baja, especialmente la de 2023, dada la posibilidad de que la inflación tarde más a lo previsto en ceder y ello detone un apretamiento monetario todavía más agresivo.
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