Bloomberg — Según los precios del mercado de opciones, parece cada vez más probable que la libra esterlina caiga hasta la paridad con el dólar este año.
La volatilidad implícita de la libra esterlina frente al dólar sugiere que hay un 60% de probabilidades de que el índice al contado llegue a 1,00 antes de que termine este año. El lunes, el par de divisas se desplomó hasta un mínimo histórico de 1,0350 en las operaciones asiáticas, después de que Kwasi Kwarteng, el nuevo Ministro de Hacienda, señalara que podrían producirse más recortes fiscales.
La divisa se recuperó ante la posibilidad de una intervención del Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) para luego volver a caer tras una declaración que los mercados consideraron poco satisfactoria.
También los mercados esperan turbulencias extremas, y la volatilidad implícita a tres meses de la libra esterlina-dólar aumentó 4,31 puntos porcentuales, hasta el 20,05%, el lunes. Esta cifra se aproxima rápidamente al máximo del 20,62% alcanzado durante el colapso de la pandemia de 2020.
Las medidas se producen después de que el Gobierno británico anunciara el viernes el paquete de recortes fiscales más radical desde 1972, lo que suscitó la preocupación de inversores y economistas de que el estímulo fiscal lleve la deuda del país a niveles inasequibles y avive aún más la inflación.
El exsecretario del Tesoro, Lawrence Summers, ha sido uno de los más críticos con la política económica de la recién instalada primera ministra británica, Liz Truss, y ha declarado en el programa “Wall Street Week” de Bloomberg Television que los cambios están creando las circunstancias para que la libra se hunda más allá de la paridad con el dólar estadounidense.
La libra esterlina ya estaba bajo presión después de que el Banco de Inglaterra decidiera la semana pasada subir las tasas sólo 50 puntos básicos, frente a los 75 de la Reserva Federal. La preocupación por la inflación en el Reino Unido, que supera el 10%, la baja confianza de los consumidores y los datos de las encuestas que sugieren que tanto el sector manufacturero como el de servicios se encuentran en territorio de contracción, han contribuido al sentimiento negativo hacia la libra.
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