Bloomberg — Tras un duro día de trabajo, Richard Hao, que trabaja como programador, apaga su computadora y se relaja mirando a un pintoresco lago. Al igual que muchos otros nómadas digitales en China, ha dejado las grandes ciudades y se ha mudado a Dali, un centro turístico de la provincia de Yunnan.
“Tengo un trabajo normal con horas relativamente fijas”, dijo Hao, que trabaja para una compañía tecnológica con base en la ciudad de Shenzhen, a unos 1.800 kilómetros. “Solo no tengo que ir a una oficina y tengo algo de flexibilidad”.
China está empezando a seguir la tendencia global de trabajadores con conocimiento tecnológico que eligen ubicaciones más baratas y bonitas para trabajar, algo que comenzó a acelerarse desde la pandemia.
El caso de los nómadas digitales en China, no obstante, es distinto. Ofrece un punto medio entre dos actitudes bastante extremas con relación al trabajo: la cultura de “996″ (es decir, trabajar de 9 am a 9 pm durante 6 días a la semana) y la de hacer tan poco como se pueda, conocida como “tang ping”, o “hacer la plancha”.
Daniel Ng, que dirige un espacio de coworking en Dali, creen que un término medio puede ayudar a reducir la tasa de desempleo juvenil, que ronda el 20% a medida que la economía se ralentiza. La afluencia de personas creativas y emprendedoras, entre las que se encuentran los livestreamers, los vloggers, los profesores en línea y los trabajadores de apoyo tecnológico, también puede ayudar a las autoridades locales a revitalizar las ciudades despojadas de turistas por la pandemia.
Pero el futuro no parece nada seguro. A medida que las grandes empresas tecnológicas, como Alibaba Group Holding Ltd. y Tencent Holdings Ltd., despiden a miles de empleados, las empresas pueden ser más selectivas a la hora de decidir con quién quieren quedarse y qué beneficios ofrecerán. Y luego están las políticas gubernamentales, como el sistema de registro de hogares, que han limitado la movilidad de algunos trabajadores inmigrantes.
El nomadismo digital ocupará una “parte más importante del futuro del trabajo”, afirma Rachael Woldoff, profesora de sociología de la Universidad de Virginia Occidental y coautora de “Nómadas digitales: En busca de la libertad, la comunidad y el trabajo con significado en la nueva economía”.
“Lo que no tenemos tan claro es si la cultura laboral china está preparada para adaptarse a esto y hasta qué punto los trabajadores chinos querrían participar en ello”, dijo.
Dali, una ciudad de poco más de medio millón de habitantes, es conocida desde hace tiempo como el paraíso de los mochileros, con un casco antiguo turístico donde los viajeros pueden encontrar alojamiento barato, bares de estilo occidental y cocina del sudeste asiático. La zona es famosa por su belleza natural, con el lago Erhai al este y las montañas Cangshan al oeste.
A unos 10 minutos a pie del casco antiguo se encuentra Dali Hub, un edificio de estuco blanco de tres plantas situado en una calle tranquila que se traduce literalmente como “inmortales recluidos”. Como muchos lugares de coworking, tiene una cafetería, escritorios y espacio para eventos. El edificio, que tiene una azotea con vistas a la montaña, ofrece alojamiento para nómadas y sirve de refugio para personas con ideas afines que quieren trabajar a su aire.
“La gente está realmente harta de la cultura empresarial en China, como 996″, dijo el cofundador Ng, que es originario de la provincia suroriental de Fujian y vivió varios años en Malasia.
“Debido al Covid-19, todo el mundo está teniendo dificultades, atrapados en las ciudades” y la gente necesita la libertad de elegir dónde trabajar y vivir, dijo Ng. “Si trabajas en un cubo, no tienes ese tipo de creatividad”.
Aunque el trabajo a distancia ha crecido rápidamente en países como Estados Unidos, y ha visto cómo naciones como Argentina ofrecen visados especiales para atraer a los trabajadores a distancia, sigue siendo relativamente poco convencional en la segunda economía del mundo.
Gartner Inc. predice que el 31% de la mano de obra mundial será remota este año, trabajando total o parcialmente lejos de sus empleadores. Dice que Estados Unidos estará a la cabeza con un 53%, mientras que el 28% de los trabajadores de China trabajarán a distancia.
Hay varios obstáculos para ser un nómada digital en China. Muchos trabajadores siguen prefiriendo la seguridad del empleo público, especialmente en tiempos de crisis económica. Con la actual represión de la empresa privada y de las grandes compañías tecnológicas del país, los recién graduados universitarios buscan cada vez más trabajos en el sector estatal a pesar de la menor remuneración.
También hay consideraciones prácticas. Aunque el sistema de registro de hogares de China, conocido como hukou, no limita tanto la movilidad de los nómadas como la de los trabajadores inmigrantes, su condición de itinerantes y su trabajo por cuenta propia podrían dificultar el acceso al sistema de bienestar social que cubre el seguro sanitario y las pensiones.
Aun así, están surgiendo empresas de coworking en zonas regionales, en parte gracias a la mejora del acceso a Internet. Según el Centro de Información de la Red de Internet de China, un organismo respaldado por el gobierno que realiza estudios sobre el sector, alrededor del 28% de los usuarios de la red vivían en regiones rurales en junio.
En Anji, ciudad de la provincia oriental china de Zhejiang que se hizo famosa por los bosques de bambú que aparecen en la película de Ang Lee “Crouching Tiger, Hidden Dragon”, un centro respaldado por el gobierno ofrece espacios de coworking y laboratorios creativos para los nómadas dispuestos a vivir en armonía con los cultivadores de té locales.
Jingdezhen, ciudad de la provincia de Jiangxi, en el sureste de China, conocida por su fabricación de porcelana, también alberga un centro para nómadas digitales. El gobierno local ha colaborado con el instituto de cultura y creatividad de la Universidad de Tsinghua para desarrollar la economía de los pueblos basada en el turismo. Forma parte de un esfuerzo más amplio por hacer del desarrollo rural un motor de crecimiento para la economía, reduciendo a su vez la brecha entre lo urbano y lo rural y aumentando la autosuficiencia.
La cultura del trabajo a distancia beneficia a los “profesionales independientes de la ubicación” y también a las empresas, que pueden ahorrarse los alquileres de las oficinas y los salarios más altos que exigen los empleados de las grandes ciudades, según Olga Hannonen, investigadora postdoctoral de la Universidad de Finlandia Oriental que estudia esta tendencia.
Es especialmente adecuado para los influencers virtuales y los livestreamers, afirma. El mercado chino de comercio electrónico en directo creció hasta alcanzar los 1,2 billones de yuanes (US$170.000 millones) en 2020, con influencers que venden desde pintalabios hasta teléfonos inteligentes en una versión para la generación Z del Home Shopping Network.
De vuelta en Dali, el sentimiento de comunidad entre los nómadas es muy importante. Una empresa de coworking llamada DAO Space, que abrió en agosto en una antigua fábrica de sábanas, cobra a los clientes sólo 480 yuanes al mes.
“Lo ideal es construir aquí una economía autosostenida”, dice un antiguo profesor de inglés que se identifica como Glitch Boy, como se le conoce en el grupo local de nómadas digitales. El espacio ofrece “un escenario para que la gente intercambie sus recursos y habilidades, de modo que podamos hacer crecer nuestra pequeña comunidad”.
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