Bloomberg — Cuando faltan sólo días para que los brasileños acudan a las urnas, los esfuerzos del presidente Jair Bolsonaro para atraer el voto de las mujeres no están rindiendo frutos lo que podría obstaculizar su reelección, según una encuesta de Datafolha muy seguida y publicada el jueves por la noche.
Cerca de un 52% del electorado en Brasil son mujeres. Una ligera mayoría de ellas le dio al mandatario un voto de confianza en 2018, según los sondeos a boca de urna. Sin embargo, su respaldo al líder derechista ha caído al desaprobar su gobierno, particularmente su manejo fallido de la pandemia y sus políticas a favor de las armas.
Según el sondeo de Datafolha, el excapitán del ejército, conocido por su bravuconería machista y su adopción de los valores familiares tradicionales, se ha estancado con solo el 29% del voto femenino, mientras que su rival de izquierda, Luiz Inacio Lula da Silva, vio crecer su apoyo entre ellas al 49%.
Bolsonaro, asesorado por profesionales de mercadotecnia, ha estado tratando de suavizar su retórica para ganarse a las mujeres votantes. Y le funcionó brevemente, ya que la imagen del mandatario entre las mujeres mejoró en julio después de que lanzó su candidatura a la reelección de la mano de su esposa evangélica en un gran evento televisado en Río de Janeiro.
El llamado “efecto primera dama”, que resonó más entre las mujeres evangélicas, aparentemente ha seguido su curso: Bolsonaro se ha mantenido con el mismo nivel de apoyo femenino desde septiembre, según las últimas tres encuestas de Datafolha.
Pero el presidente dañó esa estrategia al atacar a una periodista durante un debate televisado en agosto e hizo comentarios vergonzosos sobre su desempeño sexual justo después de besar a su esposa en un importante mitin de campaña en septiembre.
Ese mismo mes, en un evento el presidente defendió sus políticas a favor de las armas frente a la histórica ley Maria da Penha que castiga a los hombres con mayor severidad en casos de violencia doméstica.
Las mujeres que votan por Bolsonaro suelen ser cristianas evangélicas que apoyan los valores familiares conservadores y tradicionales, y que desprecian la agenda feminista, dijo Deysi Cioccari, profesora de ciencias políticas en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
--Con la ayuda de Isadora Calumby
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