Los puntos grises y positivos de las renovadas relaciones de Colombia y Venezuela

Si bien el turismo y el comercio binacional son los puntos positivos, aún hay varios desafíos como la triada monetaria en Venezuela, las deudas de las empresas de ese país, entre otros

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Bogotá — Colombia y Venezuela ultiman detalles para la reapertura fronteriza después de siete años de un trabado flujo comercial bilateral que cayó a su cifra más baja en el 2020 cuando fue de apenas US$222 millones, mientras que en el 2008 este era de US$7.000 millones.

Desde Venezuela y Colombia creen que la reapertura de la frontera y la conexión aérea les permitirá a ambos países revivir los mejores días de su comercio internacional, pero mucho ha cambiado en los últimos siete años y la tarea no será nada fácil.

Esta semana ya se reunieron las autoridades de ambos países y los representantes de las entidades territoriales de ambos lados de la frontera con el fin de terminar de coordinar las acciones que permitirán la apertura del tránsito de carga por ese paso el próximo 26 de septiembre.

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El paso de la carga se realizará a través de los puentes internacionales Simón Bolívar (Villa del Rosario) y Francisco de Paula Santander (Cúcuta) a partir de las 10 de la mañana, hora en la que se realizará la reapertura de la frontera.

Desde el Instituto Nacional de Vías (Invías) se informó que ya se ha adelantado esta semana el mantenimiento rutinario de los puentes que conectan al departamento de Norte de Santander con Venezuela.

Además, se ha anunciado una inversión por parte del Estado colombiano de unos $8.000 millones de la vigencia 2023 para la reparación y mantenimiento de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, “una intervención que dejaría las estructuras a punto para el tránsito de vehículos de no más de 30 toneladas”, según la directora (e) de Ejecución y Operación en Invías, Carolina Barbanti Mansilla.

En medio del rápido avance del proceso, hay aspectos destacados de cara al futuro de la relación comercial, así como varios retos para que esta sea duradera, como es el propósito del Gobierno colombiano, según lo ha manifestado el mismo ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña.

Los puntos grises

Entre los principales puntos grises de la reapertura está la resolución de las deudas que tienen las empresas venezolanas con las colombianas, que el ministro Germán Umaña calculó en entrevista con Bloomberg Línea de entre US$100 a US$150 millones.

“Eso hay que ponerlo en su exacta magnitud, tendrá que solucionarse entre las empresas que compraron y vendieron y nosotros acompañaremos a los empresarios en ese diálogo. Claro, hubo muchas empresas que desaparecieron en Venezuela y eso es una preocupación, pero tendrán el acompañamiento del Gobierno para poder solucionar”, dijo el ministro.

Explicó que estas deudas se han ido saldando e incluso mencionó una que se tenía con Avianca; no obstante, a una consulta de este medio para confirmar esta información la aerolínea prefirió no pronunciarse en la antesala de sus primeros vuelos a Venezuela.

“Hay que pensar en que se necesita primordialmente un proceso de estímulo al pago”, dijo a Bloomberg Línea el profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Raúl Ávila, quien al mismo tiempo advirtió sobre los riesgos de default del lado venezolano. “Ese es uno de los riesgos más grandes que se pueden asumir y hay que tener cuidado porque eso va a ser el pilar fundamental para el relacionamiento”, agregó.

Aunque ya se han dado los primeros anuncios de empresas colombianas que retornan a Venezuela, o de otras que reforzarán su estrategia en ese mercado, aún se percibe desconfianza por parte del empresariado local con respecto a realizar inversiones en ese destino, por lo que prefieren que la negociación se haga al contado, según lo dijo a este medio el reconocido empresario textil colombiano Arturo Calle.

“Es muy interesante, pero el negocio es: ‘yo te vendo, pero me pagas de contado’. De lo contrario, para mí, si no se paga de contado y con grandes garantías, imposible, porque tú no sabes si quien te compre sí va a tener las divisas en el momento de pagarte”, apuntó.

Otro de los puntos grises en esta renovada relación bilateral entre ambos países tiene que ver con la triada monetaria que existe en Venezuela con la circulación de bolívares, dólares y pesos colombianos. Por ejemplo, en el fronterizo estado de Táchira se estima que el peso colombiano participa con más del 90% de las transacciones, a medida que las plataformas financieras se masifican en ese paso.

Pero residentes de la zona consultados por Bloomberg Línea manifestaron que con la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia colombiana la dolarización en la frontera venezolana cobró fuerza. Esta convivencia entre diferentes monedas y tipos de cambio podría suponer retos importantes para el flujo del comercio en medio del persistente contrabando de mercancías que existe en la porosa frontera de 2.219 kilómetros entre ambos países.

El tema de la seguridad sigue siendo otro de los puntos complejos de cara al restablecimiento del flujo en la frontera, en tanto que las bandas criminales se disputan el negocio ilegal del contrabando y las drogas, por lo que seguramente este será un tema a analizar por las autoridades en el marco de esta relación.

Los puntos positivos

El restablecimiento de las relaciones entre ambos países significará un alivio para cerca de 1,8 millones de venezolanos que viven en Colombia y que permanecieron desconectados de los servicios consulares. Muestra de esta realidad es que el consulado de Venezuela en Bogotá está abandonado y prácticamente en ruinas desde que el ahora expresidente colombiano Iván Duque rompiera relaciones con ese país en 2019.

Desde la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), destacan también las oportunidades que representa esto para la reactivación del sector a partir del próximo 4 de octubre cuando despegará el primer vuelo comercial desde Colombia a Venezuela a través de la aerolínea local Wingo.

Los vuelos entre ambos países estaban suspendidos debido a la restricción operacional emitida por el INAC de Venezuela desde marzo del 2020.

Según cifras de Anato, solo entre 2014 y 2015 unos 380.000 colombianos (promedio anual) viajaron a Venezuela, mientras que 250.000 venezolanos ingresaron al país en el mismo lapso.

En Venezuela los principales destinos elegidos por los colombianos fueron Caracas, Isla Margarita, Archipiélago Los Roques, Colonia Tovar, entre otros, mientras que del lado colombiano destacan Bogotá, Norte de Santander, Antioquia, Bolívar y Atlántico.

“El restablecimiento de las rutas aéreas aportará a la dinamización de la oferta de las agencias de viajes. Eso, sumado a las buenas condiciones comerciales y al trabajo que se realice en temas de inversión y seguridad, harán posible un buen desarrollo de esta industria entre las naciones”, según Anato.

De acuerdo a cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el año pasado el intercambio comercial cerró en US$394 millones y este año alcanza los US$383 millones a julio.

El ministro Germán Umaña ha dicho que la reapertura fronteriza mejora las expectativas puesto que la cifra del comercio binacional podría ubicarse al finalizar el año en los US$1.000 o US$1.200 millones.

De hecho, y en línea con las previsiones del Gobierno de Venezuela, Germán Umaña sí ve posible que al ritmo de recuperación de esa economía el comercio entre ambos países pueda alcanzar los US$2.000 millones en 2023 y que al final del cuatrienio se logre la meta de entre US$4.000 y US$4.500 millones.

“Desde el lado comercial es un mercado grande, con una población bastante amplía para abastecer en bienes y servicios, en procesos productivos en los cuales Colombia puede entregar gran cantidad de ellos. Estratégicamente hay que pensar cómo se manejan esas relaciones y el cuidado que estas deben tener de cara al relacionamiento de pago, ese tema es fundamental para apalancar todas las iniciativas. Sin ese desarrollo y sin ese nivel de pago difícilmente podríamos lograr algo”, complementó Raúl Ávila.