Bukele llega a una ONU “obsoleta” a buscar socios en vías de desarrollo

El presidente de El Salvador expuso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, en un discurso que remarcó las distancias entre los países “poderosos” y los países en vías de desarrollo

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San Salvador — El presidente de El Salvador Nayib Bukele intervino en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para demandar que los países “ricos y poderosos” respeten la “libertad” de El Salvador de escoger su rumbo; y para buscar aliados entre los países en vías de desarrollo.

Bukele expuso en el debate general del 77º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU la noche del martes en Nueva York, una palestra que calificó de “obsoleta”.

“Hace tres años estuve aquí en este mismo podio en las Naciones Unidas; en ese tiempo les dije que este formato era obsoleto y ahora, tres años después, nos damos cuenta de que lo es aún más”, criticó.

Bukele dejó entrever el distanciamiento entre su gobierno y los “países poderosos” o “superpotencias”, de los cuales no esperaba una recepción del mensaje. Al contrario, dirigió sus palabras a El Salvador y a “otros pueblos del mundo que, como el mío, quieren construir su propio camino con libertad”.

“Cada pueblo debería encontrar su propio camino y cada pueblo encontrará amigos en la búsqueda de ese camino. A esos países, humildemente les ofrezco la amistad de este pequeño país”, expresó el mandatario en su discurso.

“La libertad es algo por lo que aún luchamos, porque todavía necesitamos que se nos reconozca nuestro derecho a ser libres, a ser independientes de verdad”, afirmó.

Relaciones tensas

Sin mencionar en su discurso el motivo de las desazones con los países desarrollados, los principales temas que han distanciado al gobierno de Bukele de la comunidad internacional han sido el bitcoin, el Régimen de Excepción y las acusaciones por la concentración del poder.

Bitcoin le granjeó dificultades para obtener créditos del Fondo Monetario Internacional y generó así un efecto dominó ante los inversores por la incertidumbre sobre la capacidad de pago del gobierno.

Por otro lado, el Régimen de Excepción está a punto de cumplir seis meses en vigor, con el argumento de combatir a las pandillas. Las fuerzas de seguridad han arrestado a más de 50.000 pandilleros, hecho que internamente ha recibido la aprobación interna según diversas encuestas; pero es seguido con preocupación entre la comunidad internacional por las violaciones a los derechos humanos.

Además, las relaciones entre el gobierno del presidente y Estados Unidos han pasado por momentos tensos, con el Departamento de Estado colocando a varios de los funcionarios salvadoreños en la Lista Engel de actores antidemocráticos o corruptos.

La semana pasada, Bukele anunció sus intenciones de buscar la reelección para el período 2024-2029, en un desafío a la Constitución que prohibe la reelección inmediata. La empresa privada se pronunció para demandar respeto a la Carta Magna; un año atrás, la Embajada de Estados Unidos había advertido que el presidente podría tomar ese camino, impulsado por la falta de independencia de los poderes del Estado.

Bitcoin, café y surf

Bukele presentó a El Salvador como “la tierra de los volcanes, del surf, del café, del bitcoin y de la libertad”, que tiene derecho a la “libertad de escoger hacia dónde vamos y cómo lo queremos lograr”.

“Para ser libres, como mucho de lo que nos define, depende de cómo nos ven los demás, pero principalmente de cómo nos vemos a nosotros mismos. Por lo tanto, además de decidir que queremos ser libres es requisito indispensable que los poderosos respeten nuestra libertad”, dijo ante la ONU.

Además acusó a las naciones con “muchísimo más dinero y muchísimo más poder” de irrespetar al país más pequeño del continente americano. “Piensan correctamente que son dueños de sus países pero piensan incorrectamente que también son dueños del nuestro”, se refirió a ellos.

El Salvador está abierto al comercio y la amistad de los países “poderosos”, pero sin que les manden qué hacer. “No tendría sentido deshacer lo que estamos logrando”, argumentó.

Entre esos logros sostuvo que El Salvador dejó de ser “el país más peligroso del mundo” para encaminarse a ser el más seguro en América”.

“Los pocos que lo conocían, lo conocían por las pandillas, por los muertos, por la violencia, por la guerra; pasamos de eso a ser un país conocido por las playas, por el surf, por sus volcanes, por su libertad financiera, por su buen gobierno y por haber acabado con el crimen organizado”, aseveró Bukele.

El discurso del líder político ocurre a pocos días de que el riesgo país de El Salvador siguiera ampliándose a los ojos de las agencias calificadoras de riesgo. Fitch Ratings degradó la deuda soberana a CC debido a las fuertes presiones de liquidez que le implican los próximos vencimientos de la deuda externa y la interna.

Esta semana también El Salvador ejecuta una operación de recompra de US$360 millones de bonos soberanos. En enero de 2023, el gobierno tiene una obligación de US$800 millones para con sus acreedores.