El empresario detrás del imperio cementero más grande de México administra una compañía con ingresos trimestrales superiores a US$4.000 millones. Aunque la firma mexicana enfrenta mayores costos en energéticos que han presionado ligeramente sus ganancias, su gran reto es la transformación de Cemex en una compañía menos contaminante para reducir sus emisiones de dióxido de carbono en 40% hacia 2030. La empresa actualmente se encamina a recuperar el grado de inversión, que perdió tras la crisis de 2008.