El ícono del pop soviético, Alla Pugacheva denunció la guerra que comenzó el presidente Vladimir Putin en Ucrania, que dijo está matando soldados con objetivos ilusorios y convirtiendo a Rusia en un paria mundial, según dio a conocer este domingo la agencia Reuters.
Desde el comienzo de la guerra, Rusia ha reprimido la disidencia, con multas a los artistas que hacen comentarios contra la guerra y la televisión estatal tacha a los críticos de traidores a la patria.
Pugacheva, de 73 años que es probablemente la mujer más famosa de Rusia, pidió que Rusia también la clasificara como “agente extranjero” después de que su marido, el cómico de televisión Maxim Galkin, de 46 años, fuera incluido el 16 de septiembre en la lista de disidentes del Estado.
“Les pido que me incluyan entre las filas de agentes extranjeros de mi amado país porque me solidarizo con mi marido”, dijo Pugacheva a través de Instagram, red social que está prohibida en Rusia.
Pugacheva dijo que su marido era un patriota que quería un país próspero con paz, libertad y el “fin de la muerte de nuestros muchachos por objetivos ilusorios”.
Rusia, dijo Pugacheva, se estaba convirtiendo en un “paria” mientras las vidas de los rusos eran drenadas por el conflicto. No utilizó la palabra guerra, pero dejó clara su desaprobación de lo que el Kremlin llama una operación militar especial.
Una crítica tan penetrante por parte de una de las personas más famosas de Rusia -conocida a lo largo de varias generaciones por éxitos como la canción de 1982 “Un millón de rosas escarlatas” y la película de 1978 “La mujer que canta”- es rara, y potencialmente peligrosa, en la Rusia moderna. También indica el nivel de preocupación de la élite rusa en general sobre la guerra.
Etiquetar a alguien como “agente extranjero” suele ser la primera señal de que las autoridades le han puesto en serios aprietos. La etiqueta tiene connotaciones negativas de la época soviética y sus portadores tienen que colocarla de forma destacada en todos los contenidos que publican. También se enfrentan a arduos requisitos financieros y burocráticos.
En el pasado, Pugacheva ha sido agasajada tanto por Putin como por Boris Yeltsin. Cuando murió Mijail Gorbachov, alabó al último líder soviético por permitir la libertad y rechazar la violencia.
La guerra ha matado a decenas de miles de personas, ha desatado una ola inflacionaria en la economía mundial y ha elevado las tensiones geopolíticas a niveles no vistos desde la crisis de los misiles en Cuba de 1962.