San Salvador — Bitcoin no ha logrado colocarse en la preferencia de los salvadoreños. Ha transcurrido un año desde que el gobierno de El Salvador le dio licencia para circular como moneda de curso legal, la primera nación del mundo en hacerlo, sin embargo, el uso de la criptomoneda ha ido muy lento. ¿Está condenada a su fin la aventura salvadoreña o la adopción es solo cuestión de tiempo?
El proyecto de esta nación centroamericana ocurre 20 años después de abandonar su moneda nacional, el colón salvadoreño, para adoptar el dólar de Estados Unidos, moneda corriente desde enero de 2001.
La Ley Bitcoin (BTC) de El Salvador se basó en dos argumentos para conferirle el estatus de moneda de curso legal a la criptodivisa: “aumentar la riqueza de la población” y “ampliar la inclusión financiera”. De ambos, tras los primeros 12 meses, ninguno de los objetivos parece estar cerca de lograrse o, al menos, claramente encaminado.
Dos mediciones indican que menos del 5% de los salvadoreños usa la criptomoneda –y no necesariamente de manera intensiva; una caída desde niveles cercanos al 20% en febrero que identificó una encuesta de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) y CID Gallup.
Bitcoin tuvo un inicio explosivo desde su debut en El Salvador el 7 de septiembre de 2021, impulsado por la bonificación de US$30 del gobierno para incentivar el uso de la billetera digital del gobierno, Chivo Wallet, analizó la encuesta del NBER publicada en abril y con recolección de datos en febrero.
La mayoría de descargas de Chivo ocurrieron entre septiembre y noviembre del año pasado –tan solo el primer mes la descargó el 40% de los interesados– y prácticamente se ha detenido en 2022.
En su momento, el NBER detectó que solo el 20% de quienes gastaron su bono de US$30 Chivo Wallet siguieron usando la aplicación; y quienes quedaban no la usaban intensivamente.
Una estudio más reciente de la Universidad de El Salvador (UES) encontró que solo el 3,5% de la población realiza transacciones con la criptomoneda, dijo a Bloomberg Línea el economista Ricardo López, docente de la Facultad de Ciencias Económicas.
La encuesta de la UES tuvo lugar en mayo, sobre una muestra de 1.209 personas, y sus datos todavía no se han publicado, afirma el economista.
Una investigación de LPG Datos, del periódico La Prensa Gráfica, también va en la misma línea. Una encuesta telefónica entre el 24 y el 31 de agosto encontró que 4% de los entrevistados usó Chivo Wallet esa semana. Además, solo un 28,3% de quienes descargaron la billetera estatal la conserva.
¿Qué piensa la población sobre bitcoin? Las opiniones están dividas, levemente a favor de quienes creen que bitcoin tiene un impacto malo o muy malo para el país (39,4%) contra un 33,9% opina que ha sido bueno o muy bueno; el 19,9% no se ha formado opinión al respecto; y el 6,8% lo califica de regular.
Millonario mercado de remesas
Chivo Wallet se promociona como una billetera sin comisiones e intenta captar el mercado de remesas. A pesar de ello, no ha dinamizado el uso interno y su porción del mercado de remesas es baja, alrededor del 1,9%.
Entre septiembre de 2021 y junio de 2022, El Salvador ingresó US$120,5 millones en remesas familiares vía billeteras digitales, sobre un total de US$6.406,7 millones, a partir de cifras del Banco Central de Reserva.
En la práctica se sigue usando el equivalente a dólares. Según el estudio del NBER, del 11% de personas que alguna vez obtuvieron remesas a través de Chivo Wallet, el 8% lo hicieron en la moneda estadounidense y el 3% en bitcoin.
La estrategia bitcoin
Como primer país-bitcoin del mundo, El Salvador navega en una tecnología que, si bien ya cumplió 12 años de existencia, lucha por encontrar su valor intrínseco: ¿es mejor como un medio de pago descentralizado o como una inversión para conservar valor en el largo plazo?
La estrategia salvadoreña quería apostarle a ambas, con un despliegue general de Chivo Wallet –que el gobierno asegura tuvo 4 millones de descargas en un país con una Población Económicamente Activa de 2,9 millones– y las recomendaciones del presidente, Nayib Bukele, a los inversores a comprar y mantener la moneda (hold) para intercambiarla por mejores precios.
El precio de bitcoin no acompañó las aspiraciones de El Salvador, que finalizó sus primeros 365 días con un colapso del 59,9%, es decir, desde la zona de los US$46.000 a los US$18.000, una de las mayores pérdidas en el mundo de las inversiones solo por encima de los criptoactivos alternativos, las acciones de Netflix (-64%) y los Eurobonos 2029 de El Salvador (-61,79%).
¿La historia sería diferente con un mercado alcista? Si bitcoin hubiera logrado estabilidad en la zona de los US$40.000 el escenario podría ser muy diferente, analiza el economista Otto Boris Rodríguez.
“Lo que ha hecho bitcoin es desplomarse, obviamente implica pérdida de riqueza para los que invirtieron; y en términos de inclusión financiera queda más bien como una falacia porque abrir una billetera electrónica no es inclusión financiera”, evalúa.
Para alcanzar una inclusión financiera, continúa, hace falta construir un ecosistema: créditos, servicios financieros, protección al consumidor, desarrollo de las micros, pequeñas y medianas empresas, acceso a datos y desarrollo Fintech, entre otros aspectos que han estado ausentes.
Así, lejos de convertirse en una alternativa para los no bancarizados, bitcoin sigue presente en un segmento de la población que ya disponía de servicios bancarios, y se aleja cada vez más de la “base de la pirámide”.
Los “contrasentidos”
Rodríguez identifica dos “contrasentidos” en la política pública salvadoreña. Primero, la centralización de un activo como bitcoin que, en su definición, es descentralizado. “Es contraproducente, va en contra sentido del desarrollo del mercado”.
Segundo, la promoción de un medio de pago digital sin contacto con la instalación de una amplia red de cajeros electrónicos para que los usuarios mantuvieran el contacto con el efectivo.
“Lo que se hizo en El Salvador fue instalar una serie de cajeros automáticos para que la gente sacara efectivo, va en contra de la lógica y de la evolución de las nuevas tecnologías y toda la cultura financiera que se quiere instaurar”, plantea Rodríguez.
Como medio de pago en el ciberespacio, bitcoin tampoco goza de tanta aceptación. La encuesta de la UES trata de identificar la presencia de la criptomoneda en el comercio electrónico: solo el 5% de los salvadoreños lo usa como medio de pago para las compras en línea, no ha podido hacer frente a las tarjetas de crédito, débito y el efectivo.
En otra contradicción, la naturaleza especulativa de bitcoin tampoco incentiva su uso para el consumo, reflexiona López. No hace mucho sentido gastar bitcoin en comprar “una minuta” o un par de zapatos. “Si no era para eso, era para especular; a partir de ahí la moneda no tuvo aceptación”.
“Cisnes negros” para el Bono Bitcoin
El entorno internacional no ha favorecido a El Salvador, opina López. Los inversores viven un período de aversión al riesgo, al colisionar factores de distorsión como la guerra en Ucrania, la inflación en las materias primas y el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos, entre otros.
“Muchos de los inversionistas que podrían venir a nuestro país no vienen porque están inmersos en eso que se llama principio de aversión al riesgo. No es porque el gobierno no les haya dado la factibilidad porque si se va a necesitar un marco legal para el inversionista, una exención fiscal, los votos están en la Asamblea Legislativa”, señala.
Los proyectos aparejados con bitcoin también se pausaron, entre ellos la colocación de US$1.000 millones en bonos bitcoin prevista inicialmente en marzo y de la cual dependerá el fondeo de US$500 millones para la construcción de Bitcoin City, la ciudad prometida para la atracción de inversores en la criptomoneda.
Samson Mow, CEO de Jan3 y arquitecto en el diseño de los Bonos Bitcoin, recuerda que el último año ha estado plagado de “cisnes negros”, entre ellos la guerra en Ucrania y la violencia de las pandillas en El Salvador, que impactaron la colocación de los títulos.
“Es comprensible que haya sido un poco lento en ese frente, pero todavía tengo la esperanza de que lo retomemos hacia el final del año y terminemos 2022 cerrando con broche de oro la adopción de bitcoin”, proyecta Mow, en declaraciones a Bloomberg Línea.
Al ser el primer país que adoptó bitcoin en el mundo se presentarán desafíos y lecciones de aprendizaje, pero El Salvador se ha embarcado en un proyecto que durará décadas. “No es una carrera, es un maratón”, afirma el emprendedor.
Para Mow, en este país centroamericano hay tendencias prometedoras, como el impulso del turismo y un impacto económico de bitcoin en el crecimiento de la economía, que alcanzó doble dígito en 2021.
Además, el gobierno tomó los pasos correctos para el despliegue de bitcoin, asegura. La billetera estatal Chivo Wallet incorporó a millones de salvadoreños al ecosistema bitcoin. “Tener una campaña nacional para encabezar la adopción de bitcoin es definitivamente algo bueno”, apunta.
Bitcoin sí motivó al país a avanzar más rápidamente en la digitalización y logró avances equivalentes a cinco años en tan solo uno, concede por su lado Rodríguez. “Ha acelerado el proceso mental para que la gente se adapte a la economía digital”.
Cambio de rumbo: ¿derogar la Ley Bitcoin?
El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) lanzó una postura enérgica y recomendó a la Asamblea Legislativa derogar la Ley Bitcoin; liquidar el Fideicomiso Bitcoin manejado por el Estado, el cual sostiene la convertibilidad entre bitcoin y dólares; y regular la criptomoneda para su uso de manera “libre y voluntaria”.
El proyecto le ha costado al país más de US$225 millones, de los cuales no se ha rendido cuentas. “La población, aunque use o no el bitcoin tiene que pagar los costos de este experimento”, subraya Ricardo Castaneda, economista sénior del ICEFI.
La institución apunta a que tampoco existe transparencia sobre las compras de bitcoin del gobierno más allá de las que anuncia Bukele en Twitter; además, mantener la política distancia al país del Fondo Monetario Internacional; y podría además contribuir al lavado de dinero y la evasión fiscal, razona el ICEFI.
Algunas empresas dedicadas al rubro bitcoin esperan ajustes normativos, específicamente en la regulación de competidores internacionales y la relación con la banca.
“Hay reglas diferentes para los que operamos en El Salvador que para los que operan internacionalmente, por ejemplo hay billeteras que no se rigen bajo la legislación de El Salvador y no tienen que cumplir con ciertos requisitos”, analizó un empresario que habló con Bloomberg Línea bajo condición de anonimato.
En otro aspecto falta profundizar la interacción con los bancos tradicionales. “Somos parte de un solo sistema financiero, poder hacerlo de una manera más fluida que como se está haciendo”, expresó la fuente.
Por su lado, los economistas Rodríguez y López coinciden en que el mejor camino sería modificar el estatus de moneda de curso legal de bitcoin y declararla de aceptación voluntaria, que es lo que sucede en la práctica puesto que muchos comercios ni siquiera lo reciben.
La modificación haría prevalecer la protección de la capacidad adquisitiva de los salvadoreños, en un país donde el 56,4% de la población tiene que sobrevivir con el salario mínimo, que para el comercio y servicios es de US$365 mensuales, dice López.
Más allá de que la criptomoneda tenga el potencial de subir de precio en el futuro, un colapso estrepitoso de la moneda tal cual sucedió el primer año le hace perder poder de compra a los usuarios y capacidad de pago a proveedores a las empresas.
El Estado debería descargar la volatilidad en los actores privados. “Bitcoin por naturaleza es libre y si lo atás le haces perder el espíritu y lo convertís en una moneda que depende de las reservas monetarias internas y las transacciones dependen de la responsabilidad de los recursos públicos”, identifica López.
Así, bitcoin debería pasar a una fase de reconocer la libre circulación, propone, en la que el mercado se vuelva el impulsor. “Dejar que existan fondos de inversión en criptoactivos a través del sistema financiero y aquellos que quieran invertir, que inviertan”, ilustra.
Chivo Wallet vs Fintech
En una dirección similar, Rodríguez cree a las Fintech y al sector privado les toca la misión de recuperar la confianza perdida de la población hacia bitcoin.
“La confianza en el bitcoin va a depender de los emprendedores y de la empresa privada, ellos son los únicos que tienen la capacidad de devolvérsela a la gente, Chivo Wallet lo tiene más duro porque ha caído en desprestigio”, reflexiona.
Mientras Chivo Wallet y bitcoin sigan siendo sinónimos en la mente de los salvadoreños, estos asociarán a la criptomoneda con los fallos que arrastra el monedero del Estado, por ejemplo: la suplantación de identidades, saldos incorrectos, transacciones fallidas, entre otros aspectos técnicos.
Aunque anticipa que no ve tanta factibilidad de que el gobierno deje de morir a la Chivo Wallet. “Ese es uno de los problemas que tienen, les cuesta aceptar los errores. Si no lo hacen, van a insistir y lo único que van a hacer es retardar la adopción de bitcoin”, vaticina Rodríguez.