Buenos Aires — La Casa de la Moneda tiene capacidad para producir unos 800 millones de billetes por año. Con algo de fortuna y mucha predisposición de sus empleados y proveedores, podría forzar esa producción hasta unos 900 millones de billetes anuales. Pero no da abasto cuando, en un contexto de alta inflación y negativa a emitir billetes de mayor denominación, el Gobierno sigue dándole rienda suelta a la emisión y encima decide poner en circulación una nueva familia de billetes.
El jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manzur, reconocerá mañana ante el Congreso de la Nación que la Casa de la Moneda se ha visto imposibilitada a cumplir con la cantidad de billetes solicitados en este 2022. Por ello es que ha requerido la autorización para la subcontratación por parte de dicha Ceca, de la Casa de Moneda de Brasil y de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España.
Así puede verse en el Informe de Gestión que Manzur le presentará a la Cámara de Diputados este miércoles, 14 de septiembre. En dicho trabajo, queda reflejado que la Casa de la Moneda subcontrató a la Casa de la Moneda de Brasil para que entregue unos 600 millones de billetes, de los cuales ya se recibieron 257,7 millones, por un monto devengado en pesos superior a los $3.000 millones.
Pero además, el documento revela que el mismo mecanismo se realizó con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España, famosa mundialmente por ser el escenario en el que transcurre la serie La Casa de Papel, para la entrega de otros 700 millones de billetes más, de los cuales recibió 69 millones. Esta operación tuvo un monto devengado en pesos de algo más de $683 millones.
Costos de una negativa
Consultado al respecto, el abogado especializado en derecho bancario y financiero y ex director de Casa de la Moneda, Augusto Ardiles, marcó que la continua necesidad de importar billetes “no es más que el reflejo de una decisión irracional de no emitir billetes de mayor denominación”. Esa negativa e emitir billetes de $5.000 y $10.000, calculó, le costó al Estado nacional unos US$176 millones en 2020 y 2021. Con ese monto, graficó, se hubieran podido construir 74 nuevas escuelas.
Ardiles subrayó, además, que si bien pocos lo saben, la Casa de la Moneda de la Argentina “tiene una capacidad instalada de producción formidable”, que podría permitirle al país exportar billetes, tal como lo hace Brasil.
Incluso, añadió, en términos comparativos la capacidad es aún mayor si se tiene en cuenta que en la Casa de la Moneda de Argentina pueden producirse unos 800 millones de billetes al año, mientras que la de Brasil, que tiene una población de cuatro veces más, puede imprimir unos 2.000 billetes al año.
Pero eso no ocurre porque en el país vecino la inflación es considerablemente inferior y los reales de mayor denominación tienen un poder adquisitivo muy superior. “Mientras que el mayor billete de Brasil, de 200 reales, equivale a U$S42, el nuestro, de $1.000, equivale a apenas U$S5″, explica.
¿Nueva familia demorada?
Por otra parte, en el Informe de Gestión que Manzur presentará mañana, el Gobierno nacional reconoce que en cuanto a la producción de la nueva familia de billetes, aún no se ha iniciado el proceso productivo, el cual será realizado por Casa de Moneda Sociedad del Estado.
Eso implica que la posibilidad de que los nuevos billetes lleguen a la calle a fin de año, como prometió el Gobierno, empieza a diluirse.
Pese a que fueron formalmente presentados el 23 de mayo de este año, el tan mentado regreso de los próceres a los billetes argentinos viene siendo anunciado desde mediados de junio de 2021. “Quiero contarle a los salteños que he dado la orden al presidente del Banco Central para que incluya en la nueva emisión de billetes la figura del general Güemes”, había expresado el presidente Alberto Fernández aquel año al participar de un homenaje a la figura del prócer que se realizó en Salta, con motivo del 200° aniversario de su muerte.