Montevideo — El embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne, recibió a Bloomberg Línea en Montevideo, donde desde su despacho en la sede diplomática habló sobre los empresarios argentinos que se instalan en Uruguay y la tensión con el gobierno de Luis Lacalle Pou por la intención del país vecino de avanzar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China pese a las resistencias internas en el Mercosur.
“Creo que básicamente en el caso de los empresarios más importantes es por un tema fiscal, para pagar menos impuestos concretamente”, respondió Iribarne al ser consultado sobre por qué creía que empresarios como Alejandro Bulgheroni, el fundador de MercadoLibre Marcos Galperin, y el de Globant Martín Migoya, se hayan instalado en Uruguay.
Acerca de la negociación de Uruguay por un TLC con China, el embajador argentino dijo que el gobierno de Alberto Fernández aguarda que la administración de Lacalle Pou “ponga en la mesa de discusión del bloque” los términos del acuerdo, que hasta ahora el gobierno uruguayo declaró como reservadas. “Si hubiera una decisión unilateral de Uruguay de firmar el TLC con China iría en contra del funcionamiento de las reglas básicas del Mercosur”, agregó después.
Iribarne, exministro de Justicia del gobierno de Néstor Kichner, también opinó sobre el atentado contra la vicepresidenta argentina Cristina Fernández y de la denominada causa “Vialidad”.
La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.
¿Qué piensa que sucedió el día que un hombre intentó asesinar a la vicepresidenta?
La primera reacción fue estupor, asombro, y repudio al intento de asesinato. Afortunadamente no se pudo concretar. Uno no intenta hacer historia contra fáctica y menos con esto pero supongo que hubiera sido una tragedia para Argentina. En lo particular, afortunadamente se pudo detener al autor con lo cual va a facilitar la investigación del hecho. Dentro de lo que fue la tragedia, creo que es importante que se haya podido detener al autor. En lo general me parece que es un hecho que tiene que llamar a la reflexión de toda la dirigencia política, económica y social sobre el tema de la violencia. En Argentina hemos pasado innumerables crisis pero una de las cosas que el 99% de los argentinos estamos de acuerdo es que la democracia es el mejor sistema de gobierno y que la exclusión de la violencia como forma de resolver los problemas es algo intrínseco de la democracia. Y ese acuerdo social está firmado por el 99% de los argentinos. A veces la violencia verbal puede llegar a desembocar en violencia física, afortunadamente no ha pasado. Entonces cuando hay una situación como está lo que hay que sacar como moraleja es reafirmar el pacto entre argentinos de exclusión de la violencia. Las primeras reacciones han sido así de todos los dirigentes.
Desde el gobierno se habló bastante de la violencia discursiva de los medios y de la oposición. ¿Usted incluye también al propio gobierno en la responsabilidad de bajar un poco los decibeles en la agenda pública?
Sí, sí. Hay que desterrar la idea de que la política es algo que se resuelve entre enemigos. Eso es en la guerra. En la guerra vos intentas eliminar al enemigo. En politica es un adversario, osea que podés disentir, podés estar en desacuerdo en muchísimas cosas, pero lo respetas porque tenes que convivir. Está el diálogo por supuesto, que no es una cuestión mágica donde vas a resolver todo, pero evidentemente llegas a un punto que si no estás de acuerdo para eso se vota. La política es absolutamente diferente a la guerra en el sentido que no hay enemigos, sino que hay adversarios. Hay que recuperar ese concepto. Evidentemente bajar los niveles de violencia verbal va a ser positivo para evitar la otra violencia que es la física. Creo que ahí somos todos. Obviamente dentro de la oposición, dentro de los medios y dentro del gobierno está compuesto por una pluralidad de personas en la que no podemos decir que esto es así o así respecto a cada uno. Pero si lo analizamos vamos a ver dónde podemos encontrar esos focos de violencia verbal. Es tarea de todos corregirlo.
¿Hay alguna lección que puede ofrecer Uruguay en ese sentido con el hecho reciente de Lacalle Pou llevando una propuesta de reforma previsional a la sede de la oposición o el abrazo de Mujica con Sanguinetti en el Parlamento?
Por supuesto que hay muchas pero volvería sobre la historia argentina. Después de 1983, el apoyo a la democracia de todos los sectores políticos frente al levantamiento de Carapintadas, lo que fue la Constitución de 1994 que por primera vez no era una Constitución de imposición de un sector a otro sino que fue por acuerdo del 95% de las fuerzas políticas. Y creo que la primera reacción después del atentado contra la vicepresidenta también reflejó un poco eso. Obviamente que en Uruguay hay reglas de convivencia en que son más moderados y estos ejemplos que mencionabas son reflejo de eso. Es mucho más respetuosa la discusión política, más allá de que haya diferencias. Con el presidente Lacalle Pou, cuando se comunicó conmigo para solidarizarse con el pueblo argentino, hablabamos que en Uruguay a veces hay algunos conatos de violencia que hay que estar atentos para que no vuelven a suceder. El concepto básico de la democracia es que hay que evitar la violencia porque hay otras formas de resolver los problemas.
¿Con el presidente llegó a hablar de algún tema de la relación bilateral?
No, fue simplemente por este tema que llamó para solidarizarse. Básicamente fue eso.
Usted fue ministro durante el gobierno de Néstor Kirchner, coincidió con José López. ¿La pregunta es si usted comparte la visión de Alberto Fernández de que Cristina Kirchner no sabía de los manejos de la obra pública y los desvíos de fondos hacia la obra pública de Santa Cruz.
No conozco cuál era la relación pero desde ya lo primero que digo es que hay una presunción de inocencia. De un funcionario de tercera o cuarta línea no tiene porque el presidente estar enterado de lo que hacía.
En la última cumbre del Mercosur el presidente Alberto Fernández dijo que no descartan la posibilidad de flexibilizar el bloque. ¿Hubo alguna negociación posterior a eso?
No. Lo que estamos esperando con el tema del Tratado de Libre Comercio con China es que Uruguay lo ponga en la mesa de discusión del bloque, lo que ha avanzado y lo que quiere hacer, que hasta ahora no lo ha hecho. La expectativa es que Uruguay informe al resto de los integrantes, pero todavía no se ha puesto sobre la mesa cuál es el estado de la negociación y cuáles serían los objetivos perseguidos por Uruguay.
¿Sigue pensando que esto pone en riesgo el bloque?
Lo que nosotros decimos es que si hubiera una decisión unilateral de Uruguay de firmar el TLC con China iría en contra del funcionamiento de las reglas básicas del Mercosur. No significa que si avanza en la discusión lo ponga a consideración del conjunto, pero no creemos que pueda hacerlo unilateralmente porque eso estaría en contra del espíritu y de la letra de la creación del Mercosur.
El gobierno uruguayo ha dicho que el acuerdo es confidencial. ¿Cómo toma un socio del Mercosur no poder acceder a todo?
Ese es un poco el planteo que se ha hecho a Uruguay informalmente. Es básico para poder saber bien qué estamos discutiendo.
El canciller uruguayo estuvo en los últimos días en Europa en busca de relanzar en acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. ¿Cuál es la postura de Argentina al respecto?
Nosotros estamos por la ratificación del acuerdo y creemos que puede ser una buena oportunidad. Quienes estaban frenando un poco el avance de la firma era Europa. Quizás por los cambios que hay, por la invasión a Ucrania, estas cosas faciliten avanzar en el acuerdo.
¿Para el puente entre Monte Caseros y Bella Unión hay alguna fecha prevista?
Eso espero que se acelere. Hay absoluto consenso entre los dos gobiernos para avanzar.
Uruguay busca avanzar en el dragado a 14 metros para el ingreso al Puerto de Montevideo. ¿Cuál es la postura de Argentina debido a si son 13 o 14 metros?
Es 13 metros. En eso hay acuerdo. Lo que todavía no han presentado el pedido para dragar a 14 metros. Entiendo que no va a haber ningún inconveniente, pero todavía no está presentado formalmente.
¿Argentina lo habilitaría?
Entiendo que sí. Obviamente habrá alguna cuestión de impacto ambiental, de cómo eso influye en el régimen del Río de la Plata pero entiendo que no hay ningún obstáculo político. Hay cuestiones técnicas que tienen que avanzar.
¿Por qué cree usted que empresarios exitosos como Marcos Galeperin de MercadoLibre o Martín Migoya de Globant han decidido radicarse en Uruguay en los últimos años?
Creo que básicamente es un tema fiscal. El grueso de los negocios siguen estando en Argentina o la operación en Argentina es muy importante. Es muy vieja la lucha de los hombres, sobre todo los que tienen grandes fortunas, para pagar menos impuestos. La cuestión de cercanía también influye. Puede haber habido otras. Es como en Argentina el que vive en Buenos Aires y se va a San Martín de Los Andes o Villa General Belgrano, y que puede trabajar desde su casa, para cambiar un poco el ritmo de vida. Pero creo que básicamente en el caso de los empresarios más importantes es por un tema fiscal, para pagar menos impuestos concretamente.