Bloomberg — Con una inflación que se acerca al 100%, el gobierno argentino ha apostado su futuro político a un experimentado operador con ambiciones presidenciales, pero sin experiencia en política económica, para sacar al país de su última crisis.
En su primer mes de gestión al frente del Ministerio de Economía, Sergio Massa consiguió algunos triunfos tras su viaje a Estados Unidos, al conseguir financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y su encuentro con Janet Yellen, un encuentro que no tuvieron ninguno de sus predecesores: Silvina Batakis y Martín Guzmán. Consiguió también elogios de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, quien destacó las medidas adoptadas para estabilizar la economía.
Si quiere diferenciarse de los ministros que lo antecedieron, y estabilizar la economía argentina, siempre al borde de una crisis, Massa deberá ir por más triunfos como estos. Son varios los retos: frenar el gasto, fortalecer el peso y cumplir con los compromisos que el Gobierno acordó con el FMI. Esto sucede en un contexto de fragilidad social y de una coalición de gobierno fracturada, en la cual existen sectores que exigen un mayor gasto social.
La economía no es el único desafío. También lo es la política. Massa deberá avanzar con su agenda sin confrontar con una de las principales socias del Frente de Todos: la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que se opone a medidas pro mercado y que no ha dudado en señalar en público sus críticas al Gobierno.
Si Massa, el tercer ministro de Economía en Argentina del Gobierno de Alberto Fernández, logra superar con éxito estos desafíos, se perfila como aspirante a las elecciones presidenciales del 2023. En caso contrario, si el país sufre una severa crisis producto de la inflación galopante, el futuro político del hoy ministro de Economía será difícil de salvar.
El expresidente de la Cámara de Diputados aceptó ocupar el ministerio de Economía “porque vio una apertura, un camino hacia la presidencia, y hará lo que crea necesario para asegurarse de que puede llegar allí”, dijo Daniel Kerner, director gerente para América Latina de Eurasia Group.
--- Seguínos en las redes sociales de Bloomberg Línea Argentina: Twitter, Facebook e Instagram --
Mirada de los inversores
Los bonos internacionales de Argentina ganaron inicialmente tras el nombramiento de Massa como ministro, pero siguen en territorio angustioso por debajo de los 30 centavos de dólar. Los inversores especulan sobre hasta dónde puede llegar con un ajuste fiscal impopular antes de que sus instintos políticos le lleven a cambiar de rumbo.
“La impresión fuera de Argentina es que el país se precipita hacia una crisis caótica y que está irremediablemente sumido en disputas internas, incapaz de desarrollar un plan”, dice Benjamin Gedan, director en funciones del programa de América Latina en el Wilson Center. “Se lo ve como alguien que entiende lo que los inversores necesitan oír”.
Convencer a Washington y a Wall Street es la oportunidad de Massa de demostrar que es diferente a sus predecesores y que puede hacer frente a una crisis económica cada vez más profunda, ya que tiene el músculo político del que ellos carecían. El nuevo ministro tiene profundos vínculos con los sindicatos y los movimientos sociales de Argentina, organizaciones clave que podrían ayudar a controlar las tensiones sociales.
También cuenta con el apoyo tácito de Kirchner por ahora, según un legislador conocedor de su pensamiento. Massa considera que una foto que se hizo con la vicepresidenta cuando se convirtió en ministro es una señal de que ella no se interpondrá en su camino, según una persona con conocimiento directo.
Política zigzagueante
Massa fue jefe de gabinete de Kirchner durante parte de su presidencia, antes de abandonar su administración para formar un nuevo partido y presentarse a las elecciones presidenciales de 2015 contra el candidato de Kirchner. Quedó en tercer lugar, pero después se alió con el principal rival político de Kirchner, el ex presidente Mauricio Macri, que trató de aplicar reformas pro mercado.
Más tarde, Massa abandonó a Macri cuando su gobierno se desmoronó, y se reunió con Kirchner y Fernández en 2019, ocupando el cargo más importante en la Cámara Baja del Congreso.
Fernández se resistió a nombrar a Massa como ministro durante meses porque compiten por el mismo espacio de centro-izquierda en su coalición, según otras tres personas conocedoras de sus conversaciones.
Pero Fernández acabó cediendo después de que su ministro elegido a dedo, Martín Guzmán, dimitiera abruptamente en julio y su sustituta, Silvina Batakis, durara sólo tres semanas. Massa había insistido con Fernández en la revisión del equipo económico durante varios meses, según cuatro personas, lo que llevó a la prensa local a apodarlo “superministro” tras consolidar las oficinas de economía, producción y agricultura bajo un mismo techo.
Mientras que Massa resta importancia a la idea de una candidatura presidencial en 2023, uno de sus encuestadores externos, Antoni Gutiérrez Rubí, le aconsejó que dejara el Congreso y ocupara un puesto en el poder ejecutivo, donde podría tomar las riendas, mostrar los resultados a los votantes y, en última instancia, revertir sus índices de aprobación que se hunden, según dos personas. Gutiérrez no respondió a una solicitud de comentarios.
Lea más en Bloomberg.com