Bloomberg — El Banco Central Europeo intensificó su lucha contra la inflación este jueves, elevando sus tasas de inflación en 75 puntos básicos (una magnitud histórica) de cara a perspectivas cada vez más sombrías para el crecimiento económico.
La decisión, que no tiene precedentes, ilustra la creciente alarma por las mayores presiones de los precios en la zona euro, compuesta por 19 países, y la depreciación del euro. No obstante, está en línea con las previsiones de los analistas y llevó las tasas de depósito a 0,75%.
Acusado de reaccionar demasiado lento ante la subida de los precios que comenzó con el fin de los confinamientos por Covid-19 y se agravó con la invasión rusa a Ucrania, la decisión agresiva pone al BCE más en línea con la Reserva Federal, que evalúa una tercera subida de 75 puntos básicos.
“Este importante paso adelanta la transición desde el actual nivel altamente acomodaticio de las tasas de interés hacia niveles que garanticen el retorno oportuno de la inflación al objetivo del 2% a medio plazo del BCE”, señalaron los responsables de formular las políticas de Fráncfort en un comunicado.
También elevaron sus perspectivas de inflación para este año y el próximo, al tiempo que recortaron su previsión de expansión económica para 2023.
La decisión del jueves pone de manifiesto que los halcones del BCE siguen teniendo la iniciativa en el Consejo de Gobierno de 25 miembros, envalentonados por el nuevo dato de inflación del mes pasado, que alcanzó el 9,1%, más de cuatro veces el objetivo.
Es poco probable que el aumento de los costos de endeudamiento frene la subida de los precios de la energía, que podría ser peor después de que Rusia interrumpiera el suministro de gas natural a través del Nord Stream, un gasoducto clave. Pero el temor es que las expectativas de inflación se disparen sin subidas agresivas que serán cada vez más difíciles de aplicar a medida que la economía europea se tambalea.
Esta semana ya se ha producido un retroceso político al advertir el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que el endurecimiento monetario “debe hacerse compatible con una senda de recuperación económica”. A medida que la crisis del costo de la vida va minando la demanda, los analistas prevén una recesión en la zona del euro a partir de este año, y algunos afirman que la desaceleración ya está en marcha.
Las perspectivas de Alemania, la mayor economía del continente, son sombrías debido a su enorme dependencia energética del Kremlin. Aunque ha llenado las instalaciones de almacenamiento de gas más rápidamente de lo previsto, no son suficientes para excluir la posibilidad de racionamiento durante el invierno boreal.
Pero incluso con el presidente del Deutsche Bank AG, Christian Sewing, advirtiendo de que se avecina una recesión, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, quiere que se dé prioridad a la lucha contra la inflación sobre el crecimiento económico.
La subida de las tasas puede ofrecer cierto apoyo al euro, cuya caída por debajo de la paridad con el dólar ha encarecido las importaciones, sobre todo de productos básicos. En julio, los funcionarios del BCE “señalaron ampliamente” que la depreciación del euro constituía un “cambio importante” e “implicaba mayores presiones inflacionistas”, según un relato de esa reunión.
Los economistas encuestados por Bloomberg calculan que el BCE subirá la tasa de depósito hasta que llegue al 1,5%, que es el nivel “neutro” que los analistas consideran que no estimula ni restringe la economía.
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