Bloomberg — Liz Truss ganó este lunes la carrera para convertirse en la nueva primera ministra del Reino Unido para suceder a Boris Johnson. Asumirá el liderazgo de un país que enfrenta fuertes vientos en contra en materia económica y que amenaza con hundir a millones de británicos en la pobreza.
La ahora ex secretaria de Relaciones Exteriores, de 47 años, se impuso tras una competición de dos meses que comenzó con 11 candidatos y terminó con un mano a mano contra el ex ministro de Hacienda Rishi Sunak. En concreto, obtuvo 81.326 votos contra 60.399 de Sunak. Se convertirá en la tercera primera ministra mujer del Reino Unido.
El Reino Unido se enfrenta a una inflación creciente, a una posible recesión y a una presión récord en los costos de vida, impulsada por la subida de los precios de la energía. Los mercados han estado en rojo durante el mes de agosto, y la libra, los gilts y los bonos corporativos han sufrido las mayores ventas en años.
Truss tenía una ventaja de dos dígitos sobre Sunak en las encuestas entre miembros del partido. Ello implica que su victoria había sido anticipada durante semanas, y los mercados reaccionaron a su promesa de lidiar con la crisis a través de recortes impositivos. Los capitales extranjeros, en tanto, se preparan para su diplomacia combativa.
No asumirá el cargo hasta el martes, cuando visite a la Reina Isabel II para ser nombrada formalmente, poco después de que Johnson se reúna también con la monarca. Se espera que Truss regrese al número 10 de Downing Street para dar un discurso a la nación antes de nombrar a los miembros de su gabinete.
Entre los enormes retos de Truss se encuentran arreglar un Servicio Nacional de Salud en crisis tras la pandemia del virus Covid-19, superar el descontento industrial y las huelgas en áreas como la educación y el transporte, y navegar por una tensa relación con la Unión Europea que podría desembocar en una guerra comercial.
En Edimburgo, el Partido Nacional Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon exige un referéndum de independencia que amenaza con romper el Reino Unido.
La prioridad inmediata de Truss será concretar rápidamente los planes para ayudar a los hogares en apuros a hacer frente a las crecientes facturas energéticas, que este invierno triplicarán las del año pasado. Ha prometido un presupuesto de emergencia en su primer mes en el cargo, probablemente antes de que el Parlamento entre en receso el 22 de septiembre.
Truss ya se ha comprometido a ayudar a los británicos suprimiendo un aumento de 1,25 puntos porcentuales en la Seguridad Social, un impuesto sobre las nóminas, y reduciendo los gravámenes ecológicos de las facturas energéticas, lo que supondría un ahorro anual de 150 libras por hogar. Sin embargo, se ha negado a dar detalles sobre cómo ayudará a los pensionistas y a los que menos ganan, diciendo que eso lo tendrá que anunciar el nuevo canciller. Es probable que sea Kwasi Kwarteng, el actual secretario de Estado de Economía, aliado desde hace tiempo y alineado ideológicamente con Truss.
Además de la ayuda a los hogares, las medidas podrían incluir un recorte de las tasas empresariales para las pequeñas y medianas empresas, que no están protegidas por un tope de precios regulatorio en las facturas energéticas domésticas y han estado pidiendo ayuda.
Otras promesas hechas por Truss durante el concurso incluyen la eliminación de la subida del impuesto de sociedades prevista para el año que viene, que pasará del 19% al 25%, la promesa de no introducir nuevos impuestos y la exclusión de nuevos impuestos sobre los beneficios de la energía para financiar la ayuda a los hogares, incluso cuando un análisis del Tesoro estima que el sector generará hasta 170.000 millones de libras de beneficios excesivos en los próximos dos años.
Truss atrajo al ala derecha de su partido con su filosofía libertaria y de libre mercado y su promesa de recortar inmediatamente más de 30.000 millones de libras en impuestos. A pesar de ser la miembro más antiguo del gabinete, se ha presentado como la candidata del cambio que romperá con lo que ella llama la ortodoxia económica.
Pero sus planes han provocado las advertencias de Sunak y de los economistas de que corre el riesgo de avivar aún más la inflación, que ya está en el nivel más alto de las últimas cuatro décadas. Con el aumento de las exigencias al erario público, y con Truss descartando nuevos impuestos, es probable que tenga que recurrir a préstamos adicionales para financiar sus promesas.
En la escena internacional, Truss tendrá que lidiar con la situación del acuerdo del Brexit que rige en Irlanda del Norte, y el deterioro de la relación del Reino Unido con la Unión Europea como resultado de su propio proyecto de ley para anularlo. Ha dicho que seguirá adoptando una línea dura contra Rusia tras su invasión de Ucrania, y ha prometido tomar medidas enérgicas contra las inversiones chinas en el Reino Unido.
La City también estará atenta a sus propuestas de revisión del mandato del Banco de Inglaterra y de los organismos de vigilancia financiera del Reino Unido, así como a su promesa de eliminar toda la normativa de la UE para finales de 2023, incluidas las normas Solvency II y MiFID II.
Truss también tendrá que arreglar la posición de su partido ante el electorado tras una serie de escándalos perjudiciales bajo el mandato de Johnson, seguidos de la parálisis del gobierno este verano boreal, cuando ella y Sunak intercambiaron críticas en su enconada batalla por el liderazgo.
Los conservadores van por detrás del Partido Laborista en las encuestas y han sufrido fuertes derrotas en las elecciones especiales de los últimos meses, tanto en su tradicional corazón del sur y rural como en partes del norte de Inglaterra que Johnson ganó a la principal oposición en 2019. Truss tiene hasta enero de 2025 -lo más tarde que puede convocar elecciones- para recuperar parte de la magia electoral desplegada por Johnson en 2019, cuando consiguió la mayor mayoría tory desde 1987.
-- Con la ayuda de Joe Mayes.
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