Una era económica mundial de 51 años podría estar agonizando

El nuevo orden que surja debe abordar mejor las necesidades y capacidades de mercados emergentes junto con economías avanzadas: Jerome Haegeli de Swiss Re Group

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Bloomberg — En los últimos días, Jerome Haegeli, economista jefe de Swiss Re Group (SREN), no ha dejado de pensar en el 15 de agosto de 1971, fecha en que, según recuerda, el entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, interrumpió un capítulo del famoso programa “Bonanza” para anunciar el final de la paridad con el oro, dando inicio a más de 50 años de globalización.

Con el anuncio, también llegaron los tipos de cambio flexibles, los mercados abiertos y una presión descendente sobre la inflación que desencadenó numerosos rumores sobre su eliminación.

Haegeli, quien también trabajó en el Banco Nacional Suizo, incluyendo ser su delegado en la junta del Fondo Monetario Internacional (FMI), recuerda bien la fecha porque fue el inicio de una época que está llegando a su fin.

“Nos encontramos en una crisis” que se produce en “cámara lenta” como consecuencia de las perturbaciones de los precios de los alimentos, de la energía y de la cadena de suministro, afirmó el martes en una entrevista. “Es necesario que se den períodos de crisis para que se produzca un cambio en el régimen macroeconómico” ya en curso.

El nuevo sistema que emerge debe llevar el “espíritu de Bretton Woods” en su énfasis en la cooperación entre los formuladores de políticas en todo el mundo, dijo, refiriéndose a la conferencia de 44 naciones de 1944 que sentó las bases para el patrón dólar de la posguerra, basado en la promesa de EE.UU. de convertir el billete verde en oro a US$35 la onza, un sistema finalmente suspendido por Nixon.

Cualquier orden nuevo que surja debe abordar mejor las necesidades y capacidades de los mercados emergentes junto con las economías más avanzadas, dijo Haegeli.

Un punto de partida para los banqueros centrales, obligados a recalibrar las expectativas de inflación en medio de la invasión rusa de Ucrania, es cumplir con su mandato de procurar la estabilidad de los precios, dijo Haegeli.

Y los formuladores de políticas deben volver a centrarse en facilitar la inversión de largo plazo, junto con una reactivación de la “economía real”, con activos tangibles como la infraestructura que recuperan popularidad después de 15 años de una inflación de los precios de los activos financieros. En este sentido, Haegeli elogió a Singapur por su anuncio este mes de una oferta de bonos verdes, que el economista cree que se replicará en otras países a medida que los gobiernos buscan más dinero privado para canalizar a proyectos de infraestructura.

El ex banquero central es bastante optimista en sus predicciones de que los funcionarios abrazarán esta nueva era de la economía mundial y podrán cumplir mejor su mandato, en un enfoque de “regresar a lo básico” centrado en la estabilidad de los precios, pero sus previsiones de corto plazo son mucho más sombrías.

Swiss Re ha estado por encima del consenso en el crecimiento de precios y por debajo en las estimaciones de expansión. Haegeli y su equipo ven una inflación más alta durante más tiempo, con los precios al consumidor de EE.UU. asentándose en alrededor del 3% durante la próxima década.

Eso significará una “recesión inflacionaria” (precios más elevados en medio de una contracción del crecimiento económico) en todo el mundo, incluso si no es como la estanflación al estilo de la década de 1970, dijo. Y aunque la recesión debería ser “bastante leve” en los EE.UU., se avecina una mucho más grave en Europa, donde los precios del gas natural se mantienen unas 10 veces por encima de lo normal.

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