Bloomberg — La posibilidad de que tengan lugar protestas sociales ha crecido en todo el mundo, a medida que las naciones desarrolladas y los mercados emergentes enfrentan la inflación más alta en décadas y problemas generados por la invasión de Rusia en Ucrania.
Un informe analizó 198 países en el Índice de Disturbios Civiles y encontró que en 101 hay un riesgo creciente de que se presenten estos hechos en el tercer trimestre del año, según una investigación realizada por la empresa de inteligencia Verisk Maplecroft. Es el mayor aumento desde que se elabora la clasificación en 2016.
El potencial de disturbios está aumentando en toda Europa, que se prepara para un largo invierno de interrupción de la energía debido a la guerra en Ucrania, así como en el mundo en desarrollo, donde las subidas de precios de los productos básicos han desencadenado la preocupación de una crisis alimentaria mundial. Según los investigadores, la amenaza aumentará en los próximos meses.
Sobre todo en los países desarrollados, los disturbios civiles podrían adoptar la forma de manifestaciones y huelgas laborales con el potencial de desgarrar el tejido social de las naciones.
“Se trata de acontecimientos significativos en términos de perturbación de la vida cotidiana”, dijo Jimena Blanco, analista jefe de Verisk Maplecroft, en una entrevista. En los mercados emergentes, los peores escenarios pueden implicar “disturbios, saqueos, incluso intentos de derrocar al gobierno”, dijo.
Es probable que la inflación mundial se prolongue durante meses, sin perspectivas de volver a los niveles anteriores a la doble crisis de la pandemia del Covid-19 y la guerra de Ucrania, aunque la inflación de los precios al consumo se reduzca un poco en el segundo semestre.
En cuanto a los disturbios civiles, aunque los investigadores de Verisk preveían un aumento del riesgo en 2020, el salto mostrado por la investigación ha sido “mucho peor” de lo previsto inicialmente, según el informe. Los niveles de inflación hacen que casi la mitad de los países del índice se clasifiquen como niveles de riesgo “alto” o “extremo”.
Según el informe, es probable que el creciente potencial de malestar sólo se solucione con una “reducción significativa” de los precios de los alimentos y la energía. Pero el clima también es un factor, sobre todo en Europa, donde una temporada en la que se necesiten altos niveles de calefacción exacerbaría la crisis energética del continente.
Países más afluentes como Alemania, donde la perspectiva de escasez de energía se ha traducido en un aumento de las facturas de gas y electricidad y el espectro de los apagones, muestran un repunte en el informe. Incluso Suiza, donde la inflación está en el nivel más alto de las últimas tres décadas y las autoridades advierten de que los precios altos persisten, registró un aumento, según la investigación.
Entre los países en vías de desarrollo se destaca Sri Lanka, donde las protestas generalizadas por la escasez de combustible y la mala gestión llevaron a la caída del gobierno este año. Argelia, donde los ingresos del gas han evitado los recortes de gastos, mostró el mayor potencial de riesgo en los próximos seis meses, según los investigadores.
Muchas naciones que pudieron apuntalar sus economías durante la pandemia están ahora luchando por mantener el gasto social. Entre ellos se encuentran Egipto, Bolivia, Filipinas, Serbia, Zimbabue y Bosnia-Herzegovina.
El índice se elabora a partir de una serie de encuestas que evalúan factores como la inflación, los mecanismos para superar los conflictos y el impacto de los disturbios.
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