Bloomberg — Desde que Amazon Inc. (AMZN) compró los derechos mundiales de la franquicia de “El Señor de los Anillos” en 2017 por US$250 millones, los fanáticos estaban en alerta, preocupados y discutiendo en los foros de Reddit y en Twitter acerca de la trama, la autenticidad y la realización.
Cuando Amazon presentó los avances de la serie El señor de los anillos: Los anillos del poder (The Lord of the Rings, The Rings of Power), un programa de cinco temporadas basado en parte en la historia del mundo que J.R.R. Tolkien había escrito como apéndices de El retorno del rey, provocó más revuelo. La diversidad del elenco y de las protagonistas femeninas suscitó críticas que sugerían racismo y misoginia, “es la forma de faltar al respeto al material original lo que no aceptamos”, fue una típica crítica.
Una vez vistos los dos primeros capítulos de una hora de duración (la empresa solo ha puesto a disposición de la prensa dos de los ocho episodios antes del estreno de la serie el viernes 2 de septiembre), puedo decir con seguridad que las críticas ... no son importantes. Seguramente hay muchas cosas que pueden ofender a varios fanáticos, sin embargo, para la mayoría de los espectadores, incluyéndome a mí, no habrá ningún problema.
Los encargados y productores ejecutivos, J.D. Payne y Patrick McKay, han conseguido construir una historia épica, envolvente y exuberante, con ecos de la tradición de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit” de Peter Jackson, al tiempo que han abierto nuevos horizontes. La ambientación es la misma, ya que tanto la película como la teleserie fueron rodadas en Nueva Zelanda.
Lo mismo ocurre con la cosmética de cada especie, con elementos elaborados y refinados en el caso de los duendes y con una ornamentación angulosa y severa en el caso de los enanos. Sus personajes se expresan con acento británico, al parecer el acento oficial de la época. Si hay algo que se puede decir es que los efectos especiales del “Anillo de Poder” sobrepasan a los de su predecesor del cine de hace 20 años. Parece que el precio de la serie, estimado en US$1.000 millones, valió la pena.
El escenario inicial de gran fantasía resultará natural para cualquiera que esté familiarizado con las películas. Estamos unos miles de años antes de que Frodo Baggins comience su búsqueda para destruir un anillo malvado arrojándolo a un volcán, pero el villano Sauron es el mismo. Como en las películas, las fuerzas del mal se habían levantado, solo para ser derrotadas antes de que comenzara la historia real; y al igual que en las películas, solo unas pocas Cassandras están convencidas de que en realidad no se han ido, sino que solo están reuniendo fuerzas en secreto. Los primeros episodios están dedicados a darles la razón.
Conocemos a Galadriel (una excelente Morfydd Clark) como una comandante elfa decidida a encontrar a Sauron, desafiando la sabiduría imperante de sus compañeros y de las élites elfas. Su búsqueda comienza de forma solitaria, escalando montañas y cruzando océanos en un intento de erradicar el mal. Y sí, esta es la Galadriel que aparece posteriormente en la trilogía cinematográfica, interpretada por Cate Blanchett.
Otro duende, Arondir (Ismael Cruz Córdova), tiene más compañía. Estacionado anteriormente en una guarnición élfica en la Tierra Media, él, como Galadriel, se niega a aceptar el mensaje de “misión cumplida” de sus comandantes. Se embarca en su propia búsqueda de orcos, ayudado al principio por un sanador humano (Nazanin Boniadi), con quien intercambia miradas largas y significativas, la única vez que pensé que el programa se acercaba peligrosamente a un campamento de verano. (Si lo necesita, es una señal segura de que Rings of Power (Anillos del Poder) permanecerá en el territorio de TV-14 sin la sangre, el gore y la desnudez que HBO duplicó con su spin-off de Game of Thrones (Juego de Tronos) ).
Un tercer elfo, Elrond (Robert Aramayo), un ambicioso político (este es el mismo Elrond que aparece como el señor de Rivendel en la trilogía) recibe la tercera misión, viajando primero al vasto reino subterráneo de los enanos, donde se le encarga la creación de un consenso para una misión aún no articulada. No hace falta ser un erudito de Tolkien para darse cuenta de que está tratando de reunir un quórum que creará los anillos del título de la serie, aunque hay que subrayar que eso no es un punto de la trama confirmado.
Los representantes de Amazon Prime Video han advertido repetidamente a los críticos que no desvelen detalles de la historia, una preocupación razonable pero irrisoria, dado que los dos primeros episodios que, tienen en conjunto la duración de una película completa, dedican la mayor parte del tiempo a preparar el terreno para el inicio de la verdadera acción. La trama, si se puede llamar así, se dedica a poner a sus personajes principales en el camino que se supone que deben seguir.
Así, también se presenta una tribu de Harfoots, precursora de los Hobbits, que comparten con sus descendientes su capricho, su buen humor sacarino y su tendencia a atraer el peligro. Y también están los humanos, una raza que la serie no suele ver con buenos ojos; la mayoría tiende a ser cruel, intrigante e intolerante, aunque se supondría que encontraremos algunas manzanas buenas a medida que se desarrolle la historia.
Para que todo esto no parezca demasiado rutinario, debo enfatizar el placer que es mirar. Cada episodio costó aproximadamente US$58 millones, y se nota: la cinematografía es hermosa, los interiores detallados, el CGI solo un nivel por debajo del nivel de éxito de taquilla. Sin embargo, a diferencia de los éxitos de taquilla, este es un maratón narrativo, no un sprint, por lo que los giros de la trama y las grandes revelaciones se salpican juiciosamente, con la acción suficiente para mantener a los espectadores interesados.
El programa está interesado en cosas que las películas no. La aparición de los elfos en las costas de la Tierra Media siglos antes, por ejemplo, no es aceptada universalmente. En cambio, están posicionados como una especie de élite alienígena cuyas aparentes buenas intenciones de ayudar a derrotar al mal no pueden borrar el hecho de que son una fuerza de ocupación militarizada.
The Rings of Power, en otras palabras, es una interpretación reflexiva y llamativa de Tolkien que lleva la historia en una nueva dirección. Los autoproclamados expertos en Tolkien pueden quejarse todo lo que quieran. Se garantiza que el programa encontrará millones más para ocupar su lugar.
Lea más en Bloomberg.com
