Bogotá — Se estima que la media del recargo nocturno ordinario en Latinoamérica es de un 25% sobre el valor que recibe cada trabajador, en tanto que la duración de la jornada laboral nocturna en promedio es de 10 horas, según cifras de un informe de la firma dedicada a la práctica del derecho laboral López y Asociados e indagaciones de Bloomberg Línea en estos países.
En este informe, López y Asociados indica que en términos generales se presenta en la región una tendencia a “las jornadas nocturnas extensas”, aunque un fenómeno recurrente es que las de mayor duración tienden a los recargos más bajos por hora.
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La discusión alrededor de los recargos nocturnos revivió en Colombia con la llegada del nuevo Gobierno del izquierdista Gustavo Petro, cuya cartera de Trabajo ha propuesto que el país modifique el régimen para comenzar a remunerar desde las 6 p.m. y no desde las 10 p.m. como se tiene hasta ahora.
La Ley 789 de 2002 definió que el trabajo nocturno en Colombia era el comprendido entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, pero en el 2017 el exmandatario colombiano, Juan Manuel Santos, sancionó una ley que establece el recargo nocturno desde las 9 de la noche, que se mantiene vigente hasta hoy.
Mauricio Montealegre, director de la práctica de derecho laboral en la firma de abogados Gómez-Pinzón, explica a Bloomberg Línea que un cambio en la jornada nocturna no solo puede tener un impacto en la forma de trabajar de muchos colombianos, sino que al mismo tiempo “el bolsillo de los empleadores se puede ver afectado, pues supone un incremento en el costo de la operación laboral y por ende en su actividad o negocio”.
“Muchos retos plantea esta medida, pues usualmente los costos afectan el precio final de los bienes y servicios de los empresarios, impactando en igual proporción a los consumidores. Sin embargo, en mi opinión, esta reforma podría abrir un espacio para buscar alternativas creativas de trabajo, aprovechando el margen de trabajo que ofrece la jornada diaria en Colombia, y los diferentes esquemas de trabajo que pueden implementarse a la fecha”, indicó a este medio.
Para el experto en derecho laboral es probable que deban efectuarse ajustes a los horarios en los reglamentos, crearse políticas internas que definan la forma de prestar servicios por áreas y modificar los esquemas de remuneración en los contratos individuales de trabajo, con el objetivo de conservar la competitividad.
Además, cree que “esta puede ser una buena oportunidad para aprovechar jurídicamente otras horas del día, y así liberar las de la noche protegiendo los costos laborales operacionales”.
Saida Quintero, abogada experta en derecho laboral y socia de la firma Quintero y Quintero asesores, complementa en conversación con Bloomberg Línea que aquellos que están en contra de esa modificación al esquema plantean el hecho de que en Colombia se vienen presentado una serie de reformas que han incrementado los costos de manera importante para el sector empresarial, que tiene a sus empleados contratados formalmente.
“De hecho, se presentó recientemente una reforma que reduce la jornada laboral de manera paulatina de 48 a 42 horas empezando el año entrante. Y esto, sumado a estas modificaciones en jornada nocturna y recargo dominical que se están planteando ahora, representan un reto importante en términos de sobrecostos laborales que podrían, por qué no, terminar afectando el empleo y sobre toda la formalidad laboral”, apuntó.
Para la abogada, “este tipo de modificaciones, reformas, prebendas, garantías para los trabajadores, terminan favoreciendo finalmente solo a un porcentaje de los colombianos, los que tienen un empleo formal, un contrato de trabajo”.
¿Pero cuáles son los países de la región que pagan mejor el recargo nocturno y cuál es el rango de horas?
Desde Baker McKenzie indican a Bloomberg Línea que solo Guatemala y Panamá tienen establecidas 12 horas de horario nocturno, por lo que si Colombia incrementa esa jornada estará por encima del promedio de la región.
“Esto puede ser contraproducente para el sector empresarial y para la inversión extranjera, por ejemplo, por el aumento en el valor de nómina. Es un hecho notorio que nuestras pequeñas y medianas empresas ya están golpeadas y que en tiempos de tanta inflación y desempleo estas medidas pueden ser contraproducentes”, según Tatiana Garcés, socia principal de Laboral y Compensación de Baker McKenzie.
No obstante, estas iniciativas van en línea con lo propuesto por la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), que también pide derogar “la regresiva Ley 789 de 2002 para recuperar el trabajo diurno hasta las 6 p.m., el 100% de dominicales y festivos, la tabla indemnizatoria y el carácter laboral del aprendizaje”.
Además, pide “eliminar toda forma precaria e ilegal de contratación laboral, como la tercerización ilegal, las OPS, los contratos sindicales” y al mismo tiempo combatir la informalidad laboral y promover “políticas de producción agropecuaria e industrial que generen empleo e ingresos dignos”.
Tatiana Garcés considera en entrevista con Bloomberg Línea que dados los retos para el Gobierno y los empleadores, esta propuesta de la nueva Administración es una oportunidad para revisar estructuralmente los incentivos de generación de empleo que existen en Colombia para “evaluarlos, promoverlos y de ser necesario optimizarlos”.
“Esta puede ser una forma de hacer contrapeso a los retos y efectos no deseados de la propuesta. Asimismo, parece una oportunidad ideal para analizar investigaciones serias frente a la efectividad y productividad de la fuerza de trabajo en horarios nocturnos. Es una oportunidad para abrir este tipo de debates que pueden ser enriquecedores para el país”, agregó.
