Bloomberg — El petróleo se encamina a una tercera caída mensual consecutiva, la mayor racha de pérdidas en más de dos años, consecuencia de las preocupaciones por políticas monetarias más duras y su impacto en el crecimiento global, así como por la política “Cero Covid” de China y el efecto en la demanda del país.
El WTI se ubica por debajo de los US$90 el barril este miércoles, y su caída mensual es de alrededor de 10%. Europa está inmersa en una crisis energética que podría devenir en una recesión mientras que el crecimiento en China, el mayor importador de petróleo, se ha ralentizado.
Los bancos centrales del mundo, entre ellos la Reserva Federal de EE.UU., reiteraron esta semana su voluntad de elevar las tasas de interés para aplacar la inflación, lo que añade vientos de frente al crecimiento económico y la demanda de petróleo.
“El consumo de crudo y de productos petrolíferos no ha estado a la altura de las expectativas en la mayoría de los lugares del mundo que importan”, dijo Georgi Slavov, jefe global de investigación fundamental de los corredores londinenses Marex. “Mientras tanto, sigue habiendo una consistente acumulación de oferta a lo largo de toda la cadena de suministro y el resultado es esta debilidad de precios que estamos viendo”, agregó.
No obstante, los operadores están pendientes de una serie de problemas relacionados con la oferta que podrían impulsar los precios. Aunque en los últimos días se han producido importantes disturbios en Libia e Irak, la producción de petróleo de ambos miembros de la OPEP no parece haberse visto afectada hasta ahora. Por otra parte, las conversaciones para reactivar un acuerdo nuclear iraní que podría desbloquear mayores exportaciones de crudo se han prolongado, y la producción rusa se ha mantenido en niveles superiores a las expectativas anteriores.
“Rusia ha sido capaz de encontrar compradores en Asia, China e India en particular, y a su vez ha dejado más petróleo de Arabia Saudita y otros productores para los países occidentales, lo que también ha reforzado la oferta”, dijo por teléfono Carsten Fritsch, analista de Comerzbank.
La caída del petróleo en agosto es el más reciente capítulo de un año tumultuoso, en el que los precios subieron en la primera mitad por la invasión rusa de Ucrania, y luego se vieron perjudicados cuando los bancos centrales cambiaron de rumbo y Moscú consiguió mantener la mayor parte de las exportaciones. La reciente caída del crudo llevó a Arabia Saudita, el peso pesado de la OPEP, a plantear la idea de que la alianza podría recortar la producción, aunque los medios de comunicación rusos informaron de que la alianza no estaba discutiendo tal medida por el momento.
El tema principal “son las expectativas macroeconómicas pesimistas, junto con la escasa oferta derivada de los bajos inventarios”, dijo Zhou Mi, analista del Chaos Research Institute de Shanghai, afiliado a Chaos Ternary Futures Co.
Los datos del miércoles pusieron de manifiesto los retos a los que se enfrenta China. La actividad de las fábricas se contrajo en agosto por segundo mes consecutivo, y la economía se vio afectada por los brotes de Covid-19, la crisis del mercado inmobiliario y la escasez de energía.
Las materias primas, incluido el petróleo, también se han visto afectadas este mes por la fortaleza del dólar, que encarece las materias primas para los tenedores de fuera de Estados Unidos. El índice Bloomberg del dólar al contado ha subido más de un 2% en agosto, a medida que la Reserva Federal se compromete a subir las tasas de interés, y el indicador se aproxima al máximo histórico alcanzado en julio.
La Administración de Información Energética publicará el miércoles su análisis semanal de la oferta y la demanda para conocer las condiciones del mercado en Estados Unidos. El martes, el Instituto Americano del Petróleo informó de un modesto aumento de las reservas de petróleo en todo el país, aunque se produjo un descenso en el centro de almacenamiento clave de Cushing, Oklahoma, según personas familiarizadas con las cifras.
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