Bloomberg — La campaña de Luiz Inácio Lula da Silva, primero en las encuestas de opinión de cara a las elecciones presidenciales de Brasil, está cada vez más preocupada por ganar el apoyo de la clase media, un sector clave en los comicios, a medida que su ventaja en los sondeos se estanca, según personas cercanas al candidato.
El equipo de Lula ve a este sector de la población como uno de los mayores obstáculos para impulsar su intención de voto, estancada entre 43% y 45% este mes, dijeron las personas, que pidieron el anonimato porque las conversaciones no son públicas.
El presidente actual, Jair Bolsonaro, actualmente tiene más respaldo en el segmento, de acuerdo a una encuesta de DataFolha publicada el pasado 18 de agosto.
La clase media de Brasil, alrededor del 25% de la población, es un premio electoral clave e impulsó a Lula a su primera victoria presidencial en 2002. Luego le dieron la espalda a él y su partido (Partido de los Trabajadores, o PT) a medida que la izquierda política se enfrentó a una oleada de acusaciones de corrupción. Más recientemente, ese segmento ha sido el principal beneficiario de los recortes fiscales de Bolsonaro.
Lula, por su parte, ha dado prioridad a los grupos más pobres, alejando la atención de la clase media, según Deysi Cioccari, profesor de ciencias políticas de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
Algunos asesores están presionando a Lula para que adopte un tono más pragmático en sus discursos, alejándose de su base de apoyo de izquierdas y ampliando su atractivo en materia de economía, en un esfuerzo por atraer a los votantes de centro y de clase media, según dos coordinadores de campaña. Su apuesta es que muchos en ese segmento se sienten alienados por las opiniones conservadoras de Bolsonaro y su retórica agresiva.
El jueves por la noche, Lula dará una entrevista de 40 minutos en el Jornal Nacional de Globo TV, que es el programa de televisión más visto del país. A principios de esta semana, Bolsonaro buscó acercarse a más brasileños y atraer votos moderados a través de su aparición en el programa.
Exenciones fiscales
La clase media brasileña gana entre 1.350 reales (US$263) y 9.000 reales al mes y gasta alrededor del 20% de sus ingresos en salud y educación, según el Instituto de Economía Aplicada, una agencia de investigación respaldada por el Estado conocida como Ipea.
Mientras que se han visto golpeados por la alta inflación y la subida de las tasas de interés, Bolsonaro puede pregonar el alivio de los recortes de impuestos sobre los combustibles y los servicios públicos, que impulsaron la mayor caída de los precios al consumidor a mediados de mes que se haya registrado, así como el fin de los gravámenes sobre bienes como los videojuegos y los monopatines.
A falta de cinco semanas para la votación del 2 de octubre, los planes de Lula para ganarse a la clase media aún no están claros.
El ex líder sindical ha prometido simplificar el sistema fiscal para asegurar que los ricos contribuyan más y los pobres paguen menos. Según la propuesta de Lula, los brasileños con salarios inferiores a 5.000 reales tendrán una exención del impuesto sobre la renta, aunque no ha detallado los beneficios para los que ganan un poco más.
Lula actuó con antelación para acercarse a los moderados al elegir a Geraldo Alckmin como su compañero de fórmula. Alckmin, un político de centro, es un ex gobernador de Sao Paulo y antiguo adversario electoral de Lula.
Aproximadamente el 41% de los brasileños que ganan entre 2.400 y 6.000 reales apoyan a Bolsonaro, frente al 38% del ex presidente, según la encuesta de DataFolha.
Entre los votantes que ganan entre 6.000 y 12.000 reales, la diferencia es aún mayor, con un 47% para el presidente y un 34% para su rival. No obstante, a nivel general Lula obtendría el 47% de los votos en la primera vuelta, frente al 32% de Bolsonaro, según el sondeo.
--Con la ayuda de Bruna Lessa, Maria Eloisa Capurro e Isadora Calumby.
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