Estabilidad en producción de chips tomará varios años y hay alerta de nueva escasez

Las tensiones geopolíticas, las subidas de tasas de interés y temores de una recesión mundial provocan una baja en el ritmo de producción, y Latinoamérica podría resentir esos efectos.

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Guatemala — La producción de microprocesadores se planifica entre seis meses e incluso, dos años de anticipación, y lo que se vivió durante los primeros años de la pandemia del Covid-19 vino a tambalear una industria clave para las economías de los países.

El aumento exponencial de algunos dispositivos tecnológicos debido a las restricciones que se vivieron por la emergencia sanitaria, obligó al teletrabajo y los estudios en casa derivaron en una alta demanda agotando los inventarios disponibles.

Al mismo tiempo, se vivió una disrupción en la cadena logística, retrasos y alzas en los precios de los fletes.

Alexander Rojas, gerente de Desarrollo de MediaTek para Colombia y Centroamérica, comentó a Bloomberg Línea, que, al agotar los inventarios, las empresas empezaron a demandar más chips porque se habían acabado, y afirma que la situación los tomó por “sorpresa” porque las industrias demandaban más.

“Esa situación generó mucha competencia entre las mismas industrias que utilizan los semiconductores, es decir, el mismo chip o la misma producción que se utiliza para un teléfono inteligente es la misma para un automóvil o un router WiFi, y generó mucha escasez de componentes”, explicó.

Baja el ritmo de producción

Actualmente, se agregan otros factores como las tensiones geopolíticas, las subidas de tasas de interés y los temores de una recesión global están proyectando una baja en el ritmo de la producción.

Según una publicación de Bloomberg, el desvanecimiento de la demanda tecnológica pone de manifiesto un panorama cada vez más sombrío, ya que la guerra de Rusia contra Ucrania y la subida de los tipos de interés frenan la actividad.

Rojas consideró que la situación no ha regresado al 100% a su normalidad, porque diferentes industrias enfrentan distintos retos.

Por ejemplo, se observa una demanda fuerte con tecnología 4G y hay menos capacidad de producción porque ya están enfocándose en otras tecnologías más modernas.

“La percepción es que ha mejorado, pero no hemos logrado el equilibrio, pero dependerá del tema geopolítico, porque Taiwán es uno de los países que produce el 92% de chips en el mundo y si llega a pasar algo con China, se encienden las alarmas de nuevos efectos, pero es impredecible”, expresó el profesional.

Inversión es millonaria

Establecer una fábrica de semiconductores requiere una inversión entre US$35.000 millones y US$50.000 millones aproximadamente, y la puesta en marcha toma entre dos y tres años, indicó Rojas.

Por lo anterior, depende de las tecnologías y de los nanómetros, si son más pequeños porque ya son más modernos no necesitan tanto procesamiento, pero no es sencillo porque la planificación lleva anticipación.

“Montar fábricas de semiconductores en Latinoamérica no sucederá, y solo hay cuatro fábricas en el mundo, la de Taiwán, otra entre China y Europa, la de China y Samsung, y ninguna está ubicada en América. Recientemente, Estados Unidos está presionando para que haya una en ese país, pero tardará unos dos años”, enfatizó el directivo.

Usualmente las capacidades de producción se aplican para las tecnologías más recientes y no tanto para las antiguas.

Por ejemplo, para producir un automóvil se necesita que todos los componentes sean verificados, certificados y asegurados.

Entonces, asegurar un carro y certificar que puede ser producido, en promedio toma tres o cuatro años y no es posible cambiar el chip a una tecnología más nueva, si es posible, pero toma muchos años, resaltó el ejecutivo de MediaTek.

Es por eso que es tan complicado aumentar la producción de semiconductores, porque, por un lado, sí se pueden instalar nuevas fábricas, pero nadie va instalar una con tecnología antigua, porque ya no es negocio, enfatizó.

“En una fábrica de chips no hay operarios porque son máquinas que trabajan 24 horas al día y llevó años su planificación, es decir, se programaron 300.000 millones de chips, pero, cómo se van a repartir, esa es otra historia, podrá aumentar la capacidad, posiblemente, pero tomará entre dos a tres años y solo para ciertas industrias”, concluyó Rojas.

Exportaciones en descenso

Según Bloomberg, la demanda de DRAM aumentará probablemente un 8,3%, el menor crecimiento de bits registrado, según la empresa de investigación tecnológica TrendForce Corp. que prevé que la oferta aumente un 14,1%. El crecimiento de bits se refiere a la cantidad de memoria producida y sirve como barómetro clave de la demanda del mercado mundial.

Las exportaciones de Corea del Sur se ven reforzadas cuando la demanda supera a la oferta en el crecimiento de bits. Pero como es probable que el próximo año la oferta crezca casi al doble del ritmo de la demanda, las exportaciones pueden estar abocadas a un importante descenso.

Cada vez hay más indicios de que el comercio ya está empezando a deteriorarse. Las exportaciones tecnológicas de Corea cayeron en julio por primera vez en más de dos años, con los chips de memoria a la cabeza de las caídas. Los inventarios de semiconductores se acumularon en junio al ritmo más rápido en más de seis años.