Bloomberg — Cada mañana en la que Nick Twidale llega a su mesa de trabajo en Bridge Street, en el corazón del distrito financiero de Sídney, en Australia, es recibido por una serie prácticamente interminable de órdenes de compra de dólares.
“Es la operación más fácil en el mercado de divisas”, dice Twidale, un veterano de los mercados con 25 años de experiencia y director ejecutivo de Asia-Pacífico en el broker FP Markets. “Hasta que no haya un cambio dramático en los fundamentos y la retórica relacionada a la Fed, definitivamente sería una tontería vender el dólar cuando todo el mundo está tan nervioso”.
La nueva oleada de apreciación del dólar se ha manifestado en caídas dramáticas en todas las otras divisas principales la semana pasada, a medida que la preocupación por una Reserva Federal de línea dura y la posibilidad de una recesión mundial impulsaron la demanda del activo refugio por excelencia.
El euro se hundió por debajo de la paridad, las autoridades surcoreanas intervinieron verbalmente para impedir que el won alcanzara su nivel más bajo en 13 años y las esperanzas de una recuperación del yen se desvanecieron al caer de nuevo hacia el nivel clave de 140 unidades por dólar.
El rally parece tener mucho más espacio para continuar, ya que se espera que los comentarios del presidente de la Fed, Jerome Powell, en el simposio de Jackson Hole a finales de esta semana, impulsen la carrera de la moneda estadounidense.
“La sonrisa del dólar parece intacta”, escribió Win Thin, jefe global de estrategia de divisas de Brown Brothers Harriman & Co, refiriéndose a la teoría de que el billete verde se fortalece tanto durante los periodos donde el rendimiento económico estadounidense es mayor a los de sus pares como en recesiones. Si “los impulsos de riesgo disminuyen, el dólar debería seguir beneficiándose de las perspectivas económicas relativamente sólidas de Estados Unidos y de las mayores expectativas de endurecimiento de la Fed”.
El indicador Bloomberg del dólar subió un 0,2% el martes, ampliando las ganancias por quinta sesión consecutiva.
Entorno alcista
Los posibles factores que impulsan las ganancias de la divisa estadounidense son numerosos y se sitúan a ambos lados de la ecuación de la sonrisa del dólar. Uno de ellos es la apuesta por la debilidad de las principales divisas, desde las europeas, que se tambalean, hasta el yen japonés, que se encuentra en dificultades.
Los fondos de cobertura ya han aumentado sus apuestas cortas netas sobre el euro hasta un máximo de tres semanas, mientras que las apuestas bajistas sobre la libra esterlina subieron al máximo desde marzo de 2020, según los últimos datos de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas. Al mismo tiempo, los gestores de activos aumentaron sus posiciones cortas en el yen.
El pronosticador más bajista del euro para final de año, JPMorgan Chase & Co (JPM), ve a la moneda común cayendo a US$0,95 en diciembre, según datos recopilados por Bloomberg. RBC Capital Markets considera que la libra esterlina caerá más de un 5% en el mismo periodo, hasta el nivel de US$1,11, mientras que el Commonwealth Bank of Australia espera que el australiano caiga hasta los 65 centavos de dólar.
De forma más inmediata, “la acción de los precios seguirá reflejando el posicionamiento antes del discurso del presidente del FOMC, Powell, en el retiro anual de Jackson Hole”, dijo Carol Kong, estratega de CBA. “Esperamos que el euro-dólar cotice por debajo de la paridad la mayor parte de la semana”.
Golpe a los emergentes
La meteórica subida del dólar es aún más perjudicial para los mercados emergentes, cuyos bancos centrales están quemando colectivamente el equivalente a más de US$2.000 millones de reservas de divisas cada día para reforzar sus monedas.
India, Tailandia y Corea del Sur han visto caer sus reservas en un total de US$115.000 millones sólo este año. El yuan chino, considerado por muchos como un ancla para el sentimiento y las divisas de los mercados emergentes, se está deslizando hacia el nivel clave de 7 por dólar, debido a las restricciones por el Covid-19 y a la desaceleración de la economía.
A medida que la curva de rendimientos de EE.UU. se invierte aún más -una señal muy vigilada de una recesión pendiente-, las monedas emergentes, como el won, el forint húngaro, el real brasileño y el peso mexicano, se encuentran entre las más vulnerables a caer en nuevos mínimos, según TD Securities.
“La combinación de unas tasas más altas y un dólar más alto ha ejercido una presión significativa sobre el sentimiento de riesgo”, dijo Alvin Tan, estratega de RBC Capital Markets en Singapur. La fortaleza del dólar “puede continuar durante el resto del año y probablemente hasta principios del próximo”.
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