Déficit fiscal en Argentina: ¿se puede cumplir la meta con el FMI para el 2022?

Pese a una mejora en el resultado fiscal de julio, analistas privados advierten que no será “sencillo” alcanzar el objetivo primario de 2,5%

Por

Buenos Aires — En medio de la escalada inflacionaria, una brecha cambiaria que no cede y ante la puesta en marcha del nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la corrección del déficit fiscal representa uno de los desafíos más urgentes para el equipo económico liderado por Sergio Massa.

De acuerdo con los últimos datos oficiales, en julio el sector público nacional registró un déficit primario de $75.947 millones, lo cual estuvo “en línea con lo establecido” por el Palacio de Hacienda “en el sentido de ordenar las cuentas públicas para cumplir con el presupuesto vigente”.

En ese sentido, la cartera económica aseguró en un comunicado que el mes pasado se dio una “serie de correcciones que permiten retomar un sendero fiscal compatible con un déficit anual del sector público nacional de 2,5% de PIB”.

--- Seguínos en las redes sociales de Bloomberg Línea Argentina: Twitter, Facebook e Instagram ---

El déficit y las señales del Gobierno

Bruno Bonfanti, economista de Ecolatina, consideró que en julio la administración de Alberto Fernández “dio los primeros pasos hacia un proceso de consolidación fiscal en la segunda mitad del año”.

“Concretamente, con un saldo negativo de casi $76.000 millones, el rojo primario se redujo un 55% en términos reales contra julio de 2021. Tal resultado fue producto tanto de un buen desempeño de los ingresos como de una reducción de los gastos”, analizó en diálogo con Bloomberg Línea.

En ese sentido, precisó: “Por un lado, los Ingresos Totales (excluyendo el Aporte Solidario en 2021 y los ingresos por colocaciones de deuda que superan el 0,3% del PIB en 2022) alcanzaron seis meses consecutivos de crecimiento real impulsados, principalmente, por los impuestos vinculados con la actividad económica y la seguridad social”.

“Por otro lado, el gasto primario no sólo cayó más de un 5% real en su comparación interanual, sino que también se ubicó un 7% por debajo del promedio real en el segundo trimestre”, puntualizó.

De ese modo, manifestó que “los ingresos (excluyendo extraordinarios) alcanzaron el segundo mes consecutivo corriendo a una mayor velocidad que el gasto primario”.

La consultora LCG resaltó que en julio se observó “una marcada mejora del resultado primario a partir de un crecimiento de los ingresos del 7% anual en términos reales contra una caída del 5% en el caso del gasto primario”.

¿Se puede cumplir la meta con el FMI?

El analista financiero Christian Buteler coincidió en destacar que durante julio los ingresos crecieron por sobre los gastos e incluso que lo hayan hecho por debajo de la inflación, por lo que estimó que “aún se está con posibilidades de cumplir el objetivo del déficit fiscal de 2.5% del PBI para todo el 2022″.

“La segunda mitad del año estará signada necesariamente por una mayor austeridad fiscal: el gasto primario deberá continuar con su trayectoria de reducción en términos reales, si el Gobierno pretende cumplir con la meta acordada y dar señales fiscales contundentes para anclar las expectativas, lo cual será clave para sostener el rollover de deuda en el mercado doméstico”, evaluó el economista Bruno Bonfanti.

En ese sentido, pronosticó que “el desafío pasará por armar el complejo rompecabezas del gasto público en los próximos meses, en el que posiblemente la inflación sea el principal aliado del gobierno en materia fiscal”.

La próxima meta fiscal en el horizonte aparece recién a fines de septiembre. Estimamos que de continuar con esta trayectoria el Gobierno podría cumplir con la meta del 2,5% del PIB para el rojo primario en 2022″, expresó.

Pese a ello, aclaró que alcanzar el objetivo “no será para nada sencillo, dado que el gasto primario no sólo debería mostrar una reducción real en su comparación interanual, sino que también en su comparación semestral”. “Esto último se traduciría en un ajuste fiscal pocas veces visto: en los últimos 30 años únicamente en 2001 y en 2002 el gasto primario del segundo semestre fue inferior al del primer semestre en términos reales”.

Desde Consultatio pusieron en duda el cumplimiento de la meta: “El compromiso de déficit primario de 2,5% que ratificó el ministro Massa para 2022 todavía está muy lejos del 3,3% que anticipa el consenso de mercado con prácticamente dos tercios del año ya transcurridos”. “Esto agrega un problema de credibilidad importante y también puede esmerilar el apoyo del FMI”, remarcó el broker.

El incumplimiento tan abultado y creciente de la meta fiscal en el programa firmado, sumada al de reservas es un inconveniente serio para la discusión de medidas cambiarias que todavía no comenzaron, pero que son inevitables. Sin apoyo explícito del FMI, cualquier programa de estabilización es mucho más difícil”, sostuvo.

Si bien la consultora LCG destacó el resultado de julio, subrayó que “habrá que confirmar que esta dinámica pueda mantenerse en el tiempo”. “Luce más a problemas de gestión en un mes en cual el Ministerio de Economía se mantuvo prácticamente acéfalo”, analizó.

“Manteniendo la inercia del primer semestre del año, pero ajustando por la estacionalidad propia del gasto en la última mitad del año y asumiendo un impacto muy marginal en la cuenta de subsidios por efecto de la segmentación tarifaria, nuestra proyección es un déficit primario piso de 3,2% del PBI”, indicó.

Sin embargo, aclaró que Massa “asumió con la impronta de alcanzar la meta de déficit primario acordada con el FMI de 2,5% del PBI”, por lo que aseguró que ello “demandará un ajuste de 11% anual real del gasto neto de subsidios”. “Dado que hay rubros del gasto que tienen inercia propia, como salarios o los que ajustan por movilidad, el recorte sobre el ‘resto del gasto’ deberá ser mayor: 24% anual real en el segundo semestre”, calculó.

Las dudas, en ascenso

En tanto, desde PwC Argentina, evaluó que aumentaron las dudas sobre la posibilidad del sector público de cubrir sus necesidades financieras y ha dinamizado las expectativas de una aceleración inflacionaria. “Esto dio inicio a una creciente dolarización de carteras y, como resultado, en julio la brecha de los tipos de cambio financieros respecto del oficial se ubicó por encima del 100%”, afirmó.

Son varios los hechos que subyacen a la desconfianza sobre la posibilidad de alcanzar el resultado fiscal y de su financiación (distinta de la emisión de pesos por parte del Banco Central de la República Argentina)”, expresó y argumentó que, por el lado de los ingresos, aquellos de origen tributarios se encuentran mayoritariamente vinculados a la actividad.

Si bien la actividad ha venido creciendo en términos interanuales, ha comenzado a mostrar signos de amesetamiento y si se considera que muchas industrias han realizado paradas por la falta de insumos importados”, consideró.