San Pedro Sula — Ante el anuncio de aumento de precio a la harina de maíz por parte de dos empresas molineras, productores dan un compás de espera al Gobierno de Honduras para que responda o de lo contrario buscarán incrementar el precio de la tortilla.
Los industriales plantearon subir de 32 a 35 lempiras (HNL), US$1.30 a US$1.42, el saco de 50 libras de harina de maíz, principal insumo de la tortilla, equivalente a un incremento de 70 centavos de lempira por libra.
Según los monitoreos de la Asociación para la Defensa de la Canasta Básica de Honduras (Adecabah), de noviembre de 2021 a agosto de 2022, este producto de consumo masivo ha registrado tres incrementos de precio.
Con ello, pasó de costar 369 lempiras (US$15.06) a 497 lempiras (US$20.28), es decir, una diferencia de 128 lempiras (US$5.22), que significa 35%.
En reacción, productores han dicho que si las autoridades de Gobierno no frenan el aumento de los molineros, la unidad de tortilla pasará de 60 centavos de lempira que se cotiza en promedio actualmente a entre 1.50 y 2 lempiras.
Sin embargo, la Dirección General de Protección al Consumidor de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDE), indicó que el aumento que sugieren los productores de tortilla es injustificado.
“Si una libra hace alrededor de 30 tortillas, el aumento debería de ser de dos a tres centavos. Entonces pasaría de 66 a 68, 69 o hasta 70 centavos de lempira”, dijo Mario Castejón, director general de Protección al Consumidor a Bloomberg Línea.
El funcionario dijo que esperan confirmación esta semana de empresas molineras y productores de tortillas para reunirse.
Producción nacional es insuficiente
La crisis mundial de la cadena logística también ha repercutido en la industria molinera. “Las empresas molineras nos explicaban que el flete de maíz subió de 380 a 500 lempiras por quintal y además les afecta la demora que están teniendo en las terminales de Puerto Cortés, que es altísima”, agregó Castejón.
Un reporte del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señala que la demanda interna de maíz se sustenta en gran medida en las importaciones, las cuales en 2020 se cuantificaron en alrededor de 12.3 millones de quintales que, estuvieron destinadas a cubrir requerimientos de la industria de concentrado para la alimentación animal y para harina de maíz en atención al consumo humano.
De acuerdo con estos datos, el país presenta una dependencia de las importaciones del orden del 46.8% de la demanda interna. Este nivel de importación le significó en el quinquenio 2015-2020 una erogación anual promedio de US $138.3 millones, cantidad que impacta significativamente en las divisas del país.
Partiendo de un consumo per cápita de 174 libras (79 kilos) en una población superior a los 9 millones, el país centroamericano presentó una demanda interna anual de 26.3 millones de quintales de maíz en 2020.
De acuerdo con estos resultados, 16.2 millones quintales (61.5% de la demanda) está destinado al consumo en el hogar, el 32.9% al consumo agroindustrial (concentrado para la alimentación animal) y el 5.6% restante cubre el requerimiento de semilla y las pérdidas que se dan en el manejo de la postcosecha del grano.
Del total registrado, el consumo en el hogar significó 16.2 millones de quintales, de los cuales 12.5 millones (77.2%) vinieron de la producción nacional y la diferencia 3.7 millones (22.8%) de las importaciones en concepto de maíz blanco y harina de maíz.