Bloomberg — Las automotrices que se apresuran a construir más vehículos se están enfrentando a un problema: el efecto del cambio climático en la industria.
Este lunes, las autoridades de la provincia china de Sichuan, que representa alrededor del 20% de la producción de litio del país, expandieron los cortes energéticos a algunos usuarios industriales, a medida que la ola de calor más intensa en más de 60 años vacía los reservorios utilizados para generar energía hidroeléctrica.
En tanto, Volkswagen dijo la semana pasada que su fábrica en la región se estaba viendo afectada por la escasez de energía y que esperaba una pequeña demora en las entregas a los clientes. Toyota y CATL, el fabricante de baterías, han cerrado sus fábricas de manera temporal.
Además, Tesla y la empresa china SAIC Motor comunicaron a las autoridades de Shanghái -a unos 2.000 kilómetros al este de Chengdu, la capital de Sichuan- que podrían tener dificultades para mantener la producción si la escasez de energía sigue afectando a los proveedores.
En Europa, la sequía amenaza con hacer intransitable el río Rin, una vía fluvial crucial para el comercio alemán, holandés y suizo desde hace siglos, en un punto clave. Aunque las precipitaciones del fin de semana aliviaron el riesgo de interrupción de los envíos de gasóleo y carbón a las centrales eléctricas y plantas industriales, Shell ya ha recortado la producción en el mayor complejo de procesamiento de petróleo de Alemania debido a este problema. Y en los estados alemanes de Brandeburgo y Sajonia, donde Tesla y BMW tienen fábricas de automóviles, las autoridades tuvieron que pedir ayuda al ejército para combatir varios incendios forestales este verano.
Muchos fabricantes de automóviles incluyen el cambio climático entre los factores de riesgo para su negocio. Tesla, por ejemplo, advierte que si se producen catástrofes relacionadas con el clima, su sede y sus instalaciones de producción “podrían sufrir graves daños, o podríamos tener que detener o retrasar la producción y el envío de nuestros productos”.
Aunque los fabricantes son claramente conscientes de que el cambio climático puede afectar a sus redes de producción, sus acciones no siempre se ajustan a la gravedad de las amenazas. Las empresas siguen instalando centros de fabricación con gran consumo de agua en regiones donde el suministro es cada vez más escaso.
Tesla se topó con la oposición en Alemania al construir su fábrica en una región que se enfrenta al descenso de los niveles de agua subterránea y a prolongadas sequías. En Fremont (California), donde Tesla produce coches eléctricos desde hace más de una década, llueven unas 16 pulgadas al año, menos de la mitad de la media de Estados Unidos. La planta de baterías que Tesla tiene con Panasonic en Reno (Nevada) y la fábrica de Lucid Motors al sur de Phoenix están situadas en regiones aún más secas.
Lucid, que pertenece parcialmente al fondo soberano de Arabia Saudita, planea construir una fábrica de vehículos eléctricos en el reino, cerca de la ciudad de Jeddah, donde las temperaturas pueden superar los 49 grados Celsius en verano.
Varios fabricantes de automóviles, entre ellos Tesla, están equipando sus fábricas con generadores de energía renovable y afirman que están trabajando para que sus instalaciones sean más eficientes en cuanto al consumo de recursos, por ejemplo reduciendo el consumo de agua. En su planta de Chennai (India), BMW recoge el agua de lluvia en cuencas durante la estación de los monzones, cubriendo entre el 60% y el 90% de las necesidades anuales de agua de la planta. Para aumentar aún más este porcentaje, se están construyendo más depósitos para la retención del agua de lluvia, dijo un portavoz de BMW.
El aumento de la demanda de vehículos eléctricos está destinado a reducir las emisiones de carbono del transporte, pero también ha provocado un auge en la extracción de metales para baterías, como el litio. Este metal de color blanco plateado suele proceder de minas a cielo abierto en Australia o de Sudamérica, donde hay preocupación por los residuos de agua y los materiales tóxicos que se liberan de las enormes piscinas de evaporación. Las materias primas se envían a Asia para su procesamiento. Para cuando el litio acaba en los vehículos eléctricos europeos o estadounidenses, se ha liberado una gran cantidad de CO2 a la atmósfera. Hay esfuerzos en marcha para extraer litio sin emitir gases de efecto invernadero, pero aún están en etapas iniciales.
Volkswagen ha creado una planta en Alemania para reutilizar el 90% de los componentes de las baterías. También fue uno de los primeros patrocinadores de QuantumScape, la empresa estadounidense que cotiza en bolsa y que trabaja en baterías de estado sólido, una posible alternativa a la tecnología de iones de litio ampliamente utilizada. Se espera que el fabricante de automóviles firme un acuerdo con Canadá para garantizar el acceso a materias primas como el níquel, el cobalto y el litio para la producción de vehículos y baterías, en el marco de la visita del canciller Olaf Scholz al país esta semana.
VW dijo que el bajo nivel de agua del Rin no ha afectado a su producción, y que su equipo de gestión de crisis ha demostrado su eficacia durante eventos climáticos extremos y desafíos como el bloqueo del canal de Suez y la guerra en Ucrania. La empresa también ha creado un sistema de gestión de proveedores para detectar con antelación las señales de interrupción y trabajar con los fabricantes de piezas para desactivarlas.
Una cosa está clara, dijo un portavoz: los nuevos retos dentro de su cadena de suministro sólo pueden superarse juntos.
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