La invasión rusa de Ucrania está en un punto muerto: funcionarios occidentales

Ambas facciones son conscientes de que se enfrentan a un conflicto de larga duración luego de seis meses, y el ritmo del conflicto se ha reducido

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Bloomberg — La invasión de Ucrania por parte de Rusia está prácticamente en un punto muerto operacional, y ninguno de los dos países está en condiciones de lanzar una ofensiva que pueda alterar materialmente el curso de la guerra, de acuerdo con una evaluación de funcionarios occidentales.

Ambas facciones son conscientes de que se enfrentan a un conflicto de larga duración luego de seis meses, y el ritmo del conflicto se ha reducido, dijeron los funcionarios, que hablaron en condición de anonimato. Dijeron que la pregunta ahora es si Ucrania puede lanzar un contraataque creíble en el otoño boreal.

La evaluación llega en un momento en el que funcionarios ucranianos estaban hablando de la posibilidad de llevar a cabo una contraofensiva para recuperar Kherson, una ciudad portuaria de casi 300.000 habitantes, capturada por las fuerzas rusas al principio de la invasión.

La ciudad está en la orilla occidental del río Dnipro, y su capacidad de defensa y abastecimiento por parte de las tropas rusas son cada vez más frágiles, luego de que Ucrania destruyera puentes disponibles.

Esa amenaza llevó a los comandantes rusos a transferir fuerzas desde los principales campos de batalla de la región de Donbás, más al este. Esto sumado a los ataques ucranianos a las líneas de suministro en lo profundo de las líneas rusas, facilitados por la llegada de los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad de Estados Unidos, o HIMARS, que debilitaron el avance ruso y redujeron las crecientes bajas ucranianas.

Sin embargo, los refuerzos rusos en el frente sur se están atrincherando, lo que hace que cualquier contraofensiva ucraniana inmediata -que normalmente requeriría el triple de infantería atacante que defensores para tener éxito- sea más difícil y menos probable.

En su lugar, los analistas militares independientes consideran que Ucrania está tratando de reducir las líneas de suministro rusas hasta que las operaciones de combate se vuelvan insostenibles, una estrategia que depende de un flujo continuo de artillería de largo alcance y municiones procedentes de Estados Unidos.

La campaña rusa en Ucrania ya se enfrenta a una grave escasez de municiones y está luchando para reemplazar al personal perdido, dijeron los funcionarios occidentales. No obstante, Ucrania sigue siendo superada en los duelos de artillería del Donbás, mientras que la ciudad de Kharkiv ha vuelto a ser objeto de fuertes bombardeos.

La Flota del Mar Negro de Rusia está teniendo dificultades para funcionar, con la mitad de sus aviones de combate de la aviación naval fuera de uso después de las explosiones en el aeródromo de Saki, en Crimea, el 9 de agosto, según los funcionarios occidentales, añadiendo que esto ha obstaculizado la capacidad de Rusia para amenazar convincentemente un asalto anfibio en Odesa.

Una serie de recientes ataques de Ucrania a las bases aéreas en Crimea, que el presidente Vladimir Putin anexó en 2014, muestran que las fuerzas ucranianas están teniendo un impacto real detrás de las líneas rusas, golpeando las líneas de suministro para las unidades de combate en el frente, según los funcionarios occidentales, además de tener un efecto psicológico en el liderazgo ruso. Los funcionarios no proporcionaron pruebas de cómo llegaron a esa conclusión.

Los funcionarios dijeron que también estaban observando de cerca los acontecimientos en la planta de energía nuclear de Zaporizhzhia en el sur de Ucrania. Bloomberg informó el viernes que es probable que Rusia esté utilizando la planta para proteger a sus tropas y equipos, lo que socava la seguridad de sus operaciones, según los funcionarios de inteligencia europeos.

Los funcionarios occidentales consideraron que el principal riesgo para la planta es su desconexión de la red eléctrica, más que los bombardeos. Sin conexión eléctrica, la central se vería obligada a depender de generadores diésel para mantener en funcionamiento los sistemas de refrigeración de los reactores nucleares de la planta.

La central es la más grande de Europa, pero los generadores están intactos y existe una plantilla para mitigar este riesgo, según los responsables.

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