Buenos Aires — En medio de la crisis económica por la que atraviesa la Argentina, Fausto Spotorno, economista de Orlando J. Ferreres & Asociados, apuntó a tres variables que necesitan “atención urgente” por parte del Palacio de Hacienda: reservas, deuda en pesos y déficit fiscal.
Además, advirtió sobre las dificultades para cumplir con los objetivos planteados en el acuerdo con el FMI: “Si bien, por ahora, se vienen cumpliendo las metas, no se va a cumplir la meta de déficit fiscal”.
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En cuanto a la inflación, estimó que en 2023 “se va a mantener en el orden el 100%”. “Depende de cómo se hagan las cosas, puede estar más cerca del 80% o de 120%, pero la veo en ese rango”, apuntó.
La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.
Bloomberg Línea: ¿Cómo ves las primeras medidas anunciadas por el ministro de Economía, Sergio Massa?
Fausto Spotorno: El ministro de Economía anunció medidas en tres líneas, que son las que hoy necesitan atención urgente en la economía. No se planteó un programa económico de mediano o largo plazo. Acá hay tres líneas claras que tratan de atacar los problemas urgentes. El primer problema urgente es el stock de reservas del Banco Central, que está exhausto. Hoy el Banco Central, prácticamente, no tiene reservas y, de hecho, está usando reservas provenientes de los encajes bancarios. Y eso es peligroso porque si se usa mucho de esos encajes bancarios en dólares, puede llevar a una crisis bancaria en algún momento. Creo que no debería pasar, pero, con el nivel de confianza que hay en la economía argentina, es un riesgo innecesario de tomar. La segunda necesidad urgente que tienen en el Gobierno es lo que enfrentó con el canje de deuda en pesos. Tiene grandes vencimientos de deuda en los próximos meses. Tiene que encontrar algún mecanismo para poder alargar los vencimientos de esta deuda. El tercer punto es el déficit fiscal. Hay un déficit fiscal que está fuera de las metas que están planteandose para el FMI. Si bien, por ahora, se vienen cumpliendo las metas, no se va a cumplir la de déficit fiscal, para lo cual implementaron dos medidas: una es la de subir las tarifas de servicios públicos para reducir el gasto en subsidios que tiene el Estado y, posiblemente, haya una medida más discrecional en cuanto al gasto, como obra pública, transferencias por provincias, pago a proveedores.
Comentabas del uso de los encajes del Banco Central, algo que es grave, ¿por qué se está dando esa situación? ¿De qué manera se podría frenar ese mecanismo?
Se está dando esa situación porque, si bien el Banco Central tiene reservas propias netas por 2.000 millones de dólares, son muy bajas. Lo que tiene en las reservas el Banco Central son ladrillos de oro, que no es tan fácil de liquidar porque eso está almacenado y para venderlo hay que llevarlo al exterior y tiene que pasar por todo un proceso hasta que efectivamente se puedan vender. El segundo punto es que el resto de lo que tiene como reservas son DEGs del FMI. No se pueden vender. Sí se pueden usar a modo de préstamo, pero no se pueden vender. Entonces, no le queda otra para pagar importaciones que usar los encajes. El Banco Central, sobre todo, está pagando importaciones de energía. Este año, la balanza comercial se ha reducido notablemente en Argentina, justamente, porque si bien tenemos buenos precios de exportaciones, del lado de las importaciones, la necesidad de pagar gas tanto licuado como de Bolivia se han llevado prácticamente todo el superavit comercial. Además, hay que hacer pago de deuda, pero en el fondo, hay un gran problema con la política cambiaria. En Argentina se decidió desdoblar el tipo de cambio no oficialmente porque, en realidad, hoy tenemos un tipo de cambio único en el mercado argentino, pero no es totalmente libre, por lo cual hay un mercado que llamamos dólar bolsa o contado con liquidación, que es el verdadero dólar con el que podemos operar todos los que no estamos en el comercio internacional, que no somos ni exportadores ni importadores.
Por un lado, ya pasó el momento de tener una mayor liquidación y, por otro, también deberían bajar las importaciones de energía. Entonces, ¿qué podemos esperar para estos meses con relación a la utilización de reservas?
Cuando faltan reservas, pueden pasar dos cosas: o conseguís que alguien te preste dólares y acumulás reservas o la segunda opción es que tengas que restringir las importaciones del país. Eso puede pasar vía restricciones legales, como está haciendo Argentina, que prácticamente impide importar con un montón de regulaciones o con una devaluación, que es la otra forma de mercado. El resultado de eso va a ser una recesión, pero ese es el mecanismo que tiene el Banco Central para tratar de acumular reservas. Cuando venga la primavera vamos a tener menos importaciones de gas, pero también vamos a tener menos exportaciones. Seguimos en el mismo problema. Tenemos menos exportaciones porque no es un momento de exportación fuerte para Argentina. Recién aparece la cosecha de trigo en diciembre y, más fuerte, la cosecha gruesa en marzo del año que viene. Entonces, en la primavera tendríamos menos importaciones de gas, sí, pero también menos exportaciones.
Hablabas del tema de la devaluación. Sergio Massa es muy insistente con el hecho de que su gestión no busca devaluar, pero lo mencionás como una de las opciones practicamente inevitables.
No creo que Sergio Massa pretenda hacer una gran devaluación, pero, por lo menos el ritmo de devaluacion mensual parece ir creciendo. Sea de una forma o de otra, va a ir corrigiendo el tipo de cambio porque si no tenés reservas, tenés un tipo de cambio libre mucho más alto que el oficial, que de hecho está atrasado y la economía no funciona. En algún momento tenés que aceptar la realidad de que el peso no vale lo que el tipo de cambio oficial dice que vale.
También te quería preguntar por otra de las cuestiones más urgentes de la Argentina. ¿Qué pasa con la inflación? Ya hay estimaciones privadas que hablan de la posibilidad de que llegue al 100% en 2022. ¿Vos cómo lo ves?
Vamos a estar ahí. Nosotros estamos estimando un poquito menos, cerca del 90%, pero si la inflación en el último trimestre se mantiene en un promedio superior al 6%, es muy posible que llegue al 100%. Julio y agosto son inflaciones altas porque tenemos aumentos de tarifas y algunas otras cosas, pero, en principio, uno debería esperar una desaceleración en el último trimestre. Si eso no pasa, si la aceleración inflacionaria se mantiene en el último trimestre, las cosas se pueden complicar y podemos llegar a un 100% de inflación.
Más allá de si se llega al 100% o queda en 90%, 95%, imagino que va a quedar un piso muy elevado para 2023, ¿no?
Sí, creo que en 2023 vamos a estar hablando de una inflación que se va a mantener en el orden el 100%. Depende de cómo se hagan las cosas puede estar más cerca del 80% o de 120%, pero la veo en ese rango. Me imagino que, como es un año electoral, el Gobierno va a hacer todo lo que tengan que hacer, incluso quemando naves para que la inflación se mantenga lo más baja posible, pero no creo que pueda escapar de este rango.
Estuvimos hablando de inflación, de reservas. ¿Cuál es la otra urgencia de la que se tiene que ocupar sí o sí el Gobierno?
Diría que del crecimiento económico, pero eso es como estar hablando de súper largo plazo. La Argentina tiene una economía que no crece hace una década y, en parte, es porque tenemos un proceso inflacionario que es muy difícil de frenar, al no tener dólares para crecer, y el Estado, que gasta de más. Entones, las medidas de crecimiento económico van a quedar para el próximo Gobierno. Este Gobierno lo único que puede hacer es tratar de contener la pérdida de reservas, recomponerlas, si es necesario. Tratar de recomponer las importaciones en algún momento para que las cosas empiecen a funcionar, corregir el déficit fiscal para que no precise más emisión monetaria o reducirla mucho y tratar de esa manera de contener la inflación.