Bogotá — “Es hora de una nueva Convención Internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado”, dijo Gustavo Petro en su discurso de posesión como presidente de Colombia.
Incluso, en otro escenario, frente a alcaldes y gobernadores del país, planteó la posibilidad de ampliar la regulación del cannabis. “¿Qué pasa si se legaliza el cannabis en Colombia sin licencias? Como sembrar maíz, como sembrar papa”, dijo el presidente de Colombia.
Colombia es uno de los 25 países del mundo que ya tiene aprobado y regulado el uso medicinal del cannabis, y si hay voluntad política y diálogo social, podría ser el décimo del mundo en avalar su uso recreativo.
En 2020 el negocio del cannabis en Colombia movilizó US$3,5 millones y estimaciones de New Frontier Data proyectan que para el 2025 podría involucrar recursos cercanos a los US$23,5 millones.
¿Hora de legalizar?
La discusión sobre si legalizar o no la marihuana recreativa es una discusión más social que económica, no obstante, investigadores resaltan que su legalización puede ser un primer paso para otros avances en materia de despenalización de drogas.
Óscar Lotta, profesor del diplomado de producción de cannabis medicinal de la Universidad Nacional plantea que el Gobierno de Gustavo Petro podría ser el ideal para avanzar en la industria. “Creo que este es el gobierno más pertinente porque en la pasada administración nunca se vio la normatividad requerida, a pesar de que hubo anuncios que lo perfilaban como un sector estratégico”.
“Este Gobierno tiene contemplados avances, no solo en la liberalización para su uso adulto, sino en otros frentes porque recientemente las investigaciones de distintas ramas de la ciencia como la psicología, la psiquiatría, los doctores en general, contemplan el uso de distintos psicodélicos, hoy considerados ilegales (hongos mágicos, la dimetiltriptamina el DMT), porque han empezado a tener análisis científicos para demostrar que tienen usos muy positivos”.
Lotta cita un estudio de la Universidad Complutense de Madrid en el que los hallazgos indican que “por ejemplo, las ayahuascas generan nuevas neuronas en el cerebro y ello podría tener avances para enfermedades como el Alzheimer u otras enfermedades como la depresión porque ya hay estudios que muestran que pueden suministrarse microdosis de LSD o microdosis de hongos”.
¿Nuevo negocio?
Una de las grandes apuestas para sus cuatro años de Gobierno consiste en que el campo tome un dinamismo especial que le permita ser un jalonador de la economía y de riqueza para quienes trabajan la tierra.
En ese sentido, Lotta explica cuáles son las posibilidades que hay para que el cannabis de uso recreativo amplíe esa gama de alternativas comerciales. “Como negocio es muy interesante, pero no solamente lo medicinal sino todas las oportunidades que ofrece. El problema es la cadena productiva, ahora hay muchas personas con licencia de cultivo, debería haber más contacto entre el Gobierno y las personas interesadas para articular esa noción de exportación, porque la idea no es competir entre nosotros sino para exportar y eso requiere inversión”.
Juan Manuel Téllez, CEO de Greenlab Colombia explica que “es hora de regular el uso recreativo del cannabis como ya lo han hecho otros países. Eso les ha ayudado a recaudar impuestos, a crear empleos y de cierta forma a combatir el microtráfico en las ciudades”.
No obstante, Téllez explica que no se puede ser irresponsable en la manera como se hace dicha regulación del consumo recreativo de la marihuana y enfatiza en que debe haber “acompañamiento del Gobierno con una política de salud pública y de prevención del consumo abusivo”.
Sobre cómo lograr llevar la industria colombiana del cannabis a competir en la línea de consumo recreativo Téllez expone que “ya hay un camino recorrido en materia regulatoria, las empresas ya tenemos experiencia de varios años cultivando cannabis de muy alta calidad, pero igual es un tema que toma tiempo en ser expedido. Desde 2016 se viene regulando el cannabis medicinal y hasta 2022 salió la regulación para exportar flor seca, en cualquier caso, es un tema que requiere, incluso, años para poder ser debidamente reglamentado”.
Aprender del pasado
Para pensar en una nueva línea de negocio que permita hacer del cannabis un tema rentable, es necesario aprender de lo que sucedió al inicio de la discusión del uso medicinal.
Lucas Nosiglia, presidente para Latinoamérica de Avicanna recuerda que el camino inició con una expectativa muy grande. “Al inicio todos quisieron entrar, había mucha expectativa de lo que la industria podía generar en término de ingresos y negocio y nacieron muchos proyectos, pero luego vieron que lo que producían no tenía tanto mercado ni local ni externo por temas de barreras”.
En ese sentido, cree que autorizar el uso adulto de la marihuana podría resolver algunos de los inconvenientes que generó esa falta de mercado, pero al igual que Téllez de Greenlab ve necesaria una política de prevención que permita un crecimiento responsable del negocio.
“Colombia tiene cientos de empresas que entienden del negocio y de la planta. Eso le resolvería a la industria un problema grande que tiene, pero debe hacer consciencia de que para ello se debe ir acompañado de una política de salud pública y de restricciones para que sean productos que compran solamente mayores de edad, además de otro tipo de restricciones”, dijo Nosiglia.
Dice Nosiglia que no hacerlo de esa manera, con restricciones como las del tabaco y el alcohol, sería un error, no solamente para el país en materia social, sino para la industria del cannabis.
“De lograr una buena regulación puede ser una industria que genere empleos como lo hace en Estados Unidos y Canadá, y abriría la puerta a poder tener un producto de exportación hacia destinos con regulaciones similares”, explicó Nosiglia.
¿Un impuesto más?
En tiempos en que el Gobierno busca de dónde sacar recursos adicionales para financiar sus programas sociales, la legalización del uso recreativo de la marihuana luce como un posible foco de recursos adicional.
Ómar Cabrera, gerente de impuestos en PwC Colombia explica que, en efecto, legalizar el uso recreativo del cannabis podría significar un nuevo ingreso tributario para la Nación, pero aclara que hoy en día ya está gravado el cannabis de uso medicinal con un impuesto al consumo del 16%.
“Legalizar el uso adulto de la marihuana haría viable que todas las variedades clandestinas que hoy se venden en las calles puedan acudir a la SuperIndustria y Comercio para registrarse como marcas legalmente constituidas y así venderlas empaquetadas como sucede con los cigarrillos”, explica el tributarista.
Sobre el mecanismo que han utilizado otras jurisdicciones para definir el tratamiento tributario de la marihuana recreativa, explica Cabrera que “el caso más desarrollado y de mayor éxito es el de Colorado, en Estados Unidos. Allí tienen regulado el cannabis sin contenido psicotrópico, por ejemplo, productos con cannabis como podrían ser chocolates, pagan una tarifa del 2,9%, mientras que el consumidor de marihuana para fumarla, la recreativa, paga una tarifa del 15%, y eso tiene toda la lógica porque una cosa es el cannabis, de uso medicinal o no recreativo, y otra el uso adulto que puede tener un impacto mayor en la salud. Pero, además, hay un impuesto al retail, al vendedor, y va en función a la cantidad que venda. Allá tuvieron un impacto muy positivo en el recaudo”
Así mismo, cree que el mecanismo que se puede emplear en el país, si se decidiera legalizar el uso recreativo, es el mismo que se emplea en otros productos restringidos al consumo de los mayores de edad. “En Colombia no está castigado el consumo de marihuana, pero eso no implica que esté permitida su producción y comercialización. Esa regulación existe en otras jurisdicciones, y su formalización implica, entre otras, su existencia como sujeto de tributación. Le abre la puerta a implementar un impuesto al consumo como el que existe en cualquier otro producto similar, como lo puede ser el alcohol o el cigarrillo, si se revisa la estructura de costos de cualquiera de estos el valor más significativo es el tributario”, concluyó Cabrera.