Buenos Aires — Los haberes jubilatorios vienen corriendo de atrás con respecto al incremento generalizado de precios y muy posiblemente vuelvan a caer derrotados frente a la inflación con el reajuste anunciado el jueves 11 de agosto por el Gobierno (15,53%).
Un informe de GMA Capital arroja el haber jubilatorio promedio de la actualidad es un 19% más bajo, a precios constantes de 2022, que el haber jubilatorio promedio de 2017. Es decir, en estos 5 años los trabajadores pasivos cedieron casi un 20% de su poder adquisitivo.
En 2022 el ingreso promedio anual se ubica en torno a los $60.000, mientras que a precios actuales, en 2017 se encontraba en torno a los $74.000.
En tanto el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) calculó que en los 56 meses que transcurrieron entre diciembre de 2017 y agosto de 2022, los jubilados que cobran la mínima perdieron un equivalente a 6,7 jubilaciones si se considera lo que cobraban en ese momento y se compara con lo que fueron percibiendo en este años. Dicha estimación tiene en cuenta los bonos que fue pagando ANSeS para matizar las pérdidas.
Según IARAF, si el Gobierno quisiera compensar lo que perdieron los jubilados que cobran el haber mínimo en estos 5 años debería pagarle un bono de $345.600 a cada uno. Una cifra inimaginable e imposible para los tiempos que corren.
A partir de septiembre, la jubilación mínima pasará de $37.525 a $50.353 y, además, para quienes perciban este haber habrá un refuerzo mensual de hasta $7.000, que se pagará en los meses de septiembre, octubre y noviembre.
Corriendo de atrás
“Si analizamos detalladamente la evolución de la jubilación promedio, podemos ver que, con relación a 2019, la fórmula de ajuste por movilidad implicó una caída del 11% en términos reales”, consignó GMA Capital.
El informe detalla que, al ajustar por la recaudación y el salario bruto promedio del trimestre anterior, “dicho aumento no representa mejoras en términos reales frente a una inflación que siempre pisó el acelerador”.
El documento concluye: “Debido a este rezago matemático de la fórmula, de poco servirá el recientemente anunciado incremento de 15,5% a partir de septiembre. De hecho, si suponemos una inflación de 7% para agosto, la mitad de ese aumento ya se habría evaporado aun cuando todavía no se haya cobrado. En la misma línea, una inflación de la misma cuantía en septiembre implicaría una licuación total del aumento, dejando así una pérdida en términos reales para los meses de octubre y noviembre”.