Bogotá — Altos niveles de inflación, guerra en Europa, subida de tasas de interés en varios países del mundo y una desaceleración en la economía global después del repunte tras la crisis del Covid-19 son apenas algunos factores que tienen al mundo atento de un momento económico complejo que estaría próximo a suceder.
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En este contexto, de alta volatilidad, es normal que tanto las personas como las empresas se pregunten si es momento para iniciar un plan de inversión a lo que expertos dicen que sí, pues aún en crisis o situaciones difíciles pueden encontrarse oportunidades.
Javier Hernández, experto en inversiones en la bolsa de valores de Nueva York, dice que es importante comprender que, sin importar la realidad del país o del mundo, las personas y organizaciones deberían aplicar tres reglas de oro esenciales: “1) gastar menos de lo que ganan; 2) ahorrar ese dinero y comenzar a invertirlo y 3) reinvertir las ganancias para aprovechar el poder del interés compuesto, optimizar los rendimientos y ampliar el portafolio”.
En línea con lo anterior el experto sugiere 7 recomendaciones a la hora de invertir en momentos económicos complejos:
- Para poder invertir se debe ahorrar. El ahorro es un hábito que se crea sin importar el nivel de ingresos. Lo recomendable es iniciar ahorrando el 1 % de los ingresos y el siguiente mes, el 2 % de modo que se pueda ir incrementando gradualmente. Con una base de ahorros es posible iniciar un plan de inversión.
- No es necesario invertir el ciento por ciento del capital. De hecho, en momentos de recesión es clave contar con liquidez en caso de que se presente alguna situación que requiera movimientos rápidos de dinero.
- El plan de inversión debe estar alineado a las expectativas y posibilidades de cada persona. Hay que tener en cuenta la edad de la persona (de ello dependerá el horizonte de inversión y el grado de riesgo que está dispuesto a asumir), la cantidad de dinero disponible para invertir y los objetivos financieros que desea lograr, es decir, si desea obtener retorno en el corto, mediano o largo plazo.
- Saber gestionar el riesgo. Las personas deben invertir solo lo que se pueda permitir perder sin afectar su calidad de vida: no más del 30% del capital total en una sola operación. Lo importante es obtener más operaciones ganadoras que cubran y superen las operaciones perdedoras inherentes a este negocio.
- No invierta si no tiene conocimiento. Iniciar una inversión sin tener el conocimiento y los fundamentos básicos para saber cómo y en qué invertir, generalmente conduce al fracaso. Es imprescindible formarse en el tema. Hoy por hoy, existen diversas opciones, muchas de ellas gratuitas, como libros de educación financiera, canales de YouTube y programas de formación online que ponen a disposición del público las herramientas necesarias. Esto evita que las personas caigan en manos de estafadores o sean víctimas de pirámides.
- Practicar, practicar y practicar antes de invertir. No se debe invertir sin antes haber realizado muchas prácticas en una plataforma demo o simulador donde no se requiere dinero real para poner a prueba las estrategias, adquirir experiencia y confianza. Con esto ganado, es posible iniciar un plan de inversión real.
- Es posible sacarle provecho a una recesión mediante inversiones. Si la actividad económica decrece por un periodo de tiempo, esto no quiere decir que el dinero desaparece, solo que se mueve de un lado hacia otro. La clave de las inversiones está en saber aprovechar las oscilaciones en el precio de los activos para migrar el capital en el momento correcto hacia aquellos que presenten una subida de valor y, por lo tanto, generarán un mayor rendimiento.
- Por ejemplo, si la cuestión es que el precio de los alimentos está disparado lo lógico será invertir en acciones de empresas del sector alimenticio que se estén lucrando de este fenómeno. Se trata de saber interpretar la realidad y aprovechar las oportunidades del momento.
- La información es poder. Lo anterior solo se logra si la persona que desea invertir hace una buena lectura del contexto y toma decisiones informadas. Para ello, es preciso “estar al día” en temas económicos, sociales, políticos, culturales e, incluso, ambientales y hacerlo mediante la consulta a fuentes de información reconocidos y fiables.