Bogotá — El impuesto a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados vuelve a plantearse en Colombia en medio de la oposición que ha generado en los poderosos grupos económicos que lideran esa industria, pero también el respaldo de ciertos sectores que consideran que se estimulará un consumo más saludable.
De acuerdo a un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América 21 Estados miembro han impuesto un gravamen selectivo a las bebidas azucaradas y en el mundo ya son más 73 países.
“Si bien el número de países que aplican impuestos selectivos nacionales sobre las bebidas azucaradas en la región es prometedor, la mayoría de esos impuestos se podría ampliar para mejorar su incidencia en el consumo de bebidas azucaradas y en la salud”, indica.
En este sentido, Raúl Ávila Forero, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, explica que este no es un tema nuevo ni exclusivo de Colombia, sino que es una discusión con unas implicaciones globales alrededor del tema de la salud pública.
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Pero en Colombia, analiza que hay un reto adicional en medio de una desigualdad de ingresos tan “formalizada y tan fuerte”, que explica, en parte, por qué estos productos tienen tanto arraigo en la canasta familiar de los hogares.
En este sentido, señala que estos hábitos se han reforzado principalmente por aspectos culturales, pero también juegan a favor las oportunidades de comercialización y mercadeo, dado que este tipo de productos se consiguen prácticamente en cualquier lugar ante el gran presupuesto e ingresos de las empresas que mueven esta industria.
Este impuesto “obviamente impacta a las compañías productoras, tendrán que subir los precios de venta al público estimados”, pero al mismo tiempo desincentivar estas ventas a la larga podría ser benéfico ya que se buscarían productos sustitutos, considera Ávila Forero.
El proyecto de reforma tributaria, que apunta a recaudar $25 billones adicionales en 2023, busca gravar las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados que en sus etiquetas adviertan sobre riesgos para la salud.
El texto indica que “la base gravable del impuesto correspondería al contenido de azúcar en gramos (g) por cada 100 mililitros (ml), mientras que la tarifa se define a partir de tres categorías asociadas a la cantidad de azúcar incorporada en cada una de las bebidas”.
“Esta diferenciación tarifaria contribuye a promover la reducción del consumo de los productos con mayor contenido de azúcar, al tiempo que incentiva a la oferta a reformular el contenido de azúcar que tienen los bienes producidos”, señala el articulado.
Frente a los alimentos ultraprocesados y con azúcares añadidos detalla que “el impuesto corresponderá a un tributo con una tarifa del 10% sobre el precio de venta del bien, el cual será recaudado por el productor en la entrega en fábrica o en planta para su distribución, y posterior venta”.
La poderosa industria
A pesar de los múltiples intentos por adoptar este impuesto en Colombia, en donde la prevalencia de personas con exceso de peso es del 56,4%, esto no ha sido posible ante la férrea oposición de los diferentes grupos económicos y el mismo lobby en el Congreso.
En la industria de las bebidas azucaradas compiten en el país varios de los principales conglomerados, siendo uno de los más relevantes la Organización Ardila Lulle (OAL), al que pertenecen la compañía de bebidas azucaradas Postobón o la empresa dedicada al procesamiento de frutas, la producción de salsas y aderezos, snacks y otros productos Nutrium.
Este acuerdo también incluyó la compra de una planta tostadora en Manizales (Caldas), en la que se produce el café molido y en grano de la marca.
De acuerdo a cifras divulgadas por la Superintendencia de Sociedades colombiana, Postobón es la empresa número 71 en el ranking de las 1.000 más grandes del país con $2,040 billones en el 2021, así como ganancias por $66.651 millones.
Postobón incluso superó a Coca-Cola en dicho ranking, ya que la compañía de gaseosas estadounidense reportó ingresos operacionales por $485.656 millones en el país ese año y $23.839 millones en ganancias, de acuerdo al reporte.
La influyente Organización Ardila Lulle (OAL), dueña, entre otros, de RCN Televisión y Radio, también tiene participaciones importantes en la industria del azúcar con Incauca, Ingenio Providencia, entre otras.
Ahora bien, en la industria tanto de las bebidas azucaradas como de los alimentos ultraprocesados compite el gigante Nutresa, propiedad en un 30,7% de la familia de banqueros Gilinski tras las ofertas públicas de adquisición que lanzó por la compañía, de la que buscaba ser el mayor accionista.
El Grupo Nutresa, dueño de marcas en segmentos como chocolates, galletas, cárnicos, cafés, entre otros, obtuvo una utilidad neta consolidada en el primer trimestre de $295.460 millones, un aumento del 28,7%.
La compañía es considerada la número 281 en ingresos operacionales en Colombia con $685.950 millones reportados en el 2021 y ganancias por $684.818, según las cifras de la Superintendencia de Sociedades.
Con la movida en Nutresa, los Gilinski, también dueños del medio de comunicación local Semana, se convirtieron en líderes del negocio de los alimentos procesados ya que también son los propietarios de Yupi, un importante productor de snacks en el país.
Productos Yupi, puesto 776 en el ranking de las empresas más grandes del país, obtuvo $251.789 millones en ingresos operacionales en el 2021.
Otros jugadores clave en la industria de snacks incluyen, entre otros, a Pepsico Alimentos Colombia Ltda, puesto 133 (con ingresos operacionales por $1,3 billones con marcas como Frito-Lay, Gatorade, Pepsi-Cola) y Comestibles Ricos SA, puesto 997 ($201.193 millones con productos como Todo Rico y Super Ricas).
Se estima que en Colombia un 61,8% de las personas consumen bebidas azucaradas, pero el promedio de algunas regiones es mucho más elevado como en San Andrés (88,7%), Atlántico (79%), Arauca (75,7%), Amazonas (74,4%), Córdoba (74,2%), entre otros.
De quienes manifestaron tomar dichas bebidas el año pasado, un 31,4% reconoció que las consume de 2 a 3 veces a la semana, según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida divulgada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).