Bloomberg — España está abriendo sus puertas a trabajadores extranjeros con el objetivo de lidiar con una escasez de su fuerza laboral y mitigar una caída demográfica que atenta contra su futuro económico.
La política contrasta con la postura antiinmigratoria en buena parte del continente. La reforma entrará en vigor en los próximos días y ofrece un camino acelerado hacia el estatus legal para potencialmente decenas de miles de personas que trabajan de manera informal.
Con la tasas de desempleo en su nivel más bajo desde 2008, España, al igual que buena parte de Europa Occidental, está teniendo dificultades para lidiar con la escasez de fuerza laboral que, por ejemplo, llevó al caos en los aeropuertos este verano boreal.
La cuarta economía de la zona euro está experimentando vacantes evidentes en áreas que van desde desarrolladores de software y científicos hasta camareros, albañiles y despachantes de equipaje.
Aunque el repunte posterior a la pandemia explica las necesidades de empleo más acuciantes, la escasez también deja entrever los problemas más profundos que aquejan a las economías industrializadas, con menores tasas de natalidad, reducción de la mano de obra y aumento de los costos de las finanzas públicas.
“El envejecimiento de la población significa que habrá que depender más de los trabajadores extranjeros para ayudar a los países europeos a mantener los estados de bienestar y las pensiones”, dijo en una entrevista el ministro de Seguridad Social y Migración, José Luis Escrivá, arquitecto de la reforma. “Es más bien un problema a medio plazo, pero esta medida está diseñada con vitas a ese horizonte”.
España tiene una de las sociedades que envejecen más rápidamente del mundo. La proporción de su población mayor de 65 años se sitúa ahora en el 23%, lo que refleja una esperanza de vida especialmente alta y una baja tasa de fertilidad. El número de españoles se reducirá en un tercio de aquí a 2100, suponiendo que los flujos de inmigración sean normales, según las proyecciones de las Naciones Unidas.
Escrivá, antiguo economista del Banco Central Europeo, predice que estos retos aumentarán la competencia para cubrir las carencias de cualificación en las economías avanzadas.
Es posible que esto ya esté ocurriendo, ya que otros países también acogen a los inmigrantes. Alemania planea una reforma para permitir que más de 130.000 extranjeros obtengan un estatus regular, y Polonia quiere que muchos de los 2 millones de refugiados ucranianos en el país se queden para siempre.
Otras naciones están más decididas a mantener a los extranjeros fuera. Los partidos italianos de extrema derecha que reclaman medidas contra los inmigrantes ilegales lideran las encuestas de cara a las elecciones del próximo mes.
Mientras tanto, el partido nativista de Francia obtuvo su mejor resultado en las urnas en junio, y el Reino Unido cerró en gran medida sus fronteras a los ciudadanos de la Unión Europea que buscan trabajo tras su salida del bloque.
En España, el partido de derecha radical Vox, tercera fuerza política del país, se ha mantenido en silencio sobre la reforma migratoria. El partido suele ser menos crítico con los trabajadores de los países latinoamericanos, que estuvieron bajo dominio español durante siglos.
Muchos sondeos de opinión muestran una relativa tolerancia hacia los inmigrantes en España en comparación con otros europeos, lo que podría deberse a la relativa facilidad que han encontrado los latinoamericanos que comparten lengua y religión para integrarse en la sociedad.
No todos los extranjeros son igualmente bienvenidos. Aunque España ya contrata a trabajadores agrícolas directamente de Marruecos, el gobierno ha mantenido una postura dura contra la mayoría de los demás inmigrantes africanos.
En junio, el Presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, defendió los esfuerzos de la policía marroquí y española para evitar que cientos de personas cruzaran una valla hacia el cónclave norteafricano de Melilla, lo que provocó la muerte de al menos 23 personas.
Según Ignacio Conde-Ruiz, profesor de economía de la Universidad Complutense de Madrid, España debería abrir sus fronteras más rápidamente para no perder una reserva de trabajadores que probablemente se reducirá en el futuro a medida que las tasas de fertilidad en América Latina también desciendan.
“Hay que hacer más si queremos que nuestra economía funcione correctamente y aliviar la presión sobre nuestras pensiones”, dijo. “Será más difícil traer inmigrantes en el futuro”.
El mayor reto para la sostenibilidad del sistema de pensiones proviene, con mucho, del aumento de la proporción de ciudadanos de edad avanzada en relación con la población económicamente activa, según el Banco de España.
Lo irónico es que el país tiene muchos jóvenes que buscan trabajo a pesar de la creciente escasez de mano de obra. Más de 840.000 personas menores de 30 años no pudieron encontrar trabajo durante el primer trimestre.
Con casi un 29%, la tasa de desempleo juvenil de España, una de las más elevadas de Europa, revela un desajuste entre las vacantes ofertadas y la cualificación de su mano de obra joven.
Sin reformas más profundas que reduzcan la excesiva dependencia de los servicios básicos relacionados con el turismo, la reforma de la inmigración no solucionará la escasez de mano de obra, dijo Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos con sede en Barcelona.
“Estas medidas son un buen paso, pero no abordan el verdadero problema”, dijo. “No cambian una estructura económica basada en la baja productividad con bajos salarios que llevará a una demanda constante de trabajadores poco cualificados”.
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