Caída del cobre: ¿Por qué el impacto es distinto en Chile, Perú y México?

Los precios del metal rojo se desplomaron en los últimos meses, pero los mayores productores cupríferos de Latinoamérica no sufren las consecuencias por igual

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Santiago — La leve recuperación de los precios del cobre no alivia a los grandes productores cupríferos. El valor del metal, considerado un barómetro de la economía mundial, se desplomó un 26% en el último trimestre, desde un promedio de US$ 4,64 la libra en marzo hasta US$ 3,4 por libra en julio, dando cuenta de una mala racha impulsada por las tensiones globales.

La menor demanda por este commodity está llevando al reajuste de las perspectivas. La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) redujo su estimación del costo del metal por libra de US$ 4,40, proyectado hace tres meses, a US$ 4 en promedio para este 2022.

Víctor Garay, coordinador de Mercado Minero de Cochilco, explicó a Bloomberg Línea que esto implicaría que, en lo que resta de este año, el precio debería situarse en un promedio de US$ 3,6 la libra; mientras que se ubicaría en US$ 3,95 la libra para 2023.

El más afectado en Latinoamérica

Chile, Perú y México destacan como los mayores productores del metal rojo en Latinoamérica. “Su impacto en las economías respectivas depende de cuánto pese la industria del cobre en esos países”, comenta Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining.

Respecto a la producción cuprífera en Latinoamérica, Chile representa el 59%, Perú un 26% y México solo el 7%. “Mientras en México hay una alta diversificación productiva y, por ende, la industria del cobre representa un porcentaje acotado; en Chile y Perú la industria del cobre es mucho más gravitante ya que representan un porcentaje mayor de la economía total”, explica Guajardo.

Chile, proporcionalmente, se lleva la peor parte de la disminución de los precios del cobre debido a que sus exportaciones son más dependientes de este metal en comparación con sus pares de la región, que adicionalmente comercializan otros minerales, confirma Garay.

Desde hace décadas, el cobre es llamado el “sueldo de Chile”. Luego de que en 2021 representara el 56% de las exportaciones del país, los embarques están mostrando una disminución en los últimos meses. En julio, los envíos de cobre disminuyeron un 25%, a US$ 3.416, respecto al mismo mes de 2021; lo que constituyó el mayor retroceso desde 2016.

En el país, el mayor productor cuprífero del mundo, una reducción de estos ingresos incide en el crecimiento económico y la recaudación tributaria. De hecho, el peso chileno suele estar correlacionado con la cotización de la materia prima.

En cambio, Perú, segundo mayor productor de cobre del mundo, cuenta con una minería más diversificada; exportando en modo significativo plata, zinc, plomo y molibdeno, entre otros.

Las razones detrás del desplome

El principal culpable del desplome del cobre está en los temores a una recesión global. Estados Unidos y la Unión Europea sortean el mayor ciclo de alzas de precios de las últimas décadas, una situación inducida por el rápido crecimiento económico mundial después de la fuerte contracción provocada por la pandemia en 2021.

El nivel de crecimiento de la demanda mundial de bienes sobrepasó rápidamente la capacidad de respuesta de las cadenas de suministros en todo el mundo, generándose “cuellos de botellas” y escasez de algunas materias primas como el caso de los metales industriales, los cuales aumentaron sus precios durante 2021 y parte del segundo trimestre de 2022, explica Garay. “El ciclo inflacionario se vio potenciado por la guerra entre Rusia y Ucrania a través del alza del precio de los alimentos y energía”, agrega.

Ante este escenario, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) realizó agresivas y sucesivas subidas de la tasa de interés de política monetaria, la cual alcanzó un nivel que se considera recesivo y, probablemente, continúe con esta estrategia en lo que queda del presente año. Algunos analistas aseguran que la economía estadounidense se encuentra en recesión técnica, aunque la Administración del presidente Joe Biden negó esta posibilidad.

Garay apunta a que, de momento, Estados Unidos, Europa y China, economías que concentran el 75% de la demanda de cobre, se encuentran en fase de desaceleración y, consecuentemente, las expectativas de demanda del metal rojo se han deprimido y su cotización ha registrado una baja significativa. “China, el principal consumidor de cobre a nivel global, que concentra más del 50% de la demanda, se encuentra en un ciclo sanitario y económico complejo”.

En el segundo trimestre de 2022 anotó un crecimiento anualizado del PIB de 0,4%, situación generada por los confinamientos, parciales o totales, por rebrotes del Covid-19 en importantes centros comerciales, industriales y portuarios, destacando entre estos la ciudad de Shanghái. “Este escenario generó la destrucción de demanda de cobre, precipitando la caída en la cotización”, concluye.

¿Cuándo se vería una recuperación?

Cochilco considera que en el periodo entre los años 2022 y 2024, el balance mundial del mercado del cobre será superavitario y, por lo tanto, el precio presentaría un sesgo a la baja y alta volatilidad, aunque el nivel permanecería alto en términos históricos. “Esta situación comenzaría a cambiar a partir del 2025, cuando la demanda incremental derivada de la electromovilidad y la generación de energías limpias ambientalmente aceleren su ritmo de adopción a nivel global”, explica Garay.

En este contexto, el balance mundial debería comenzar a tornarse deficitario y presionaría el precio al alza. “Cabe hacer presente que la cartera de proyectos mineros a materializarse en el periodo 2024-2030 es acotada, lo que mantendría la tasa de crecimiento de la oferta ligeramente por debajo de la demanda”, resalta.