Bloomberg — Mientras que las previsiones para las cosechas globales mejoran después de las tumultuosas semanas que siguieron a la invasión rusa de Ucrania, los riesgos de la sequía, las inundaciones y el calor sofocante contribuyen a que los suministros se mantengan ajustados y los precios elevados.
Los futuros de las cosechas han regresado a los niveles previos a la guerra, y la medición mensual de los precios de los alimentos que hace la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mostró su mayor baja desde 2008. Se trata de un alivio para los consumidores, que han visto una inflación descontrolada de los alimentos desde que inició la pandemia. De todas formas, la guerra está presionando más a los agricultores, desde Estados Unidos hasta la India, para que compensen las pérdidas de cosechas y de los embarques de Ucrania, uno de los principales proveedores de los países más pobres de África y Medio Oriente.
Está en duda la cantidad que pueden suministrar. Productores importantes como EE.UU., Brasil y Argentina se han visto afectados en los últimos años por problemas de rendimiento causados por un calor abrasador, lo que ha hecho que los precios se mantengan en niveles más altos. En 2021 y 2022, la producción global de maíz y soja fue inferior a las previsiones iniciales en 45 millones de toneladas. Este viernes se prevé que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), reduzca sus proyecciones para el maíz y la soja de 2022, de acuerdo con analistas encuestados por Bloomberg, en tanto que el trigo podría tener un mejor desempeño.
El analista de granos de AgResource Co., con sede en Chicago, Ben Buckner, afirmó que “en comparación con años recientes, cada bushel (medida equivalente a 35,2 litros utilizada para productos secos) producido es relevante, y hasta una pequeña pérdida de producción del 1% o 2% con respecto a la previsión es inquietante, dado lo ajustado de los balances de Estados Unidos y del resto del mundo”.
En Europa, el fuerte calor podría reducir la cosecha de granos en un 5% en comparación con la temporada pasada, según la Comisión Europea. Los cultivos de maíz se han visto particularmente afectados, aumentando las necesidades de importación del bloque y los costos para los ganaderos. Francia, el peso pesado de la agricultura, está sufriendo su peor sequía registrada y los campos se están secando en otros países productores clave como Alemania y Rumania.
La situación ya es crítica, según Vincent Braak, analista de cultivos de Strategie Grains. “Incluso si vuelven las lluvias, para la producción de maíz, es demasiado tarde para obtener buenos rendimientos ahora porque la polinización se realiza en casi todas partes. Estamos preocupados por todos los cultivos de verano. Incluso con riego, esta temperatura es una locura”.
La cosecha de maíz francés de este año se estima en 12,66 millones de toneladas, un 19% menos año contra año, dijo el Ministerio de Agricultura del país en un informe . De confirmarse, será el más bajo desde 2016, según datos del USDA. En la India, las temperaturas se dispararon en marzo al nivel más alto jamás registrado en el mes desde 1901, marchitando la mayor cosecha sembrada en invierno del país durante un período de crecimiento crucial. Eso llevó a las autoridades a prohibir las exportaciones de trigo en mayo para salvaguardar los suministros internos y controlar el aumento de los precios.
El arroz, otro cultivo indio importante, se sembró en un área más pequeña en lo que va de la temporada debido a la falta de lluvia en algunas de las principales áreas de cultivo, incluidas Bengala Occidental y Uttar Pradesh, que representan una cuarta parte de la producción del país. Esto reducirá potencialmente la producción y puede desencadenar restricciones en los envíos desde India, que representa el 40% del comercio mundial de arroz.
La guerra en Ucrania también está afectando las cosechas futuras. Hasta ahora, las exportaciones de granos han bajado un 49 % año contra año y la siembra se ha visto comprometida. Como señal de cambios en los flujos comerciales, Egipto, el mayor importador de trigo del mundo, está comprando mucho más trigo francés de lo normal para esta época del año.
Hay excepciones: Australia tiene una perspectiva positiva para su cosecha de trigo, y se espera que los productores obtengan una cosecha decente esta temporada, luego de que las condiciones favorables alentaron a los agricultores a aumentar la siembra a niveles casi récord. Si bien esos suministros no estarán listos para la cosecha hasta dentro de algunos meses, los exportadores australianos aún están enviando excedentes de granos de temporadas anteriores luego de dos años consecutivos de excelente producción. Canadá, el principal productor de canola del mundo y un importante exportador de trigo, también está teniendo una buena temporada de cultivo hasta el momento.
Rusia se convertirá en el mayor ganador del mercado con una cosecha masiva, aunque los envíos son más lentos de lo habitual, ya que los exportadores deben encontrar barcos, tripulaciones y asegurar los barcos.
También hay algunas buenas noticias en forma de enfriamiento de la demanda de China, el mayor comprador de granos del mundo. Las importaciones de maíz de China en la primera mitad del año se hundieron un 11% respecto al año anterior, mientras que las importaciones de trigo durante el mismo período cayeron un 7,8% y la soja un 5,4% respecto a mismo periodo del año anterior, según datos de aduanas. Los bajos márgenes en el enorme sector ganadero del país también frenaron el apetito por los cultivos como ingredientes para piensos, y las importaciones de aceite de palma de China se han debilitado a medida que su política Cero Covid-19 frena la demanda de las industrias de restaurantes y catering.
Cuando estalló la guerra en Ucrania, los precios se dispararon bajo el supuesto de que las exportaciones del Mar Negro se detendrían por completo. Ahora, a medida que más barcos logran su salida, la mayor parte de la “prima de guerra” ha desaparecido de los futuros. Una gran pregunta es si los envíos seguirán aumentando lo suficiente como para compensar las cosechas más pequeñas de lo esperado en otros lugares.
Para las próximas cosechas de 2022 y 2023, el USDA pronostica una cosecha mundial récord de soja, pero eso dependerá de la producción récord de Brasil y EE.UU. y la producción más alta de Argentina desde 2018. En cuanto a maíz y trigo, se espera que la producción sea menor a la temporada anterior.
Para que los futuros regresen a los niveles de años anteriores, ambos hemisferios necesitarían cosechas abundantes consecutivas, algo que no ha sucedido desde 2013-14. Un patrón climático persistente de La Niña continúa afectando los cultivos en partes de América del Sur, lo que hace que sea menos probable que suceda este año.
“Idealmente, veríamos a la madre naturaleza cooperar en ambos hemisferios durante 12 meses completos”, dijo Buckner.
-Con la asistencia de Hallie Gu, Sybilla Gross, Eko Listiyorini, Pratik Parija y Megan Durisin.
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