Bloomberg — El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, está cortejando cada vez más a los votantes cristianos evangélicos en el período previo a las elecciones de octubre, en una estrategia para bloquear las incursiones de su contrincante izquierdista en el crucial electorado.
Bolsonaro participó el miércoles en una oración organizada por legisladores evangélicos en la Cámara Baja en Brasilia, el más reciente de una serie de eventos religiosos a los que ha asistido. El presidente conservador ganó en 2018 gracias, en gran parte, al apoyo masivo de la comunidad de fieles que ya constituye cerca de un tercio de los 210 millones de habitantes de Brasil.
El encuentro religioso, que se celebra semanalmente en la Cámara Baja, se trasladó de su habitual ubicación más pequeña a un auditorio de 300 plazas abarrotado. Durante el evento de dos horas, que contó con un dúo de cantantes de gospel, Bolsonaro recibió una bendición al son de gritos de “aleluya” y comulgó.
El líder derechista, que a menudo cita versículos de la Biblia en sus discursos y dice que “sólo Dios” puede sacarlo de la presidencia, ha estado reuniendo a los fieles con una retórica radical para describir su lucha política con el favorito presidencial Luiz Inacio Lula da Silva.
“Tenemos por delante una lucha del bien contra el mal”, dijo en la oración. “Sabemos lo que les ha ocurrido a los países que han tomado una determinada dirección; tenemos que encontrar la manera de que no nos ocurra lo mismo”.
La estrategia está funcionando hasta cierto punto. Bolsonaro ha sido capaz de aumentar su ventaja sobre Lula entre los votantes evangélicos hasta el 43%-33% en una encuesta de Datafolha publicada la semana pasada. Dos meses antes, cuando la inflación golpeaba aún más la popularidad del mandatario, esa ventaja era de sólo 3 puntos porcentuales. Eso sigue siendo menos que el 69% de intención de voto que tenía entre ellos en vísperas de la segunda vuelta de 2018, también según Datafolha.
“Es un segmento en el que Bolsonaro sabe que tiene potencial de crecimiento porque ya ha estado ahí”, dijo Ana Carolina Evangelista, investigadora del Instituto de Estudios de la Religión de Río de Janeiro.
Los evangélicos en Brasil son en su mayoría negros y mujeres que viven en la periferia de las zonas urbanas y tienen bajos ingresos, un grupo en el que la agenda conservadora de la moral religiosa tiene más agarre, dijo Evangelista. La mayor pérdida que tuvo Bolsonaro entre los evangélicos en los últimos cuatro años ha sido entre las mujeres, agregó.
Con su retórica machista, el ex capitán del ejército ha luchado durante mucho tiempo para ganar tracción entre las mujeres, que según Datafolha representan el 52% de los votantes. Pero con Lula a la cabeza de las principales encuestas, los responsables de la campaña de Bolsonaro y los profesionales del marketing están intentando suavizar su imagen.
Parte de ese trabajo recae en la esposa de Bolsonaro, Michelle, quien, a diferencia del presidente, es evangélica. La primera dama suele dirigir sesiones de oración, como hizo durante el lanzamiento oficial de su campaña en Río de Janeiro el mes pasado. El impulso está dando algunos frutos, ya que Datafolha muestra que su apoyo entre las mujeres aumentó en la última encuesta.
Bolsonaro está presionando mucho para atraer a los conservadores, destacando constantemente su oposición a temas queridos por el grupo como el aborto, la despenalización de las drogas y la enseñanza de la educación sexual en las escuelas.
“Es natural que se produzcan algunos roces por cuestiones económicas, frustraciones personales. Pero nada que no sea recuperable” hasta las elecciones, dijo el legislador Sostenes Cavalcante, presidente de la bancada evangélica, sobre el apoyo del grupo a presidente.
Con la asistencia de Bruna Lessa.
