Buenos Aires — La llegada de Sergio Massa al Gobierno de Alberto Fernández, en el rol de ministro de Economía, busca refrescar a un Gobierno cuya imagen estaba en niveles ínfimos. Y líder del Frente Renovador desembarca con un apoyo que tres años y medio atrás hubiese sido impensado: el de su ex archienemiga Cristina Fernández de Kirchner, a quien enfrentó como opositor en las elecciones legislativas de 2013 y las presidenciales de 2015. Hace una década y un lustro, Massa había sido jefe de gabinete del ex presidente Néstor Kirchner, cargo en el que reemplazó al mismo Alberto Fernández.
La vicepresidenta y líder del espacio con mayor popularidad dentro del Frente de Todos aceptó la llegada de Massa al Gobierno y nadie de su entorno mostró oposición. Al igual que sucedió 14 años atrás, Cristina consideró que la llegada de Massa puede tranquilizar a una parte del círculo rojo, que lo ve como el peronista amigable.
Una historia de odios perdonados y mutua necesidad
Corría el año 2009 y el segmento Gran Cuñado, que satirizaba a la política dentro del programa de televisión Showmatch, era visto por casi todo el país. Uno de los personajes que más hacía reír al público era el que parodiaba al ahora superministro Sergio Massa (encarnado por Mariano Iúdica). Aquel Massa de mentira gritaba en forma continua el sintagma “la Presidenta”, parodiando la forma ampulosa en la que el verdadero Massa hablaba de Cristina Fernández de Kirchner.
Unos meses antes, a Massa le había tocado agarrar un hierro caliente: en 2008 debió pedir una licencia en su mandato como intendente de Tigre (que se había iniciado en 2007) para asumir la jefatura de Gabinete de ministros, ya que Cristina Kirchner lo necesitaba para hacer frente a la crisis que se le había presentado al Gobierno por su enfrentamiento con la dirigencia rural. Fue así que el 23 de julio de 2008, Massa llegó para reemplazar al saliente Alberto Fernández en el intento de apaciguar las aguas.
El compromiso de Massa con aquel primer gobierno de Cristina fue tal que en las elecciones de 2009 fue uno de los que se inmoló (junto a Daniel Scioli y los intendentes) para presentarse como candidato testimonial en la lista de diputados que encabezaba Néstor Kirchner y luego no asumir.
Pocos imaginaba en aquel momento que Massa se iba a convertir en el enemigo número uno del kirchnerismo duro. O número 2, después de Macri, según quién ordenara la tabla.
Lo cierto es que La Cámpora le llegó a dedicar una canción que aún hoy circula por las redes, en la que miles de jóvenes enardecidos gritaban que “No pasa nada, si todos los traidores se van con Massa”, en relación a aquellos exfuncionarios kirchneristas que se habían pasado a las filas del Frente Renovador.
Precisamente, en 2013, Massa creó este espacio peronista, que se presentaba como una opción de centro - centroderecha que buscaba congraciarse con la clase media enojada con el kirchnerismo. ¿El caballito de batalla de Massa en aquella época? Frenar la supuesta reforma constitucional que pretendía llevar a cabo Cristina Kirchner para ser reelecta en forma eterna.
En las elecciones de ese año, Massa fue primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires y derrotó a Martín Insaurralde, candidato de Cristina en el distrito.
Para lograr tal epopeya, el Frente Renovador tejió alianzas con el PRO de Mauricio Macri, que se retiró de la pelea provincial para no restarle votos al tigrense.
Aquel triunfo alteró el mapa de la política y de las finanzas, al ver generar un rally de activos, dado que el mercado entendió que Cristina estaba de retirada.
Envalentonado, en 2014 Sergio Massa pegó carteles en el Gran Buenos Aires con la leyenda “faltan 500 días”, sacando cuentas de cuánto le quedaba a Cristina en el poder.
Por aquellos años, el ahora superministro le regaló a los archivos televisivos frases tales como “voy a echar a todos los ñoquis de La Cámpora” o “si Cristina no tuviese fueros iría presa”. También juró que él con el kirchnerismo no iba “ni a la esquina”.
La vicepresidenta no se quedó atrás: en 2017 se difundieron audios en los cuales ella hablaba con Oscar Parrilli y en uno de ellos le decía que a Massa había que “embocarlo” y se refería a él con un fuerte improperio.
El declive de Massa
Massa llegó a 2015 confiado, pero las cosas no fueron como él deseaba. Con Alberto Fernández como jefe de campaña, quedó en tercer lugar en las elecciones de 2015, fuera del balotaje que llevó a Macri a la presidencia.
No obstante, los primeros meses de Macri como candidato mostraron a un Massa amigable con el Gobierno de Cambiemos. Allá por 2016, Macri lo llevó de viaje al Foro de Davos y lo presentó ante el empresariado mundial como un opositor responsable.
Años más tarde, el propio entorno de Macri se encargó de patentar un apodo con el cual conocen a Massa sus enemigos políticos: “Ventajita”.
Massa fue incrementando su oposición al gobierno macrista conforme caía la popularidad del entonces Presidente. Algunos, incluso, lo culpan a Massa por la crisis de 2018, ya que fue él como diputado quien impulsó un impuesto a la renta financiera que habría acelerado la salida de fondos del país.
El Frente de Todos
Aún a principios de 2019 resultaba inimaginable una foto de Cristina Kirchner y Massa juntos. Pero la expresidenta supo perdonar y consideró que se necesitaba sumar al Frente Renovador para vencer a Macri.
Ella ya había convocado a Alberto Fernández para que sea su candidato a Presidente, pero le faltaba asegurarse tener al panperonismo para no dejar cabos sueltos. Fue así que con CFK y Massa como accionistas mayoritarios y Alberto Fernández como una especie de CEO, se formó el Frente de Todos, que venció a Juntos por el Cambio en las elecciones de 2019.
Llegada a Diputados y amistad con Máximo Kirchner
El ahora ministro se presentó como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y, una vez electo, asumió el rol de presidente de la Cámara de Diputados, donde estrechó un muy buen vínculo con Máximo Kirchner, hijo de la vice.
A diferencia de lo que sucedió con funcionarios de corte albertista, como Matías Kulfas o Vilma Ibarra, a quienes Cristina tuvo entre ceja y ceja desde el punto de partida, las heridas con Massa sí se curaron.
De todas formas, cierto es decirlo, Massa no solo llega al Gabinete por imposición de Cristina. Hubo un operativo clamor por parte de gobernadores que lo ven como una esperanza de llevar paz en este último año y medio de gobierno de Alberto Fernández.
Previo al Gabinete
La precuela que falta en esta crónica es la del primer cargo de peso que tuvo Massa: el 23 de enero de 2002, con apenas 30 años, fue nombrado por el entonces presidente Eduardo Duhalde al frente del Administrador Nacional de la Seguridad Social (ANSeS), cargo en el que continuó durante todo el mandato de Néstor Kirchner.
Massa recién renunció en 2008 para convertirse en intendente de Tigre.