Las 3 prioridades urgentes de las fintech en América Latina

Para seguir siendo la industria que más crece y más recibe capital entre las startups de Latinoamérica, las fintech tienen que aliarse con sus antiguos enemigos.

Tecnología financiera/ fintech en América Latina
29 de julio, 2022 | 05:14 AM

Ideas más innovadoras para fomentar la inclusión financiera en la región, monederos cripto y más startups de otros rubros entrando a la escena financiera son algunas de las tendencias que se observaron en el 4to Congreso latinoamericano de innovación, banca digital y tecnología, celebrado en la Ciudad de México hace unos días.

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Las startups en el segmento de la tecnología financiera son las que más han crecido en número y en inversiones. En 2021, las fintech recibieron el 40% de todo el capital de riesgo que recibió Latinoamérica, donde los países con más crecimiento en capital recibido fueron Argentina y Chile, de acuerdo con el estudio Panorama del Venture Capital en América Latina, elaborado por Endeavor y Glisco Partners.

Además, el radar de Finnovista indica que las fintech tuvieron un crecimiento promedio anual del 25% en el número de emprendimientos en el último año.

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En este contexto, Juan Carlos Arcila, cofundador y presidente del Congreso latinoamericano de innovación, banca digital y tecnología (CLIBT), dijo en entrevista con Bloomberg Línea que el objetivo de congregar a fintech de toda la región es entender cuál es la relación entre los órganos reguladores de sus países, con la banca tradicional y cuáles son las principales tendencias alrededor de estos temas.

En el congreso participaron tanto bancos tradicionales de la región como Santander o Davivienda como fintechs de todas las verticales como el recién nombrado unicornio mexicano, Stori, Tangelo, MOVII, Pomelo, el unicornio ecuatoriano Kushki, e incluso Rappi, que tiene su vertiente financiera.

De los temas que se discutieron en esta cuarta edición de CLIBT, Arcila compartió tres prioridades urgentes que tienen las fintech, sobre todo en un panorama complicado que atraviesa el ecosistema emprendedor regional.

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1. Aliarse con la banca tradicional

“Ese es uno de los grandes aprendizajes que nos deja el congreso”, aseguró Arcila. El directivo recuerda que en la primera edición de CLIBT celebrada en Costa Rica, la banca tradicional y las fintech se veían como los grandes enemigos, pero trabajar en conjunto es lo que se necesita para que haya un mayor desarrollo en la región.

“Podemos trabajar el uno con el otro y a medida que van pasando los años nos damos cuenta de que más que competir pueden convertirse realmente en apalancadores el uno del otro”, dijo Arcila.

Aunque no se trate de una fintech, sino de una startup con una rama de fintech con RappiPay, vale la pena resaltar la alianza que ha hecho el unicornio colombiano con bancos tradicionales, en Colombia con Davivienda y en México con Banorte.

Según el informe de Finnovista de 2021, seis de cada 10 empresas fintech están actualmente colaborando con instituciones financieras incumbentes siendo que el tipo de relación predominante fueron las alianzas comerciales. Por otro lado, se encontró que el 27% de las startups en la región señaló a los incumbentes como su principal competencia.

El informe ahonda que el 52% de los incumbentes adquiere tecnología para mejorar su oferta de servicios, mientras que sólo el 7% está involucrado en programas formales para incubar y acelerar startups fintech.

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2. Trabajar de la mano de los órganos reguladores

En lo que se refiere a la regulación, a pesar de que cada uno de los países de América Latina cuentan con un esquema diferente, Finnovista encontró que en promedio, el 42% de la muestra afirma que la regulación es adecuada; sin embargo, el 53% y 32% de las empresas en Chile y Perú, respectivamente, indica que no existe regulación y sí se requiere.

En Colombia, de donde es originario Arcila, la regulación fintech aún se está trabajando, “en este momento se están construyendo esas leyes, pero no están vigentes todavía”.

Y con respecto al sandbox regulatorio y el hub de innovación como iniciativas necesarias y relevantes para el desarrollo del sector, hubo una respuesta casi unánime, pues nueve de cada 10 consideran que, efectivamente, son relevantes para la industria.

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La falta de regulación en muchas ocasiones, opina Arcila, también deriva a una autorregulación de las fintech “porque no podemos decirle a una fintech que está ofreciendo servicios inmediatos y una experiencia de usuario mucho más ágil y rápida que tenga una regulación tan sofisticado como la tradicional porque eso hace parte de las diferenciales de sus servicios”.

Arcila recalcó que “aunque estamos un poco rezagados a lo que puede pasar en otras latitudes como Europa creo que estamos avanzando en el camino adecuado, obviamente es importante que haya una regulación mucho más concreta”.

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3. Acelerar la inclusión financiera con tecnología

Para que esto se logre en la región se necesita un mayor desarrollo de la conectividad y acceso a internet. Esta es la base, dijo Arcila, “para poder avanzar en el acceso al crédito, el cual se vuelve en ese gran iluminador del desarrollo”.

“Sin lugar a dudas la tecnología se vuelve un tema determinante y dinamizador de la inclusión financiera”, aseveró Arcila.

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En este sentido, debe ser prioridad para las fintech avanzar en el acceso al crédito. Y precisamente el digital banking fue el segmento fintech que más creció en América Latina en 2021, con un incremento de 1.900%, de acuerdo con Endeavor y Cisco Partners.

De todas las verticales fintech, para Arcila, las que tienen más auge son las que tienen que ver con otorgar créditos. “Para que el negocio funcione y tenga escalabilidad, pues el crédito es algo fundamental, entonces muchas de las startups se están volcando a ofrecer diferentes productos que tienen que ver con el crédito”.

En el camino a la inclusión financiera, y en lo que ha aprendido en las otras ediciones de CLIBT -que han pasado por Costa Rica, Panamá, República Dominicana y ahora México- Arcila está claro de que la banca, los reguladores y las fintechs deben trabajar juntos en un ecosistema y en un círculo virtuoso en donde, al final, el consumidor se vea beneficiado.