Por segundo trimestre consecutivo, la economía estadounidense se contrajo, en un escenario de fuertes presiones inflacionarias y el consecuente endurecimiento de la política monetaria para controlarlas.
El Producto Interno Bruto (PIB) del periodo abril-junio cayó un 0,9% interanual, según datos preliminares del Departamento de Comercio de EE.UU. Cabe destacar que ya en el primer trimestre del año la retracción de la economía había sido del 1,6%. Las estimaciones sobre el PIB hablan de una tasa de contracción del 2,1% en el trimestre.
Apenas el miércoles, la Reserva Federal elevó su tasa de política monetaria en 75 puntos básicos, llevándola al rango objetivo de 2,25% a 2.5%., acumulando un alza consecutiva de 150 puntos básicos, la más agresiva en décadas. Y tras el anuncio de tasas, el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, dijo con gran seguridad que la economía de EE.UU. no se encontraba en recesión.
Pero, ante los datos, hay quienes dudan y se abre una pregunta obligada: ¿Está Estados Unidos en recesión?
Para los especialistas, una segunda caída trimestral consecutiva del PIB cumple con la definición estándar de una recesión técnica.
Pero, la Oficina Nacional de Investigación Económica, el árbitro oficial de las recesiones en los Estados Unidos, define una recesión como “una disminución significativa en la actividad económica que se extiende por toda la economía, que dura más de unos pocos meses, normalmente visible en la producción, el empleo, el ingreso real, y otros indicadores”.
Este comité que se reúne en secreto, está formado por economistas y académicos, o ‘eggheads’, que suelen tardar alrededor de un año en decidir un escenario de recesión, y casi siempre es mucho después de que la recesión haya sido ampliamente reconocida por Wall Street.
La duración de una recesión puede variar mucho. Por ejemplo, la recesión provocada por la pandemia de 2020 sólo duró dos meses, mientras que la Gran Recesión se prolongó unos 18 meses.
El “estado de recesión” está en debate sobre todo, por el impacto que podría tener en los mercados y la política estadounidense.
El National Bureau of Economic Research (NBER), dirigido por Robert Hall y presidido por el ex asesor de Ronald Reagan, Martin Feldstein, ha hecho todo lo posible por mantener la política fuera del proceso, pero podría recibir duras críticas en las próximas semanas si no expone sobre el tema.
El Comité está integrado por economistas que tuvieron papeles políticos destacados en diferentes administraciones presidenciales. Entre sus miembros se encuentran Christina Romer, directora del Consejo de Asesores Económicos del presidente Barack Obama, y Robert Gordon, autor del libro The Rise and Fall of American Growth: The U.S. Standard of Living since the Civil War que predice un gran decrecimiento de EE.UU. en el próximo siglo.
El grupo que se centra estrictamente en datos económicos, declaró la recesión en 2020 sólo unos meses después de un fuerte descenso de la producción y la pérdida de 22 millones de empleos en medio de la pandemia de Covid-19. Asimismo, no anticipa ningún tipo de dictamen que pueda tener un impacto inmediato.
Más que dos lecturas negativas del PIB, el NBER busca un descenso sustancial de la actividad durante un periodo de tiempo sostenido. El comité fija las fechas de los picos de actividad económica y de los mínimos basándose en seis series de datos mensuales, que incluyen las nóminas no agrícolas, el gasto en consumo personal y la producción industrial.
Por su parte, desde Bloomberg Economics, Anna Wong, economista jefe para Estados Unidos dice que “la metodología actual del comité es sólida. La contracción del primer trimestre se debe principalmente a las fuertes importaciones (debido a la sólida demanda) después de la desaceleración de la construcción de inventarios por la combinación de cuellos de botella en la oferta y la construcción de inventarios en el cuarto trimestre del año pasado. Es difícil interpretarlo como una contracción impulsada por la debilidad”.
El comité, además de utilizar los seis indicadores mensuales, considera el PIB promediado con la renta interior bruta, la cual fue positiva en el primer trimestre.
El expresidente del NBER, Arthur Burns, coescribió un libro en 1946 titulado “Measuring Business Cycles” (Medición de los ciclos económicos) que fue “la biblia del tema”, dijo Michael Bordo, historiador de economía de la Universidad de Rutgers. “Sus fechas se aceptaron como la mejor autoridad. Una de las razones por las que eran tan respetados es que eran totalmente independientes del gobierno”.
Lo que dicen los economistas
Una encuesta de Bloomberg entre economistas reveló que la probabilidad de una recesión en los Estados Unidos en los próximos 12 meses es de casi el 50%, pero muchos hogares y empresas sienten que ya está aquí. El Instituto de Inversión Wells Fargo (WFC) dice que es una suposición correcta.
“Hay mucha conversación en torno a si ya estamos en una recesión”, dijo Lauren Goodwin, economista y estratega de carteras de New York Life Investments. “Los datos oficiales sobre una recesión pueden ser un indicador retardado. Eso no es necesariamente útil para las personas que toman decisiones hoy en su vida cotidiana y en sus inversiones.”
La mayoría de los economistas dicen que EE.UU. todavía no está en una recesión, a pesar de los dos trimestres consecutivos de caída del PIB.
Mark Hamrick, analista económico senior de Bankrate, dice que la continua fortaleza del mercado laboral complica el panorama. Estados Unidos añadió en junio más puestos de trabajo de los esperados, y las solicitudes de seguro de desempleo recién cayeron por primera vez en cuatro semanas. Además, el gasto de los consumidores se mantiene en general, aunque mucha gente está cambiando sus hábitos de compra.
Por su parte, el presidente Joe Biden ha enfatizado que el país no va que a entrar en una recesión, y los funcionarios del gobierno argumentan que el panorama económico se complica por los problemas de la cadena de suministro y la volatilidad de los precios de las materias primas.
Sensación de recesión
Con la Reserva Federal subiendo los tipos de interés para enfriar la economía, el riesgo es que las alzas reduzcan demasiado la demanda de los consumidores, provocando una reducción de las ganancias de las empresas y la pérdida de puestos de trabajo. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo a finales de junio que lograr ese equilibrio perfecto será “muy difícil.”
También hay un poderoso efecto psicológico en juego. Si los consumidores piensan que el país está en recesión o que pronto lo estará, podrían reducir sus gastos. Este es un riesgo real si se tiene en cuenta que más de la mitad de los estadounidenses creen que el país está actualmente en recesión, según una encuesta de Economist/YouGov. Cabe destacar que los precios al consumo subieron un 9,1% en junio en la variación interanual.
A diferencia de la última recesión, las redes sociales hoy juegan un rol más importante en la vida de los estadounidenses y, a menudo, expresan allí sus temores de recesión, dijo Shaun Maslyk, un planificador financiero certificado y anfitrión de “The Most Hated F Word”, un podcast sobre finanzas personales.
Acción vs reacción
En junio, los empresarios de EE.UU. añadieron 372.000 puestos de trabajo, y la tasa de desempleo es actualmente de sólo el 3,6%. Hay focos de debilidad, que se concentran sobre todo en el sector tecnológico, donde las empresas han visto caer rápidamente el precio de sus acciones. Empresas de criptomonedas como Coinbase Global Inc.(COIN) y Gemini Trust Co. también están recortando empleos.
Los expertos recomiendan a quienes se preocupan por los despidos que traten de acumular ahorros de emergencia que cubran al menos de tres a seis meses de gastos de subsistencia.
También se recomienda a los inversores y ahorristas considerar su tolerancia al riesgo y asegurarse de que se están diversificado. Goodwin recomienda bonos municipales o las acciones de valor, que son baratas en relación con las ganancias. Los bonos de ahorro de la serie I de EE.UU. también son populares en este momento, ya que ofrecen una forma de bajo riesgo para fijar un tipo de interés del 9,62%.
Noah Damsky, planificador financiero de Marina Wealth Advisors, recomienda “apretarse el cinturón”. Reducir los gastos discrecionales y aumentar los ahorros es siempre una buena idea, pero especialmente cuando se avecina una recesión.