San Pedro Sula — La administración de Iris Xiomara Castro Sarmiento cumple este miércoles seis meses y con un 57% de aprobación, de acuerdo con la encuesta de opinión pública de Cid Gallup, la mandataria hondureña enfrenta, entre otros aspectos, desafíos en seguridad, atracción de inversiones y Estado de Derecho.
La primera mujer presidenta en la historia de Honduras recibió el país con más del 73% de los 9.5 millones de habitantes en pobreza y de ellos, 53% en pobreza extrema, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Su antecesor, Juan Orlando Hernández Alvarado fue extraditado a los Estados Unidos a menos de dos meses de haber entregado el poder, en donde aguarda un juicio por supuesto narcotráfico y posesión de armas.
“Es difícil resumir en pocas palabras la cantidad de cosas que han ocurrido en Honduras en los últimos años”, dijo el senador de Chile, José Miguel Insulza, quien ocupaba el cargo de secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando se produjo el golpe de Estado el 28 de junio de 2009 contra el entonces presidente de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales, esposo de Castro y actual asesor presidencial.
Insulza compartió sus impresiones sobre el país centroamericano en el marco de un curso desarrollado por la Escuela de Invierno 2022 del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile días atrás.
“Honduras hoy día es un país interesante, fundamentalmente porque viene de una situación muy trágica, muy caótica, que ha durado doce años y medio, y tenemos en él grandes esperanzas, pero con grandes obstáculos”, dijo el político chileno.
Los desafíos de Castro
Según Insulza, a diferencia del presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, la impresión de la ciudadanía es que la formación del gobierno es monocolor, liderada en un 95% por el oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre). “No está incorporando gente conocida y confiable para mucha gente en la sociedad”.
El segundo problema que el analista consideró importante es la distancia entre Castro y el designado presidencial (vicepresidente), Salvador Nasralla, con quien formó una alianza para las elecciones generales de noviembre de 2021.
Por un lado, Castro ha dicho que su gobierno es socialista democrático, una visión que no es compartida del todo por Nasralla, fundador del Partido Salvador de Honduras (PSH).
“Seguramente, Nasralla va a exigir una participación cada vez mayor en el gobierno que, dicho sea de paso, no es equivalente a la cantidad de votos que obtuvo en la elección. Su partido solamente tiene diez diputados en el Congreso Nacional, que no es una cantidad muy grande, y el presidente del Legislativo (Luis Redondo), es un compromiso político al cual llegaron con la presidenta Castro”, dijo Insulza.
El tercer problema es la sensación que existe en el escenario político de Honduras “es que quien sigue gobernando es el primer caballero, porque en realidad la prensa es Mel Zelaya haciendo declaraciones, en reuniones y la presidenta se ve menos y eso no es lo que la gente espera, por lo tanto el problema de que en qué posición se ubica el primer caballero no deja de ser una cierta dificultad”, agregó el senador chileno.
Sin embargo, en su criterio, desde el punto de vista de las expectativas, la vara está demasiado baja, como para que la presidenta hondureña no tenga éxito.
“Sigo pensando que le va ir bien en su gobierno, pero creo que todavía tiene dificultades para cambiar completamente lo que ha sido la vida de los hondureños en los últimos años, que ha sido muy infernal”.
Criterios del sector privado
Por su parte, Eduardo Facussé, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), reconoció las dificultades que ha enfrentado el actual gobierno, específicamente, a causa de la crisis mundial que ha desencadenado una alza inflacionaria. También los retos a nivel fiscal, con el saldo de la deuda pública, y la situación del sector energético que viene de varias administraciones.
“Son cosas que realmente han dificultado el trabajo del nuevo gobierno”, dijo el empresario. Al mismo tiempo, existen diferentes situaciones que preocupan al sector privado de Honduras, “la primera y la más delicada es la falta de respeto a ciertos aspectos del Estado de Derecho”.
Desde hace meses, diferentes organizaciones de la empresa privada han denunciado las invasiones de tierras productivas en Colón —litoral atlántico hondureño— que ha provocado enfrentamientos armados, una ola de violencia y desmotivación en las inversiones.
“El país no está captando la inversión necesaria. Tampoco está desarrollando mayor producción nacional, que es algo importante para todos. Vemos alguna retórica de algunos funcionarios y asesores regresando con discursos del pasado, cuando lo que necesitamos en un mensaje de reconciliación para unirnos como país”, añadió Facussé.
El presidente del CCIC abogó por la aceleración de la democratización del crédito y de las inversiones, así como mayor coherencia en la relación con Estados Unidos. “Para bien o para mal, Estados Unidos es el socio comercial más importante que tiene Honduras y donde más hondureños radican fuera del país”.
Empezar a dar resultados
En declaraciones a medios de la capital, el exdesignado presidencial Arístides Mejía (2006-2009), coincidió que Castro asumió la presidencia en una situación inédita y compleja.
“Han sido seis meses de reorganizarse, de ver qué quedó del país y dentro de los próximos seis meses tiene que empezar a dar resultados, porque al final a un gobierno se le juzga no por lo que dice o por lo que recibió, porque por eso se le ha elegido, sino por los resultados que dé”.
También la secretaria de Finanzas, Rixi Moncada, hizo mención sobre los primeros seis meses, “aún con la grave crisis internacional; avanzamos con fe hacia la refundación de la Patria”.
Respecto a la variación anual del producto interno bruto (PIB), la encuesta de expectativas de analistas macroeconómicos hecha en junio por el Banco Central de Honduras (BCH) proyecta —en promedio— un crecimiento de 3.4% para 2022 y 3.8% para 2023 (3.8% y 4.1%, respectivamente en la encuesta del mes anterior), perspectivas cercanas dentro del rango de crecimiento económico previsto en el Programa Monetario 2022-2023 (3.5% a 4.5%).