Bloomberg — El peso mexicano sorprende con su resistencia atípica, en medio de la masacre que ha habido en el universo de las monedas de mercados emergentes este año.
La moneda de México ha logrado mantenerse mientras casi todos sus pares sucumbieron al incesante impulso alcista del dólar. Su rendimiento superior es tan marcado que algunos analistas han decidido apodarlo el “superpeso”.
Parte de la fortaleza proviene de estímulos relativamente típicos: una política fiscal estricta y aumentos de las tasas de interés que han impulsado el carry trade.
Pero otro factor clave son las expectativas de un cambio radical en el comercio mundial en los próximos años que podría generar un aumento en la inversión extranjera directa.
México atrae ahora fábricas de China ya que los salarios más altos y un aumento en los costos del transporte socavan lo que venían siendo sus ventajas competitivas.
El Covid-19 ha creado una aversión a las cadenas de suministro remotas, un factor que también incita a las empresas a trasladar sus operaciones en Asia a ubicaciones más cercanas a Estados Unidos —el mercado más grande del mundo—, un cambio que se conoce como “nearshoring”.
A dichas preocupaciones logísticas se suman los cierres estrictos como parte de la política china de “cero Covid-19” y las preocupaciones de que China podría tomar medidas contra Taiwán que provocarían sanciones de los países occidentales.
Comienza el giro de algo que sucedió hace dos décadas, cuando China se unió a la Organización Mundial del Comercio y rápidamente desplazó a México como el principal centro de fabricación para las empresas estadounidenses.
Ahora, las exportaciones de México a EE.UU. reducen la brecha con China y hay agitación en el mercado de divisas, sorprendiendo a inversionistas que a fines del año pasado pronosticaban que el peso sería uno de los mayores perdedores a nivel mundial en 2022.
“México está comenzando a recuperar las ventajas competitivas que perdió hace décadas”, dijo Hari Hariharan, director ejecutivo del fondo de cobertura NWI Management, con sede en Nueva York. “Esta va a ser una década de ascenso de México a expensas de China”.
El giro también se evidencia en el desempeño del peso mexicano frente al yuan chino. Desde el clímax de la venta masiva durante la pandemia en marzo de 2020, el peso se ha valorizado un 15% frente a su contraparte china, uno de los mejores resultados entre las principales monedas.
El nearshoring acelerará esta tendencia en la próxima década, según Hariharan.
El auge se nota en todo el norte de México, el corazón industrial del país. Desde Tijuana en la costa oeste hasta Matamoros en el extremo sur de Texas, hay bulldozers y excavadoras por todas partes.
Al menos seis proveedores de Tesla Inc. (las empresas taiwanesas EnFlex Corp. y Quanta Computer, la firma francesa Faurecia SE, la alemana ZF Friedrichshafen AG y APG México) ya han establecido operaciones en el estado de Nuevo León desde 2021.
Mientras tanto, la empresa china Contemporary Amperex Technology Co., el mayor fabricante mundial de baterías para vehículos eléctricos, está considerando al menos dos ubicaciones en México para una planta que abastecería a los fabricantes automotor, informó Bloomberg este mes.
En un año durante el cual el dólar ha avanzado a un récord en su mejor desempeño anual desde 2015, el peso cedió menos del 1% a alrededor de 20,7 por dólar, marcando el segundo mejor desempeño entre las principales monedas después del real brasileño.
No obstante, algunos escépticos dudan que pasar la producción a México sea lo suficientemente significativo como para representar una base de avances a largo plazo para la moneda.
El valor en dólares de las exportaciones de México a EE.UU. aún es inferior al de China por un amplio margen, aunque la brecha se reduce cada vez más. Y hubo momentos en el pasado en que analistas pensaban que México estaba listo para este giro pero nunca sucedió.
En particular, las proyecciones surgieron en 2007 y 2008 cuando el aumento de los precios del petróleo elevó los costos del transporte, y luego nuevamente cuando el expresidente de EE.UU. Donald Trump agitó las relaciones comerciales con China durante su mandato.
Más recientemente, las políticas energéticas nacionalistas del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y los conflictos con las empresas han sido percibidas como un impedimento para la inversión.
La semana pasada, EE.UU. dijo que las políticas energéticas de México violaban el acuerdo de libre comercio de América del Norte, aunque hubo pocas consecuencias en el mercado del peso.
En el primer trimestre de este año, México reportó una entrada récord de US$19.400 millones en inversión extranjera directa, un 5,8% más que en el mismo período del año pasado después de excluir fusiones únicas.
Las tasas de vacantes en los parques industriales de Juárez, Reynosa y Monterrey alcanzaron mínimos históricos en el primer trimestre debido a la demanda de nearshoring, dijeron analistas de Credit Suisse en un informe de junio.
Durante su viaje a Washington este mes, López Obrador pronosticó que la inversión estadounidense en el país alcanzaría los US$40.000 millones entre ahora y 2024.
Las exportaciones de México a EE.UU. vienen creciendo más rápido que las de su rival asiático durante la mayor parte del tiempo desde 2016.
En junio de 2022, el Banco Interamericano de Desarrollo estimó que el nearshoring podría sumar hasta US$35.300 millones adicionales por año en exportaciones anuales desde México.
México exportó US$422.000 millones a EE.UU. en los últimos 12 meses, US$121.000 millones menos que China. Esa brecha era de casi US$200.000 millones hace cuatro años.
La transformación de las cadenas de suministro llevará tiempo, pero los enredos causados por la política de cero Covid-19 de China empujarán a las empresas a diversificar las operaciones “por si acaso”, dijo John Paul Lech, gerente de cartera de Matthews International Capital Management en San Francisco.
“México está en una buena posición”, dijo Lech. “El nearshoring podría ser un tema que impacte a México durante períodos de tiempo más prolongados”.
Peso subvaluado
La valoración relativamente barata del peso es un atractivo adicional para los inversionistas extranjeros. Sobre una base ponderada por el comercio, la moneda ha estado en el lado más débil de sus promedios de 10 y 20 años desde 2015, según datos compilados por el Banco de Pagos Internacionales.
El tipo de cambio ponderado por el comercio de China, por otro lado, ahora ronda los máximos de siete años.
“Vemos el tema del nearshoring como un factor positivo a mediano y largo plazo para el peso mexicano”, escribieron Joseph Incalcaterra y Clyde Wardle, estrategas FX de HSBC, en una nota del 14 de julio.
Si bien los riesgos de recesión en EE.UU. pueden pesar sobre la moneda mexicana a corto plazo, los flujos resistentes de la balanza de pagos deberían permitir que el peso supere a sus pares regionales, escribieron.
El banco prevé que el peso avanzará casi un 7% a 19,25 por dólar para fines del próximo año, escribieron.