Ciudad de México — México se enfila hacia una desaceleración de su economía en el segundo trimestre de 2022, luego de que en mayo la actividad económica se contrajera -0,2% mensual por primera vez desde octubre del año pasado.
En el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 1% trimestral, pero con la contracción de mayo lo que se espera es que, al cumplirse dos años del gran confinamiento en México por la pandemia, la economía inicie un camino de desaceleración, de acuerdo con analistas de Monex, Bx+ y Banorte.
El Inegi publicará el viernes 29 de julio la Estimación Oportuna del PIB para el segundo trimestre de 2022.
En mayo y con cifras desestacionalizadas, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) disminuyó 0,2% a tasa mensual. Las actividades terciarias retrocedieron -0,3%, mientras que las primarias aumentaron 2,2% y las secundarias apenas subieron 0,1%.
Al interior se observa que los sectores que desaceleraron en mayo fueron minería y construcción en actividades secundarias, mientras que el terciarias perdieron fuerza los sectores de comercio al por menor; transportes, correos y almacenamiento, y servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos.
El IGAE avanzó 1,3% en términos reales a tasa mensual. Las actividades secundarias crecieron 3,1%, las primarias 3% y las terciarias 0,3%.
Grupo Financiero Monex indicó en una nota que tras conocerse el dato de mayo mensual y se considera el estimado de -0,4% del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) para junio, lo que se estima es que se habrá revertido más del 50% del notable crecimiento de 1,06% de abril, lo que deja entrever el brusco cambio de tendencia que ha sufrido la economía en los meses recientes.
Además se debe considerar que mayo, sobre todo en junio, la quinta ola de Covid-19 en el país fue en ascenso.
Pese a los tropiezos en mayo y junio, Monex estima que el PIB crecerá en el segundo trimestre cercano al 0,9% trimestral, variación que se explica por efectos de base de comparación y al empuje de abril.
No obstante -añade- los datos más recientes y la probabilidad moderada de una nueva baja en julio, sesgarán a la baja la dinámica del tercer trimestre del año y quizá deriven en una contracción trimestral “que encenderá las alarmas por una posible recesión en el corto plazo”.
Grupo Financiero Banorte calificó de “modesta” la contracción del IGAE en mayo. Esta variación es consistente con su visión de una desaceleración a lo largo del segundo trimestre del año, por lo que su estimado de crecimiento para el periodo es de 0,7%.
Si bien la contracción no es bienvenida, Banorte no lo ve tan grave, considerando el avance acumulado de 1,4% de los dos meses previos y condiciones favorables en ganancias adicionales de los salarios reales pese a inflación, remesas y recuperación del crédito bancario, principalmente en consumo.
“La elevada inflación es el mayor riesgo para la demanda doméstica y los servicios que han tenido un desempeño bastante bueno en lo que va de 2022. Creemos que los hogares podrían limitar su gasto en servicios a favor de bienes, sobre todo con las mayores presiones en precios aún concentradas en alimentos”, apuntó en la nota.
Banco Bx+ resaltó en una nota que los servicios se debilitaron después de la sólida expansión de abril; el comercio al por menor, transporte y entretenimiento devolvieron parte del alza previa, mientras que alojamiento y preparación de alimentos, que son la rama más rezagada en la curva de la recuperación, se desaceleraron en mayo.
“Se empieza a diluir el efecto reapertura y se corta la racha de crecimiento”.
Apuntó que persisten algunas obstrucciones en las cadenas globales de proveeduría asociadas al virus, como los confinamientos en China, y existe la posibilidad de que el último repunte en contagios provoque más restricciones.
A esto se añaden los efectos de la guerra en Ucrania, que provocaron escasez de materias primas, principalmente energía y alimentos, a lo que se suma una inflación no vista en décadas que repercute en la política monetaria de los bancos centrales, los cuales seguirán elevando las tasas de interés en los próximos meses, lo que impactará negativamente al gasto.