El CEO de Meta Platforms (META) revelará este miércoles las ganancias del segundo trimestre de la compañía en vez de hacer algo más divertido como estar en Hawái surfeando en su tabla eléctrica. Entre los comentarios adelantados por Mark Zuckerberg y las perspectivas reducidas de algunos analistas, las cifras del gigante tecnológico no serán las deseadas. También tendrá que enfrentar la cruda realidad sobre la mayor inversión de la empresa, WhatsApp.
Son numerosos los problemas en las diferentes compañías que forman parte del grupo Meta. Ante el éxito de su competidor TikTok, la otra plataforma de Zuckerberg, Instagram, está atascada tratando de replicarla sin el mismo éxito. El crecimiento general de Facebook ha disminuido al no poder captar al público más joven, a la vez que los anunciante de la plataforma están siendo bloqueados por Apple Inc .(AAPL) y no pueden llegar al público.
Por otro lado, está WhatsApp, el servicio de mensajería más utilizado globalmente, que nunca fue el más popular en los Estados Unidos. Esta aplicación de color verde cuenta con unos 2.000 millones usuarios activos, sin embargo, en el mundo de Zuckerberg ha sido más una estrategia defensiva y un agujero en los ingresos que un generador de dinero como Instagram.
En el 2012 Zuckerberg adquirió por US$1.000 millones a Instagram y la aplicación aportó sólo en el 2019 unos US$20.000 millones a los ingresos del grupo. En contraste, el multimillonario compró la plataforma de mensajería por US$19.000 millones y ésta solo ha contribuido al grupo con unos cuantos centavos.
Resulta sorprendente que transcurridos ocho años desde su adquisición, Zuckerberg, aún no haya logrado convertir a WhatsApp en un negocio mínimamente rentable. La aplicación de mensajería instantánea, creada en 2009, se financiaba al principio con una suscripción anual de 99 centavos de dólar, ya que sus fundadores despreciaban los anuncios. Una vez vendida, ambos acabaron renunciando a cómo Meta intentaba monetizar la aplicación con publicidad. Sin embargo, en 2020, el grupo dio marcha atrás en esta idea y declaró que probaría cobrando a las empresas por interactuar con los clientes en la aplicación.
Por un momento pareció que WhatsApp podría convertirse en el centro del futuro de Meta como negocio. En marzo de 2021, el propio Zuckerberg anunciaba su “visión centrada en la privacidad para las redes sociales” y pronosticaba un futuro en el que la comunicación se trasladaría a servicios privados como el servicio de mensajería.
Al cabo de siete meses, la visión de Zuckerberg había variado y declaró que el futuro de Internet estaba en el mundo inmersivo del metaverso, lo cual representaba el “próximo capítulo” para la recién llamada Meta. Más allá de un anuncio sobre el lanzamiento de un nuevo servicio de chat para clientes en WhatsApp en mayo, a partir de entonces es poco lo que ha dicho sobre la mensajería.
En la jerarquía de Meta, el lugar de WhatsApp ha oscilado como una tabla eléctrica de surf. En la actualidad, con Zuckerberg decidido a dar un giro hacia la realidad virtual, probablemente el valor real de la aplicación provenga de algo más innoble que ganar dinero como negocio viable. Seguramente será la ofrenda de sacrificio que Zuckerberg necesita para defenderse de los reguladores antimonopolio.
Así se explicaría la falta de impulso para convertir WhatsApp en una empresa en crecimiento por parte de Zuckerberg. La dificultad nunca ha sido que sea demasiado difícil obtener dinero de la mensajería. Después de todo, WeChat de Tencent Holdings Ltd. (TCEHY), competidor de la mensajería en China, generó más de US$500 millones sólo el pasado junio, según un estimado de la firma de inteligencia de mercado Sensor Tower, en gran parte por pagos, publicidad y por actuar como puerta de entrada a los juegos.
La motivación primordial de Zuckerberg para adquirir WhatsApp fue la de evitar que se transformara en una amenaza de competencia, según las crecientes pruebas de los reguladores antimonopolio, como la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos. Los ejecutivos de Facebook incluso se preocuparon por cómo el servicio de mensajería instantánea podría amenazar su negocio después de haber sido adquirido, según un informe de Bloomberg de la semana pasada. Esto no parece una empresa matriz con grandes planes para su filial.
Actualmente, para hacer frente al intento del regulador FTC de obligar a la empresa a desprenderse tanto de WhatsApp como de Instagram como parte de una demanda contra la firma, los abogados de Meta podrían ejercer presión para llegar a un acuerdo que incluya la salida de solo una. De hacerlo, probablemente se pueda adivinar de qué empresa preferiría Zuckerberg desprenderse.
¿Cómo podría funcionar en la práctica una venta de WhatsApp? Al no contar con ingresos sustanciales, una salida a bolsa estaría fuera de la mesa. Meta podría vender a un consorcio de capital privado, o a una empresa como Microsoft Inc (MSFT) que ha indicado su interés en comprar un negocio de mensajería en el pasado, y (de forma un tanto extraña) ha conseguido realizar una serie de grandes adquisiciones en los últimos años sin despertar un auténtico escrutinio de los agentes antimonopolio. Si la eventual salida a bolsa de Arm Holdings por parte de Softbank (9884) resulta fructífera y Masayoshi Son decidiera trasladar su propio enfoque de la inteligencia artificial y el Internet al mundo de la mensajería, también podría ser un comprador potencial.
El 98% de los ingresos de Meta proceden de la publicidad digital. Meta, al igual que Google, de Alphabet Inc (GOOGL), está inmersa en el negocio. Aunque Microsoft y Amazon Inc. (AMZN) han logrado diversificarse en la computación en la nube y los juegos, Meta no ha logrado hacer lo mismo con la criptomoneda, el comercio electrónico y, evidentemente, la mensajería.
Quizás el metaverso sea diferente y Zuckerberg halle la manera de hacer girar su próspero negocio publicitario hacia la realidad virtual. Ahora bien, el humillante cambio en el valor de WhatsApp, que ha pasado de ser un negocio potencial a ser la oferta reguladora más probable de Meta, evidencia hasta qué punto esa visión se encuentra en un terreno incierto.
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