Bloomberg Línea confirmó que fueron enviados 400 kilogramos de flor seca de cannabis a Zúrich, Suiza, y procedentes de La Mesa de Los Santos en Santander. El despacho se suma a otra exportación de 200 kilogramos que ya aterrizó en Oregon, Estados Unidos.
Estas son las primeras exportaciones de flor seca de cannabis que hace el país, una solicitud que durante años hizo el sector privado y que se hace realidad tres meses después de la expedición de la Resolución 539, que reglamentó y permitió la venta externa de flor seca de cannabis con fines comerciales para usos médicos y científicos.
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La primera en lograrlo es la empresa Allied Colombia SAS, que está en Colombia desde hace tres años y que es parte de la multinacional canadiense Allied Corp. Holger Amaya, gerente de la firma, le dijo a Bloomberg Línea que el despacho enviado a Suiza hace parte de un pedido total, no psicoactivo, de 7.000 kilogramos.
“¿Qué es lo importante de esto? Que pudimos saber cómo exportar, vimos que no es imposible. Esto es un hito”, destacó Amaya, quien además manifestó que la compañía tiene 22 variedades de cannabis registradas en el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y una zona de cinco hectáreas, tres de ellas para cultivo que se ampliarán próximamente.
El envío, que tiene un contenido de 1% de THC, salió vía terrestre en la madrugada del pasado 18 de julio de Villa Silvia en La Mesa de Los Santos y llegó a Bogotá. De la capital salió vía aérea a Suiza por Qatar Airways.
Esa es la segunda exportación que hace la compañía y la más grande hasta el momento. Antes de llegar a Europa, Allied aterrizó en Oregon (Estados Unidos) el 30 de junio, con un pedido de 200 kilogramos de flor seca de cannabis, con un contenido alto de CBD y de menos del 0,3% de THC. Ese envío hace parte de un contrato en el cual se solicita el despacho de 500 kilogramos mensuales.
De igual manera, Bloomberg Línea pudo establecer que, hasta la fecha, solo otra empresa ha iniciado ante el ICA el trámite para obtener los vistos buenos respectivos.
Negocio exponencial
En un análisis de oportunidades de exportar flor seca que presentó la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna) al Gobierno Nacional durante las mesas de trabajo que se llevaron previo a la expedición de la normativa, se habla de tres factores clave: el primero, que “la venta de flor seca podría representar flujo de caja en el corto plazo (6-12 meses), considerando que su time to market es considerablemente más corto que el de materias primas derivadas -aceites y aislados- (12-36 meses) y productos terminados, cuyo desarrollo implica tiempos regulatorios de entre 4-6 años”.
El segundo, que esta es la categoría de producto más grande de la industria, tanto en el mercado de insumos para la producción de derivados como en el mercado de productos terminados para consumo por parte del paciente, especialmente en mercados objetivo: Europa y Estados Unidos.
Ejemplo de ello es que en el mercado de retail, señala el documento, la flor seca representa el 53% de las ventas en Alemania, país que representa el 75% del mercado europeo de cannabis medicinal y que actualmente depende en un 100% de importaciones.
Y el tercero, ligado a las ventajas competitivas del país en el cultivo de cannabis, lo que podría permitirle a Colombia posicionarse como el principal proveedor de la industria a nivel global: 12 horas de luz al día durante todo el año, capacidad para producir entre 4 y 5 cosechas y garantizar un suministro estable y menores costos de cultivo frente a los mayores exportadores de flor (Canadá, Holanda y Portugal).
El visto bueno del Gobierno
Los ministerios de Justicia, Agricultura y Comercio emitieron la Resolución 539 de abril de 2022, que dio vía libre a la reglamentación de las operaciones de comercio exterior de semillas para la siembra, grano, componente vegetal, plantas de cannabis, derivados de cannabis y productos relacionados.
Con esa reglamentación, tanto importadores como exportadores deben completar una serie de vistos buenos de diferentes entidades, entre las que se encuentran el Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) y el ICA.
En el caso de este último, por ejemplo, se verifica si el país de destino ya cuenta con requisitos fitosanitarios en esa materia, “el exportador debe ponerse en contacto con el importador para que éste hable con la autoridad sanitaria y expida los requisitos. Esa información se valida para saber si esas condiciones son viables de cumplir o no. Nosotros también validamos que la empresa se encuentre inscrita en el Registro Nacional de Cultivadores”, explicó Alberto Rosero, director de semillas del ICA.