Bloomberg — El presidente Jair Bolsonaro inicia oficialmente su campaña de reelección el domingo, reuniendo a miles de sus seguidores en Río de Janeiro, luego de intensificar sus intentos de desacreditar el sistema de votación de Brasil.
Está pidiendo a los fieles del Gobierno que llenen una arena olímpica en un barrio de clase trabajadora para un evento anunciado como “Unidos por el bien de Brasil”.
Pero, cuando faltan poco más de dos meses para la primera ronda de votaciones, las encuestas de opinión muestran ampliamente que los brasileños piensan que estarían mejor sin Bolsonaro. La frustración por el aumento vertiginoso del costo de vida ha impulsado al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a liderar la carrera por más de 10 puntos porcentuales sobre el titular.
En respuesta, el presidente de extrema derecha intensificó las afirmaciones infundadas de fraude electoral y presionó por una serie de medidas para amortiguar el golpe de una inflación cercana al 12%. A principios de este mes, el Congreso promulgó un paquete de ayuda multimillonario propuesto por el gobierno que amplió la asistencia en efectivo a los pobres.
No está claro si las tácticas serán suficientes para obtener apoyo adicional o restaurar la fe en la gestión de Bolsonaro de la economía más grande de América Latina. Los economistas advierten de una recesión a finales de este año; el hambre va en aumento.
“En esta etapa, la votación está muy cristalizada. No hay mucho espacio para crecer”, dijo Rodolfo Pinto Costa, director de la encuestadora PoderData.
Evidenciando aún más la polarización que actualmente afecta a Brasil, el evento fue atacado por activistas anti-Bolsonaro que registraron asistentes falsos en un intento por vaciar la arena. Los funcionarios de la campaña dijeron que detectaron hasta 40.000 registros falsos.
Ignorando los consejos
A pesar de estar rezagado en todas las encuestas importantes, Bolsonaro, de 67 años, ha ignorado hasta ahora el consejo de sus propios asesores de moderar su retórica. En cambio, ha centrado su energía en encender a los más fervientes de su base.
Durante meses, Bolsonaro ha tratado de reavivar el fervor antisistema que lo ayudó a llegar al poder en 2018. Y el domingo, está convocando a sus seguidores a la ciudad donde comenzó su carrera política hace casi tres décadas.
Presenta a su principal retador, Lula, de 76 años, un ex presidente izquierdista de dos mandatos, como un líder corrupto que busca lograr un gobierno comunista. Pero después de su manejo fallido de la pandemia y el desplome de la economía, muchos se cansaron del Gobierno de Bolsonaro.