Sólo la lira turca se depreció más que el peso argentino frente al dólar en 2022

Luego de Argentina, tomando el tipo de cambio oficial, en el ranking de 29 países se ubica Hungría, seguido por Egipto y Japón. ¿Cuáles son los motivos?

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Buenos Aires — En una economía con múltiples desafíos para el Gobierno argentino y con un cepo cambiario que es cada vez más pronunciado, el peso continúa en baja frente al dólar. Así, la moneda nacional ya se encuentra dentro de las que más se devaluaron en el mundo, de acuerdo a un ranking de 29 países que incluye a dos vecinos de la región que han atravesado turbulencia electoral este año: Chile y Colombia.

Tomando en cuenta el tipo de cambio oficial minorista –que cerró el 2021 en $107,75 y llegó al 15 de julio de 2022 en $128,25–, la depreciación del peso fue solamente superada por la de la lira turca. Luego de Argentina se ubica Hungría, seguido por Egipto y Japón.

En tanto, siguen Polonia, Suecia, Noruega y Chile, de acuerdo con un informe de Argentina en Datos, elaborado en base a información publicada por el New York Times.

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Santiago Manoukian, asesor económico de Ecolatina, consideró que la caída del peso argentino responde al “esquema acordado con el FMI” porque se trata de un programa que descansa, en parte, “en el deslizamiento cambiario progresivo para poder limitar el atraso cambiario sin incurrir en un salto discreto del dólar oficial”.

La clave es la acumulacion de reservas. El salto inflacionario que vimos en la primera parte del año, y que se agudizó con la salida de Guzmán, genera un piso de inflación más elevado y eso aceleró la necesidad de mover más rápidamente el tipo de camibo, que es lo que estamos empezando a ver”, sostuvo.

El peso y el problema de la inflación

“En lo que va del año el tipo de cambio nominal oficial se incrementó casi un 26%, o visto de otra forma, el peso perdió un 20.5% de su valor frente al dólar. Es cierto que a nivel internacional, la devaluación del peso sólo fue superada por Turquía, pero ello se debe a que Argentina y Turquía comparten una misma característica: ambas economías están transitando un período de altísima inflación (y la tasa interanual turca, de78.6% en junio, ya supera a la de Argentina 64%)“, explicó Isaías Marini, economista de la consultora Econviews.

En diálogo con Bloomberg Línea, consideró que “lo que uno debe mirar, entonces, no es el tipo de cambio nominal, sino el tipo de cambio real, que es una medida del poder de compra de la moneda de bienes del extranjero”.

“La realidad es que, a pesar de una elevada inflación internacional, el tipo de cambio real argentino se encuentra en su nivel más bajo desde mayo de 2018. Se trata de un tipo de cambio que está atrasado respecto al promedio histórico, pero bajo otras circunstancias no sería tan grave”, analizó.

Sin embargo, aclaró que “en el contexto de altísima incertidumbre económica y política no alcanza para revertir las salidas de capitales y desestimula las exportaciones en un momento que resultan cruciales. A la par, existe una brecha cambiaria altísima -llegó al 130%- frente a cotizaciones financieras o del mercado informal”.

Eso genera muchísimos incentivos para arbitrar esta diferencia (comprando al oficial y vendiendo al informal) y, además, genera expectativas de devaluación, lo que se traduce en rezago de exportaciones y adelanto de importaciones, poniendo mayor presión sobre las reservas y el tipo de cambio”, apuntó.

¿Se puede revertir la caída del peso?

“Hoy no creo que la situación se vaya a revertir en el corto plazo porque, ante la aceleración inflacionaria, atrasar aún más el tipo de cambio no es una opción”, indicó el economista de Econviews.

“Pensando en el mediano plazo, sólo mediante un plan macroeconómico consistente con una política monetaria responsable que permita bajar las expectativas de inflación y reducir la brecha cambiaria podrá estabilizarse el valor de la moneda”, manifestó Marini.

La caída del billete de $1.000

La consultora Focus Market analizó el valor del billete de $1.000, que actualmente es el de mayor denominación en el país, tras emitirse en noviembre del 2017, pero, en ese caso, tomó la evolución del tipo de cambio paralelo, que pese a ser ilegal, marca una referencia en la economía argentina.

“Hasta el momento, ya pasaron 54 meses desde el inicio de su curso legal”. “Si vemos la serie al inicio del período, podemos dar cuenta de que un billete de $1.000 tenía el valor en USD 51,87 en 2017 para luego llegar a 2022 con una serie renovada, con un valor ajustado en dólares de 3,23″.

Estamos ante un proceso de aceleración de la variación de precios y pérdida del poder adquisitivo del peso argentino muy fuerte”, analizó Damián Di Pace, director de Focus Market.

El Gobierno tiene problemas para seguir financiando su déficit fiscal, colocando deuda en el mercado local con el mercado de deuda internacional cerrado y con suba de tasas. Un leve revés del mercado ante este escenario puede incrementar la emisión monetaria con mayor circulación de pesos, impactando sobre la variación de precios, caída de su demanda, aceleración de su circulación e incremento de la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda”, advirtió.