Ciudad de México — Cuando en marzo, el gobernador de Nuevo León, Samuel García pidió al Consejo de Administración de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, la empresa paraestatal responsable de estos servicios públicos el estado, aprobar un ajuste a las tarifas para desincentivar el consumo de agua ante la crisis de escasez, un consejero solicitó tiempo.
Jaime Rodríguez Segovia, CEO del conglomerado químico Cydsa y representante de la Cámara de la Industria de la Transformación ante la paraestatal, pidió un plazo para analizar la propuesta y no tomar una decisión apresurada, de acuerdo con el acta de la sesión del 7 de marzo.
“Dado la crisis hídrica actual y la premura con la que se necesitan realizar acciones para enfrentar la sequía fue que convo(qué) a esta sesión”, le respondió el gobernador, quien asumió el puesto en octubre de 2021.
La propuesta fue aprobada en esa sesión con cuatro votos a favor y cuatro abstenciones, tres de ellas de los representantes del sector privado que forman parte del Consejo de Administración de la paraestatal; pero la medida para sortear la escasez en la tercera ciudad más grande de México no llegó a tiempo.
La zona metropolitana Monterrey vive una de las mayores crisis de agua en años. La falta de lluvia tiene a las presas en un nivel insuficiente para suministrar agua a la población, pipas proveen agua en las colonias; y en estados vecinos, como Tamaulipas, se organizan colectas de garrafones –contenedores de 20 litros– para apoyar a la población afectada.
La situación actual de escasez no es nueva. Monterrey ha enfrentado en las últimas décadas sequías similares, con niveles de almacenamiento de agua incluso menores.
Tampoco fue del todo una sorpresa. Funcionarios de Servicios de Agua y Drenaje presagiaban desde noviembre de 2021 la llegada de la crisis.
¿Dónde quedó el agua?
Tres meses antes de la llegada de Samuel García a la gubernatura, en agosto de 2021, la ciudad tenía agua suficiente para poco más de 11 meses.
En la última sesión del consejo de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, bajo la administración del anterior gobernador Jaime Rodríguez “El Bronco”, la ciudad contaba con 708,7 hectómetros cúbicos almacenados en las tres presas que atienden a la ciudad: El Cuchillo, La Boca (Rodrigo Gómez) y Cerro Prieto (José López Portillo).
“Con el actual almacenamiento… se garantiza el suministro 24/7 por 11,8 meses, esto en caso de que no se presente ninguna lluvia”, señaló Gerardo Garza, entonces director general de SADM, de acuerdo con el acta de la sesión del 17 de agosto.
La situación cambió pronto. Tres meses después, ya bajo la nueva administración, que entró en funciones en octubre, los nuevos funcionarios alertaban de la posibilidad de tener un déficit de agua en marzo de 2022.
“Por la condición actual de las fuentes de abasto (presa Cerro Prieto y repercusión en La Boca), a partir de marzo se pudiera tener déficit de agua”, dijo Juan Ignacio Barragán, director de SADM, de acuerdo con el acta de la sesión del 15 de noviembre.
El funcionario propuso una ruta crítica con el bombeo del agua a la presa Cerro Prieto, incorporación de pozos de reserva, detección de fugas e intercambio de derechos de agua, incluso solicitar a la iniciativa de agua el aporte temporal de fuentes no usadas.
Los consejeros de SADM se dieron por enterados y la crisis llegó meses después.
“El riesgo de que esta ciudad se iba quedar sin agua ya estaba ahí, solo que las autoridades y la ciudadanía no lo quisieron ver”, dijo el académico Ismael Aguilar Barajas, del Tecnológico de Monterrey en entrevista a Bloomberg Línea.
Un hecho con precedentes
La zona metropolitana de Monterrey, sede de algunas de las mayores trasnacionales mexicanas como Cemex, Alfa o Gruma, se encuentra al norte de México, en una región conocida por su clima semiárido.
Tendencias como el nearshoring ha impulsado el crecimiento de la ciudad, con el establecimiento de automotrices como Kia, y la ampliación de centros de manufactura como el de Mattel.
El área metropolitana tuvo en los años cincuenta su más grave sequía registrada, de acuerdo con Ismael Aguilar. El fenómeno se ha venido registrando con una mayor frecuencia en las últimas décadas, se presentó en los años ochenta, a finales de los años noventa y hace 10 años.
“Esta es una historia que para la ciudad no le es desconocida, estas crisis aquí son recurrentes, nos estamos quedando sin agua”.
La segunda mayor mini sequía en Monterrey, se registró hace una década, iniciando en 2010 y concluyendo en septiembre de 2013, cuando el huracán Ingrid rescató a la ciudad de la sequía.
“La ciudadanía estaba informada y eso no ocurrió ahora”, dijo Aguilar.
A diferencia de lo que sucedió en 2013, la crisis se relaciona con la distribución del almacenamiento del agua, actualmente la mayor parte del agua está almacenada en la presa El Cuchillo y no existe la capacidad para distribuirla a las otras dos presas de la ciudad, explicó el académico.
El Gobernador señaló que la crisis se debió al rompimiento del ducto de El Cuchillo, además de los bajos niveles de Cerro Prieto y La Boca.
Ahora, busca que la historia se repita y que un huracán vuelva a salvar a la ciudad. Las veladoras están encendidas.