La calificadora de riesgo estadounidense Fitch Ratings informó un cambio en su perspectiva de deuda de Brasil de negativa a estable. De esta forma, tomando en cuenta los pasivos de aquellos países de América Latina cuyas obligaciones son calificadas por Fitch, ya no queda ninguna con perspectivas negativas.
No obstante, también indicó que la única deuda con perspectiva positiva es la de Guatemala y que los bonos de Argentina y El Salvador cuentan con una calificación muy baja (CCC) en la cual no se asignan perspectivas, pero sí se marca que tienen dificultades.
Los otros 15 países de la región que son calificados por Fitch (son 18 en total) muestran perspectivas de deuda “estables”.
Calma tras la tormenta
La perspectivas en las calificaciones de deuda de la región habían sufrido numerosas rebajas durante la pandemia del coronavirus y hoy esa situación se “estabilizó”, según Fitch, aunque la firma aclara que “los desafíos persisten”.
“Los soberanos de América Latina siguen enfrentándose a importantes retos de solvencia, pero los riesgos para las calificaciones están más equilibrados en los niveles inferiores”, aclara en un comunicado de la compañía financiera.
Esta es la primera vez desde 2012 que no hay perspectivas negativas en la región. Hasta junio de 2020, 13 de los 18 soberanos que califica Fitch actualmente (71%, la proporción más alta de la historia) estaban en perspectiva negativa o en situación de impago.
Según indicó Fitch, “la pandemia exacerbó los retos fiscales y de crecimiento preexistentes”, lo que dio lugar al peor rendimiento de la calificación de cualquier región: 12 de los 18 países fueron degradados, reduciendo su calificación media en 0,7 puntos. Sólo cuatro tenían perspectivas negativas que finalmente se estabilizaron.
La ausencia de perspectivas negativas indica que la presión de la calificación derivada directamente de la pandemia en América Latina “ha seguido su curso”. Además, la recuperación económica y fiscal en 2021 superó en su mayor parte las expectativas de Fitch a mediados de año, proporcionando cierto margen adicional en los niveles de calificación existentes.
Los desafíos persisten
Las deudas soberanas de la región continúan mostrando “desafíos crediticios”. Según la calificadora, los retos políticos y de crecimiento internos se ven agravados por un choque externo múltiple, en el que destaca: “las presiones inflacionarias alimentadas por la guerra entre Rusia y Ucrania, el endurecimiento de la Reserva Federal de EE.UU., las preocupaciones por la recesión en EE.UU. y la UE y la desaceleración económica de China”.
La mejora que se observó en los precios de las materias primas ayudó a algunos países a gestionar retos. No obstante el informe menciona que “la presión para gastar las ganancias inesperadas es alta”, por ejemplo, “a través de los subsidios a la energía”, lo que impide una mayor reconstrucción del espacio fiscal.
Por otro lado, el descenso secular en la producción de materias primas en la última década significa que este impulso de la relación de intercambio sea menos beneficioso que antes para países como Bolivia, Colombia, Ecuador y México. Por otro lado, en las últimas semanas los precios de las materias primas han retrocedido recientemente en medio de la preocupación por la recesión mundial.
“Esta volatilidad de los precios puede disuadir de la realización de nuevas inversiones necesarias para aumentar la producción y agrava los problemas de los productores de materias primas, que ya tienen grandes déficits por cuenta corriente”, advirtió Fitch.
La inflación
El impacto de la inflación en la región genera un reto macroeconómico “importante”, indicaron desde Fitch, aunque también reconocieron que ha ayudado a las finanzas públicas de algunos países, al permitir que los ingresos de los estados crezcan más rápido que los gastos. Esto último, incluso, permitió una estabilización en las perspectivas crediticias de Brasil, Costa Rica y Uruguay.
Asimismo, los bancos centrales de LatAm han respondido de forma proactiva ante la inflación, con un endurecimiento monetario que les permitió estar mejor preparados que la propia Reserva Federal.
Riesgos políticos
Por último, se encuentran los “riesgos políticos” que agravan los desafíos. Entre ellos, la “incertidumbre” en cuanto a las posibles reconfiguraciones que pueden dejar las elecciones en Chile, Colombia y Perú (tres países en los que ganó la izquierda).
También se resalta cierta preocupación por las protestas sociales que van recrudeciendo en Ecuador y Panamá y porque países “más estables” como Costa Rica o Uruguay “se enfrentan a un difícil marco legislativo para reformas económicas y fiscales estructurales”.